Burgermania gourmet

Entre panes, con lechuga, tomate, cebolla, papas crocantes, queso derretido y mayonesa. De dos o tres pisos: doble carne, doble panceta, doble todo. Hoy hay mil y una combinaciones posibles en el sabroso e infinito universo de las hamburguesas. Porque de un tiempo a esta parte, este plato se convirtió en lo que fueron las canchas de paddle en los 90 o el delivery de sushi en los 2000: un verdadero furor. De hecho, hasta existe un día internacional de esta comida, celebrado el 28 de mayo (y festejado en grande en algunos países).

La historia cuenta que la primera vez que alguien comió algo similar a una hamburguesa fue como parte de un ajuar funerario de una tumba egipcia, hace más de 4000 años. Se trató de dos tortas de pan con un trozo de carne en el medio, y es la primera preparación de este estilo de la que hay registro. Pero quien hizo de ella un plato fue una tribu nómade de la Edad Media, los mongoles, quienes tenían continuos desplazamientos a causa de su expansión militar y, por ende, comían siempre "sobre la marcha". En ese trajín, solían preparar unas tiras de carne en forma de filete aderezada con especias y triturada, que colocaban debajo de la silla de montar, para que con el trote y el calor animal se cocinara. Muchísimos años después llegaría su versión tal y como la conocemos hoy, en la Alemania del siglo XIV. Allí ganaría su nombre, dada la ciudad alemana de Hamburgo (aunque al principio se la llamó filete hamburgués).

Y tras años de su reinado en cadenas de fast food, los últimos tiempos la encontraron renovada y con un nuevo aire de sofisticación. Si bien hoy todavía se puede disfrutar de hamburguesas low cost, sobre todo reinan las gourmet. En la escena porteña en particular surgieron numerosos restaurantes en torno a este plato con combinaciones impensadas y frescas posibilidades para los que también buscan un plato sano y de calidad. Por caso, las que proponen en Be Frika, un pionero porteño en esta revolución, que asegura elegir "la mejor carne de campos de pastura" y seleccionar los ingredientes directo de la granja. O como las que seducen en Mi Barrio, donde cada una lleva el nombre de una zona particular de la ciudad, y así se distingue con 14 increíbles variedades (La Boca, una de las más nuevas incorporaciones, ofrece 170 gramos de carne vacuna, cheddar con cerveza, doble panceta, cebolla crispy y salsa Jameson barbecue, en honor al whisky). O tal vez como las de carne kobe que hacen en el cuidadísimo Fifí Almacén. La verdad es que, como pocas preparaciones, la hamburguesa atraviesa a todas las generaciones, deleitando desde abuelos hasta nietos y reuniendo a todos en una cita deliciosa.