No hay aroma más perfecto, más nostálgico y reconfortante que el del pan recién salido del horno. Hay algo ahí, en la química que se produce en la cocción, en la caramelización de la corteza y en la miga aireada repleta de burbujas, que escapa por los poros del pan dejando su estela por toda la casa. Es el mismo olor que se percibe al entrar en una panadería aún de madrugada, cuando el panadero tiene sus manos repletas de harina. Ese pan, esa medialuna, esas palmeritas o bizcochitos que recién se cocinaron, que descansan luego unos minutos sobre un enrejado y están ya listos para morderlos, tan suaves y esponjosos. Quien comió alguna vez un pan todavía tibio lo sabe: ese primer bocado representa un viaje a un paraíso de sabor y textura. De eso se trata esta selección: tres opciones de panificados para tener siempre en el freezer y hornear justo antes de comerlos. Una manera fácil y rápida para llenar la casa del perfume más delicioso: el perfume del pan recién horneado.
Medialunas de Los Galgos
Sentarse en la barra de la mítica esquina de Lavalle y Av. Callo, con un espresso recién hecho y una de las medialunas todavía calentitas de esta casa. Uno de esos placeres mínimos, tan cercanos en el tiempo, tan extrañados en esta pandemia. Por suerte, Los Galgos permite revivir parte de esa sensación a través de sus famosas medialunas ahora en versión congeladas, para cocinar en casa. "Es la misma medialuna que ofrecemos acá", explica Florencia Dragovetsky, a cargo de los fuegos de este bar notable.
Una masa hojaldrada y liviana ("la hacemos sin huevo, para lograr que sea más aireada), elaborada con miel orgánica y que esconde como secreto el perfume de la piel de cítricos. Se vende por docena, con cada unidad congelada por separado, para hacer la cantidad que uno desee. Las instrucciones son simples. Primero hay que dejar que las medialunas se descongelen (una noche en la heladera o unos 20 minutos al aire libre), luego darle otros 20 minutos de tiempo para que leven y finalmente cocinarlas en horno caliente por 15 minutos. Por último, todavía calientes, hay que pintarlas con un almíbar de naranjas que viene aparte. Unos pocos pasos para una felicidad garantizada.
Dirección: Av. Callao y Lavalle.Instagram:@losgalgosbar
Chipas en Las Chipas Hermanas
"Soy misionera", cuenta María Somoza, creadora junto a su pareja de Las Chipas Hermanas, un microemprendimiento hogareño de chipas congeladas que tiene ya un año de vida. "Siempre fui muy fan de las chipas, pero en Buenos Aires las ricas eran extremadamente caras. Fue así que me decidí a hacerlas yo misma. De a poco nuestros amigos empezaron a pedirnos que les hagamos, y de a poco lo fuimos convirtiendo en un pequeño negocio. Los dos, mi pareja y yo, trabajamos en relación de dependencia, pero siempre estamos muy ajustados, sin capacidad de ahorro. Esto lo hicimos para ver si logramos tener un colchoncito", explica.
Clásico del Noreste litoraleño, emblema compartido con Paraguay, una rica chipa recién hecha es un verdadero viaje de ida: la masa crujiente por fuera, esponjosa por dentro, elaborada tan sólo con fécula de mandioca (es libre de TACC), mezcla de quesos (utilizan una generosa cantidad de sardo y pategras), manteca pura y un toque de polvo de hornear. "La aprendí de mi mamá, ella de su abuela y así sigue la lista para atrás. Es una receta familiar", dice María. A las clásicas se suman opciones saborizadas con productos naturales, como albahaca, eneldo, chimichurri, aceitunas y salame, entre otros. Llegan en bolsas compostables de un kilo (40 unidades a $450) y se cocinan en horno precalentado por unos 15 minutos (están listas cuando apenas empiezan a dorarse). Perfectas para el mate de toda tarde.
Instagram:@chipashermanasEnvíos con moto propia; también se puede retirar por el barrio de Belgrano.
Combos en Pannet
"Qué nunca falte lo bueno", dicen a modo de slogan desde Pannet, una pequeña empresa familiar especializada en ventas mayoristas que, por la pandemia, debió reconvertirse con envío a domicilio de panes y facturas congelados a los que tan sólo les falta un golpe de horno. "Por suerte ya teníamos desarrollada una app de venta on line, que a partir del aislamiento tuvo un despegue notorio", explican.
A modo de una panadería completa, la oferta de Pannet es muy amplia, incluyendo todos los clásicos de las panaderías de barrio. Hay baguettes, panes de salvado, pan de campo, paninis, milonguitas, panes para sándwiches y más. Se suman medialunas de grasa y manteca, muy ricos chipas, criollitos, palmeritas, churros, pastelitos e incluso especiales del mes (durante agosto sumaron donuts en honor al día del niño). Todo es rico, elaborado sin conservantes, para ser terminado en unos diez minutos de horno caliente. "Respetamos los métodos de la gran mayoría de las panaderías, utilizando los mismos procesos y herramientas", cuenta Antonio Bertasio, el panadero detrás de esta casa. Si hay espacio en el freezer, lo mejor es pedir alguno de los combos, que traen cantidad a precio promocional: el combo "quiero pan calentito" ($1089) trae por ejemplo 25 mini baguettes, 30 petit blanco y 30 petit salvado, todo congelado, para ir usando a la medida de cada necesidad.
Instagram: @pannetargPedidos por la app "Quiero Pannet" disponible en Android e IOS
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