Reseñas. El oso, de Marian Engel
Una compañía inesperada, en un lugar aislado
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En una buena traducción, pero alejada del dialecto argentino, llega por fin al país la obra cumbre de Marian Engel Toronto, (1943-1985), reconocida escritora canadiense, pero poco vertida al español.
Publicada por primera vez en 1976, Oso es una novela “de viaje” profundamente distinta. La historia se centra en un verano en el que la protagonista, Lou, una bibliotecaria urbana, llega a una isla del norte, para catalogar los libros y objetos de una casa señorial, legada al Instituto Histórico en que trabaja. Engel narra en una tercera persona limitada la cambiante relación de Lou con la isla, la casa y un oso que convive con ella durante un período de poco contacto humano. La excepción son algunas visitas de Homer, el encargado del lugar. En esos pocos meses, la protagonista desarrolla una comunicación especial con lo que la rodea sin abandonar su trabajo, comunicación que, a su vez, la marca en el cuerpo, la mente y las ideas.
A nivel conceptual, Oso reniega del binarismo occidental. Nada es simple. Por ejemplo: al principio, Homer le dice que “nadie se ha ido jamás de aquí” sin que lo obligaran, pero al final le advierte que todos se ponen raros cuando pasan demasiado tiempo solos. Es evidente que ambas afirmaciones son verdaderas. Y Lou evoluciona a partir de la relación que tiene tanto con el oso como con la casa. Las dos cosas importan y Engel recurre con frecuencia al montaje para enfatizarlo: un párrafo para el oso; otro para el catálogo.
En pocos meses, la conexión con el animal y el paisaje (lo más ajeno a Lou) pasa del miedo al amor. Ese camino tiene mojones fundamentales: el momento en que Lou y el oso miran caer las estrellas fugaces junto al río; las escenas en las que se acarician dentro de la casa, junto al fuego, y en el final, una en la que Lou se para frente a un espejo y se asusta de su propia imagen.
Hay, además, un descubrimiento teórico-literario cuando ella, la clasificadora, se da cuenta de que, en la clasificación (su trabajo), “nunca, jamás, hallaría nada tan revelador ni auténtico… como la historia narrada por Homer”, cuando el encargado le cuenta el pasado de la isla. Esa es una confesión clave: la ciencia y la escritura, afirma Lou, no expresan ni entienden las cosas con tanta eficacia como el lenguaje oral, la charla, la ficción.
Oso es un libro hipnótico, fascinante, de aliento filosófico, que lleva a los lectores a un viaje hacia la frontera de la “civilización” donde compartir la experiencia de la protagonista en un medio rural aparentemente hostil y ejercer con ella la mejor de las capacidades humanas: la de adaptarse a un lugar “salvaje”, poco contaminado por la humanidad, para aprender de él y dejar que les cambie el futuro, las ideas, los proyectos.
Oso
Por Marian Engel
Impedimenta. Trad.: M. Palmer
168 páginas, $ 26.800