Como todas las mañanas, Banu Cengiz, estaba trabajando en su farmacia de Turquía, siempre con la vista atenta en dirección a la puerta para chequear si entraba algún comprador. Hacía años había dispuesto en la vereda de su local, un par de comederos, platos con agua y camitas para los perros en situación de calle que frecuentaban el barrio. Y no era extraño ver a los que se acomodaban para descansar un rato o aprovechaban para hacer un alto, tomar agua y alimentarse.
Pero de pronto apareció un cachorro que llamó su atención. Su actitud era diferente a la del resto. Estaba sentado en la puerta del local, con una actitud expectante y sin quitar su mirada de Cengiz. "Me estaba mirando. Así que me acerqué y le dije ¿hay algún problema?". Entonces dio la bienvenida al perro dentro y se dio cuenta que, efectivamente, algo pasaba: el pobre cachorro estaba sangrando por un pequeño corte en su pata.
Cengiz no perdió tiempo, limpió la herida con un antiséptico y, una vez que pudo detener la pequeña hemorragia, también le administró antibióticos locales. Mientras tanto, el perro parecía entender las buenas intenciones de Cengiz y se comportaba como el paciente perfecto.
"Cuando terminé, el perro se acostó para agradecerme", dijo Cengiz. Durante el resto del día, la farmacia de Cengiz sirvió como una pequeña área de recuperación, lo que le dio al perro cansado la oportunidad de dormir unas horas en paz. Cengiz le dio además comida y agua, y le armó una camita debajo del escritorio para que estuviera calentito.
A la hora del cierre, el perro parecía estar recuperándose y Cengiz supo que, tristemente, estaba listo para regresar a la calle, un lugar que conocía bien. Cengiz había ayudado al perro más que la mayoría. Sin embargo, todavía deseaba poder hacer más. "Desafortunadamente, no pude llevarla a casa. He estado lidiando con animales de la calle durante años. Les doy de comer y los curo, y los ayudo a encontrar un hogar cuando pueda".
Mientras tanto, el pequeño refugio frente a su farmacia sirve como la mejor opción. Es la manera que tiene Cengiz de dejar que los perros menos afortunados, como su paciente ese día, sepan que aún son amados. "Lo hago porque ellos sienten. Necesitamos ayudar a los que lo necesitan", dijo Cengiz. "La gente debería enseñar a sus hijos a amar y respetar a los animales y la naturaleza".
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