El barrio cerrado más exclusivo. Bahía de Los Moros, una comunidad selecta en la costa argentina
Todos los vecinos son amigos o conocidos. Ubicado en el partido de Lobería, tiene pista de aterrizaje para aviones y helipuerto. Se ingresa por una tranquera con acceso digitalizado
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Helipuerto, pista de aterrizaje para aviones privados, cancha de fútbol, campo de polo y cancha de tenis son algunas de las prestaciones que ya se encuentran habilitadas para esta comunidad selecta que ingresa por una tranquera con acceso digitalizado. Fernando Mihanovich tiene una larga herencia de emprendimientos, Por sus venas corre la fama de Nicolás Mihanovich, quien nacido en Split, Imperio austrohungaro, en 1848, estableció el primer servicio que unía regularmente Buenos Aires con los pueblos uruguayos de Carmelo y Colonia del Sacramento, para luego convertirse un fuerte inversor en negocios de agua y construcción. El hijo de aquél, Fernando, pasó su infancia en el petit hotel que luego sería la Embajada de Israel destruida el atentado de los ´90. El segundo de sus ocho hijos es, precisamente, Fernando Segundo, creador de Bahía de Moros.
Que Juan de Garay expresara sorpresa al rey Carlos I en una carta fechada en 1582 por las manadas de lobos marinos con los que se topó en el actual Cabo Corrientes, fue el origen del nombre de Lobería, hoy partido y ciudad de la Provincia de Buenos Aires, a 115 kilómetros de Tandil y 117 de Mar del Plata. En el codo que hace la Estancia la Costa en un desvío que cae directo al mar, se esconde un sitio que se ha convertido casi en un mito. Se lo nombra en voz baja. Lo conoce poca gente, sin embargo lo eligieron Johnnie Walker y Kamado Argentino (el horno de origen japonés con más de 1700 años de historia) para lanzar su tour de verano de la mano del chef Rodo Puente bajo el lema Keep Walking | Keep Grilling.

Con atracciones cercanas como Arenas Verdes, Costa Bonita, Bahia de los Vientos, la laguna La Malacara, el Faro Quequén, la laguna Tupungato y a la mano de la Ruta Provincial 88 y la 227, protegido por médanos, emerge lo que sería una leyenda urbana si estuviera en medio de una ciudad. Bahía de los Moros, Pueblo de Mar (nombre original según el catastro), data de 2006, cuando, producto del Decreto nº 3202/06 de regulación territorial de ciudades costeras, se dio vida a esta urbanización, la primera en estilo en la costa atlántica, ubicada a 5 Km del Balneario loberense Arenas Verdes. Es considerado el desarrollo inmobiliario más excluisivo de la costa atlántica
Como uno de los secretos exclusivos de la costa nacional, se constituyó bajo la premisa de la reducción de impacto ambiental, previendo una distribución reducida de casas que darán vida al pueblo final.

Todo el desarrollo surge de la idea de la decoradora María Victoria de las Carreras y el empresario Fernando Mihanovich quienes recorrían a pie la costa entre los médanos. Entre los pocos lugareños oyeron hablar de la leyenda de un caballo moro que en aquél recodo de la estancia La Costa, protegió a su jinete de las dunas, apurando el paso para acercarlo al mar. Lo que a la pareja deslumbró fue la rusticidad original de la zona. Como si el hombre nunca hubiera tocado ni uno de los matorrales.
Con esa premisa en mente, iniciaron el desarrollo de Bahía de los Moros con algunos condicionantes clave: no querían algo célebre, sino más bien cuasi secreto con el fin de preservar ese sello de origen del ambiente.
La inmensidad de playa y cielo que encontraron Victoria y Fernando en esa primera experiencia se estableció como parámetro para el proyecto posterior. Entre los cercanos ambos reconocen que es “un sueño ambicioso”, pero en manos de “enamorados del lugar”. A partir de la creación del nuevo núcleo urbano, se dictó un Código de Zonificación Particularizado, una Asociación Civil de Vecinos y habitantes de Bahía de los Moros, a modo de junta vecinal con un estatuto en funcionamiento desde 2014 que contempla reglas en materia de construcción y medio ambiente.
Una decena de postulados limitan la instalación y obra en los “lugares” (no parcelas), que configuran porciones diseñadas una por una, de manera completamente artesanal, sin loteo. Entre ellos se prioridad el aprovechamiento de “los recursos tecnológicos asequibles para asegurar el uso moderado de los recursos naturales disponibles”, según se cita expresamente en el proyecto. Mecanismo aplicado, entre otros, por ejemplo, con el uso de paneles solares y baterías de almacenamiento para la utilización de energías renovables. En el mismo camino se trabajó el aprovechamiento racional del “recurso hídrico en todo su ciclo: captación, distribución, consumo y disposición”.

También han determinado espacios de reserva dentro del complejo y se limita la forestación, propiciando la “preservación de la flora y la fauna autóctona”. El paisaje es eje del lugar, por ende, los inmuebles están conminados a construirse a más de 250 metros de la línea de costa.
Los 4 kilómetros de frente al mar se integran a una superficie total de 600 hectáreas que fueron recortadas como en un patchword natural de la mano de los creadores, según relatan en el portal de su emprendimiento “no ha sido una tarea fácil, porque nos hemos asegurado de que cada terreno entregue una experiencia satisfactoria y plena, la mejor que cada Lugar tiene para ofrecer”.
Se rumorea que los primeros “lugares” sumaron 85. Que allí, por ahora, solo se han construido 50 casas. Que el parador local está a cargo del chef Rodo Puente, sobrino del Gato Dumas, que es la mano culinaria del lugar, aunque el propio parador se perdiera por completo en un incendio en la temporada pasada, ya ha renovado sus instalaciones. Que el propio Puente cocina también en la playa para los residentes. Que en esas 50 casas habitan, por ahora, solo amigos y cercanos de la pareja de las Carreras-Mihanovich, entre ellos, tal como ya informara La Nación en un reportaje anterior, el arquitecto e interiorista de famosos y de marcas de lujo Javier Iturrióz.

La información de contacto es escasa y no hay afán de hacerla fluida. A pesar de tomar contacto con ambos propietarios en sucesivas ocasiones, ambos prefirieron no dar ninguna información.
El proyecto general de todo el desarrollo estuvo en manos del arquitecto Alejandro Micieli, a cargo del estudio AM, JM, Ciudad & Arquitectura, con el aporte del agrimensor Fernando Lagazzi que proveyó el análisis de la topografía del terreno para evaluar los emplazamientos potables. Todo bajo la inspiración a otros sitios similares de Dinamarca y Holanda.