Ricardo Balbín. El caudillo que honró la democracia
Hombre de incansable vocación política, fiel a sus convicciones, el líder radical es recordado por su compromiso con el diálogo, la tolerancia y la rectitud
El próximo jueves se cumplirán cuarenta años del día en que una multitud despidió a Ricardo Balbín. El 9 de septiembre de 1981, a sus 77 años, se apagó la vida de uno de los máximos referentes de la Unión Cívica Radical, pero más que eso, la de un hombre comprometido con los mejores valores de la política: el diálogo, la tolerancia y la rectitud.
Balbín fue un líder de firmes convicciones, de verbo impetuoso y de incansable vocación política. No llegó a ser presidente, aunque lo intentó una y otra vez. Dejó, para las nuevas generaciones, un valioso legado: el espíritu de concordia y de pacificación nacional. Supo dar un testimonio a través del abrazo con Perón. Y pronunció aquella frase que aspiraba a marcar un rumbo contrario a las antinomias: “Este viejo adversario despide a un amigo”, dijo ante el féretro del líder justicialista.
Balbín había nacido el 29 de julio de 1904 en la ciudad de Buenos Aires. Presidió el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical entre 1959 (cuando era la Unión Cívica Radical del Pueblo) hasta el día de su muerte. Fue candidato a presidente de la Nación en cuatro oportunidades: 1951, 1958 y las dos elecciones de 1973.
Se afilió al radicalismo en 1922, apenas cumplidos sus 18 años. En ese tiempo se mudó a La Plata, que se convirtió para siempre en su ciudad. Muchos platenses recuerdan su figura cálida y carismática cuando pasan ahora por la casona abandonada de la calle 49 casi 12, donde vivió durante décadas.
Balbín estudió abogacía en la Universidad Nacional de La Plata, donde se graduó en 1927 tras una brillante carrera. En pocas ocasiones, sin embargo, ejercería la profesión. Se dedicó a tiempo completo a la pasión de la política.
En 1928 se casó con Indalia Ponzetti, con quien tuvo tres hijos: Lía Elena, Osvaldo y Enrique. Ese mismo año, participó activamente en la campaña que llevaría por segunda vez a la presidencia a Hipólito Yrigoyen, y durante ese gobierno fue designado fiscal del crimen por la intervención federal de la provincia de Mendoza. Al poco tiempo volvió a La Plata, y en 1930, cuando Uriburu derrocó a Yrigoyen, fue elegido presidente del Comité de la Sección Primera de La Plata. En 1931 el gobierno de facto convocó a elecciones en la provincia de Buenos Aires. Balbín resultó electo diputado provincial y Honorio Pueyrredón, gobernador, pero aquellas elecciones fueron anuladas.
En la década del treinta, Balbín desarrolló una intensa actividad política en contra del fraude y en 1940 fue electo nuevamente diputado provincial. Sin embargo, renunció a su banca como gesto de repudio al fraude que había caracterizado a aquellos comicios. En 1945 participó en la fundación del Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR) junto con Arturo Frondizi, Crisólogo Larralde, Oscar Alende, Moisés Lebensohn y otros dirigentes.
En 1946 fue electo diputado nacional y presidió el llamado “Bloque de los 44”. En el 49 fue expulsado del Congreso y encarcelado en Olmos. En 1950 fue candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires y volvió a ser encarcelado el mismo día de los comicios. A fines de ese año, el presidente Perón lo indultó, pero Balbín rechazó la medida debido a que el proceso penal aún no había producido sentencia. Finalmente fue condenado a cinco años de prisión por desacato.
Ya en libertad, la Convención Nacional de la UCR lo eligió como candidato a presidente de la Nación en 1951, acompañado por Arturo Frondizi como candidato a Vicepresidente. En esos comicios Perón volvió a imponerse. Y en 1954, Balbín fue otra vez encarcelado.
Derrocado el peronismo en 1955, se acentuaron las diferencias internas entre los tres grandes sectores que integraban el radicalismo: el MIR, el Movimiento de Intransigencia Nacional (MIN, sabbatinista) y el unionismo. Arturo Frondizi, que había asumido al frente del Comité Nacional de la UCR en 1954, se proponía alcanzar la presidencia de la Nación.
Tras la ruptura de Frondizi con el unionismo y el sabbatinismo, fue el propio MIR el que se fracturó: en 1957 el radicalismo se dividió entre la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), que había proclamado las candidaturas de Frondizi y Alejandro Gómez, y la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), cuyo primer comité nacional presidió Crisólogo Larralde y que en 1958 llevó como candidato a la presidencia a Balbín, acompañado por el exgobernador de Córdoba Santiago del Castillo como candidato a vice. Fueron las elecciones que ganó Frondizi, con el peronismo proscripto.
En 1959 Balbín fue electo presidente del comité nacional de la UCRP, marcando una dura oposición al gobierno de Frondizi, al que juzgaba como apartado de los idearios del radicalismo. Desde la UCRP se impulsaba la figura de Crisólogo Larralde, cuyo prestigio podría reunificar al radicalismo. Candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires para las elecciones de 1962, Larralde murió durante la campaña y el radicalismo del pueblo obtuvo el tercer lugar. Tras el derrocamiento de Frondizi, Balbín apoyó la candidatura de Arturo Illia –gobernador electo de Córdoba en 1962– para las elecciones de julio del 63. Illia fue electo presidente y, a los tres años, en junio de 1966, fue derrocado por el golpe que encabezó el general Juan Carlos Onganía.
En ese período, Balbín impulsó junto a otros partidos políticos, entre los que se contaban el justicialismo, el socialismo y el conservadurismo popular, la Hora del Pueblo, iniciativa que reclamó un retorno a la legalidad constitucional.
En 1972 Balbín fundó la corriente interna Línea Nacional y luego de derrotar en las elecciones internas a Raúl Alfonsín, fue nuevamente candidato a presidente. A fines de ese año, Perón retornó brevemente al país y se reunió con Balbín. Se comprometieron a zanjar diferencias históricas y preservar la unidad de las fuerzas populares. El 11 de marzo de 1973 nuevamente se impondría el peronismo con la fórmula Héctor Cámpora - Vicente Solano Lima.
A mediados de 1973, y tras el regreso definitivo de Perón a la Argentina, el gobierno renunció y se convocó nuevamente a elecciones. En esos comicios Balbín representaría por última vez a su partido como candidato presidencial, esta vez acompañado en la fórmula por Fernando de la Rúa. Perón ganó las elecciones con su esposa, María Estela Martínez, como vicepresidenta.
El 1° de julio de 1974 murió Perón y Balbín le dedicó una sentida despedida. Durante 1975 y principios de 1976 los esfuerzos del caudillo radical estuvieron dirigidos a evitar el golpe militar que finalmente se produjo el 24 de marzo de 1976.
Hasta su muerte, bregó por el regreso de la democracia.