Googleate a vos mismo: cuando el estrés es fruto de la falta de paz
A diario, usamos buscadores de Internet para saldar dudas, hallar datos y corroborar información. Si vamos a un lugar nuevo, ponemos el GPS para que nos indique el trayecto. Y antes de salir de casa por la mañana solemos chequear los datos del tiempo, para saber cómo vestirnos. Estas herramientas forman parte de nuestra vida cotidiana y nos ayudan a orientarnos. ¿Pero qué pasaría si en vez de buscar todo afuera, en ese mundo digital exterior, comenzáramos a googlearnos a nosotros mismos? ¿Qué sucedería si empezáramos a prestarle atención a nuestro propio interior y la sabiduría que tiene para ofrecernos?
Charlando con Nicolás José Isola, coach y consultor en desarrollo humano, me hizo notar que muchos encuentran ese camino corriendo o haciendo algún otro tipo de actividad física. "Como si con las toxinas que eliminamos al transpirar también se fueran parte de las pequeñas oscuridades que nos confunden y agotan", apunta. Por eso al finalizar la mente siempre parece más limpia, más nuestra que antes. "Nos reapropiamos de nuestro ser", sostiene.
Y aunque esta solución parece simple, en la vorágine diaria no siempre es posible verla tan clara. Es habitual que nos perdamos y sintamos desbordados, y esto se debe a que en realidad nos desconocemos. Según Isola, nos somos extraños, porque nadie conoce un sendero que no ha recorrido ni una ciudad que no ha visitado. Allí se inscribe su profesión y la mía: un coach o un entrenador físico (aunque también un profesor o hasta un amigo) pueden ser guías en el ancho desierto de la inmensidad interior.
"Decía Blaise Pascal que todos los problemas del mundo provienen de la incapacidad de las personas para quedarse reflexivamente dentro de sus propias habitaciones. La falta de meditación y de encuentro con nuestra identidad suelen enquistarse como pequeñas violencias cotidianas: en aquel bocinazo seguido de un insulto, en esa bronca porque el tren se nos fue, en ese resentimiento porque alguien hizo tal cosa en el trabajo", describe. Y es así, nuestro estrés es fruto de nuestra falta de paz. ¿O por qué creés que cuando estás muy feliz o muy enamorado, nada te importa? El problema no es tanto lo que nos pasa sino lo que hacemos con eso.
¿Qué hacer entonces? Parar un poco el acelere diario y mirar alrededor. Utilizar el entrenamiento no solo como algo necesario para nuestra salud y físico, sino también para nuestra cabeza, como una forma de reconexión con nosotros mismos. "Precisamos no olvidar respirar y estar presentes, tomar conciencia para conseguir tocar el botón de pausa, para que nuestro play tenga mucho más sentido y la música que viene de adentro suene mejor", recomienda Isola. ¿O no te diste cuenta que aunque parece que gastás energía, después de entrenar te sentís con más fuerza y motivación que antes? Lo que hiciste, contrariamente, fue recargar tus pilas y encontrar tu eje.
Cuatro libros para mantener la mente en forma
1. Empieza con el porqué, Simon Sinek
2. Familia adicta, Mauro Federico y Ariel Federico
3. Hilos del alma, Federico De Robertis
4. Alimentación ayurveda, Laura Podio y Alfredo Lauria