Durante muchos años,  Leticia se sintió orgullosa de ser esa niña buena. Sin embargo, detrás de esos elogios se escondía un sufrimiento silencioso: ansiedad, tristeza, culpa y represión que hicieron eclosión en su adolescencia y en su adultez.

Ese gol que no fue le dejó marcas imborrables: “Se me vino el mundo abajo, colgué los botines porque fallar no era una opción”

Durante muchos años, Leticia se sintió orgullosa de ser esa niña buena. Sin embargo, detrás de esos elogios se escondía un sufrimiento silencioso: ansiedad, tristeza, culpa y represión que hicieron eclosión en su adolescencia y en su adultez.
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