Reseña: Todo en vano, de Walter Kempowski
Estampas de una posguerra alemana que fue tabú
Bien mirada, la literatura alemana es mucho menos conocida más allá de sus fronteras de lo que haría presuponer la variedad de sus autores. Dejemos a un lado a los contemporáneos. En la generación de los Nobel de Literatura Günter Grass o Heinrich Böll, toda novela aparecía nimbada por la Segunda Guerra Mundial y el peso de lo innombrable. Walter Kempowski (1929-2007) fue uno de los autores de esa camada que no había encontrado hasta ahora el camino de la traducción.
Todo en vano es su obra del final (se publicó en 2006) y en su país se la tiene por la mejor de todas. La obra pone la lupa una época que seguía siendo tabú. Kempowski la explora sin bajadas de línea redundantes. Es una novela de estirpe europea, de estructura panorámica, que sigue a los personajes y el ambiguo dibujo que forman sobre el tapiz de una época lóbrega, la inmediata posguerra. El avance del Ejército Rojo pone en fuga a gran cantidad de alemanes de la Prusia Oriental. Pero Todo en vano es también una historia de refugio. En la decadente finca de Georgenhof, en ese invierno de 1945, solo viven Katharina von Goblig, su hijo Peter y una tía, y en ella irán recalando personajes diversos (una violinista, un pintor, un economista, alguien de origen judío), que, huéspedes obligados, irán desgranando puntos de vista distintos sobre la derrota y la huida. Lo singular de la novela de Kempowski es que danza alrededor de los personajes como en una comedia, pero en realidad no lo es. La guerra sigue ahí afuera todavía y se acerca, amenazante.
Todo en vano
Por Walter Kempowski
Libros del Asteroide. Trad.: Carlos Fortea
352 págs./$2695