Estilo granero. Una casa en Sudáfrica de inspiración holandesa
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LA NACIONLucrecia Álvarez
La arquitectura holandesa sigue viva en la región occidental de Sudáfrica. Así lo demuestra esta modernísima interpretación del estilo conocido como "Cape Dutch", que en este caso toma inspiración de los viejos graneros de la zona.
A unos 75 kilómetros de Ciudad del Cabo se encuentra Franschhoek, el pueblo cuyo nombre se traduce como "rincón francés" y que, gracias a sus maravillosos viñedos y restaurantes, se ha convertido en el corazón gourmet de Sudáfrica. También, en el spot perfecto para una casa de vacaciones. Tal es el caso de esta familia que soñó aquí su refugio ideal y confió su realización a Mia Widlake, fundadora de Studio 19.
Como un granero, pero estilizado
La diseñadora se encontró con una pareja que planteaba una dualidad que atraviesa todo el proyecto: él, un amante de la tecnología con corazón de ingeniero y ella, alguien "con una tenaz vocación (y una gran capacidad) de lograr entornos hermosos". De ahí esta construcción sólida, con una eficaz disposición en forma de U que rodea un patio con pileta para aprovechar el sol y protegerse de él; y una concreción profundamente estética por el nivel y la cantidad de ideas de diseño. El resultado final lo definió Mia con eficacia: "Son espacios con cerebro y belleza".
Es impresionante cómo el vidrio fijo "corta" este espacio y también las paredes opuestas, reiterando en ambos casos la figura en punta de la construcción, con un efecto de luz que recuerda a los vitrales de las iglesias góticas.
En este ambiente de siete metros de alto, la iluminación se resolvió con artefactos de luz puntual en los rieles perpendiculares a las ventanas, luces led para la luz general en los transversales y una gran lámpara que, colgando de cadenas, llega hasta la mesada.
Cada puerta o transición entre espacios está señalada por la presencia de estos ladrillos hechos según la antigua receta holandesa.
Sin artefactos ni utensilios a la vista, la cocina y sus destellos cobre habitan delicadamente el ambiente principal, simbólico altar para el ritual culinario de cada día.
El granito ‘Leather’ que se aplicó en mesadas y alzada se obtiene con un pulido especial que le da a la piedra un acabado mate similar al cuero. Le sigue, bajo la campana, otra tendencia deco: la alzada revestida con Zellige, característicos azulejos marroquíes con esmaltado artesanal.
Oscura serenidad
En planta baja, las paredes que no son blancas, los marcos, las puertas y la herrería tienen el gris profundo con toques de verde de los pisos de granito.
La estilización de la temática campestre en su máxima expresión: la división entre el comedor y la sala de TV tiene forma de chimenea, en un adorable guiño al artefacto a gas de doble cara con frente de vidrio templado que contiene.
La arquitectura prescinde de molduras y zócalos; en su lugar, abundan tramas que crean originales juegos ópticos a lo largo del día.
Plegable, la abertura se abre por completo para integrar el patio interno. Cuando hay muchos comensales, la mesa exterior, diseñada por Studio 19, se acopla con la del comedor para ampliar su superficie.
Intimidad para el descanso
Este panel divisorio hecho con tablas de madera dentro de un marco de hierro, que no toca el techo ni el piso, preserva la vista del dormitorio de los chicos. Este toma sus colores de las dos serigrafías que cuelgan sobre las camas, un dúo firmado por el artista sudafricano Joshua Miles.
Conservando el gris en accesorios y las puertas, el cuarto de la hija toma de la paleta general el marrón como tono destacado y contrastante. En el espacio entre los placares se esconde el aire acondicionado y se aloja la cama con un nicho que reemplaza las mesitas de luz.
Con tapizado bordado a mano, la forma acampanada del respaldo está inspirada en las fachadas de las casas estilo ‘Cape Dutch’.
El antebaño vidriado capitaliza luz y vistas, y tiene un elegante y sereno aire japonés, mientras que la mesada de granito moteado imita el plumaje de las famosas Gallinas de Guinea que revolotean entre los viñedos.
Durante las tormentas de invierno, la familia pudo experimentar esa doble cualidad de la casa, cálida y ligera a la vez. Fue cuando empezaron a llamarla "la gran burbuja dorada".
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