La corte del estado de Massachussets, en Estados Unidos, la condenó por homicidio imprudente. ¿Pero sabía ella lo que estaba ocurriendo en el momento de los hechos? Son muchos los interrogantes sin responder.
En 2019, en la ciudad de Plainsville, Massachussets, una chica de 19 años fue condenada a prisión por haber enviado mensajes de texto que llevaron a su novio al suicidio. Michelle Carter, que tenía solo 17 años cuando Conrad Roy, un adolescente de 18 años, se suicidó en julio de 2014, fue condenada a dos años y medio de prisión por homicidio involuntario en un fallo judicial que la encontró culpable de convencerlo de quitarse la vida. Cuando había cumplido 11 meses de encierro, la joven, que ahora tiene 24 años, salió en libertad por buena conducta.
Antes de continuar leyendo, una advertencia: a partir de acá la historia describe escenas de muerte por suicidio. Este contenido puede disparar ideas perjudiciales para algunos lectores. Si Usted, o algún familiar o allegado suyo, está atravesando una crisis emocional de cualquier tipo, siente que nada tiene sentido o se encuentra atrapado en una situación a la que no le encuentra salida, no lo dude: llame al a la Línea de Prevención del Suicidio - Ayuda a Personas en Crisis del Centro de Asistencia al Suicida: a los números:135 (línea gratuita desde Capital y Gran Buenos Aires); (011) 5275-1135 o 0800 345 1435 (desde todo el país).
Como se ve en la serie documental de dos emisiones de HBO de Erin Lee Carr, titulada I Love You, Now Die: The Commonwealth vs. Michelle Carter, el caso de Massachusetts que ocupó las planas de diarios y noticieros de Estados Unidos abrió muchos debates complejos sobre los que todavía es difícil ponernos de acuerdo: la salud mental, la adolescencia, el suicidio y el alcance de la tecnología. Y, aunque en el documental se habla poco, también plantea la pregunta sobre el rol de las familias, las escuelas, los consumos culturales y los medios de comunicación en los procesos que llevan a desenlaces irreversibles como el de la muerte de Roy. El impactante veredicto del juez respondió la pregunta de si el discurso por sí solo fue suficiente para considerarla culpable de su muerte, pero dejó un interrogante perturbador sin responder: ¿Qué estaba pasando por la cabeza de Michelle Carter la noche en que asistió al suicidio de Roy desde su móvil hasta que se dio cuenta de que finalmente había dejado de respirar?: ¿Quiso ayudarlo por amor para que dejara de sufrir?, ¿No sabía lo que realmente estaba ocurriendo por encontrarse bajo los efectos adversos de los medicamentos que tomaba?, según aseguraba la defensa o, sencillamente, como alegó la parte acusadora, ¿lo manipuló para llevarlo a la muerte y quedar frente a sus pares como la novia desconsolada que a partir de entonces recibiría la atención social que le había sido esquiva?
Solo se vieron 5 veces pero decían que se amaban profundamente
Michelle Carter y Conrad Roy se conocieron en febrero de 2012; los dos adolescentes residentes en ciudades vecinas de Massachusetts estaban de vacaciones familiares en Florida. Después de pasar un tiempo juntos ese verano, de dar paseos en bicicleta y, en total, encontrarse frente a frente no más de cinco veces, Roy y Carter mantuvieron contacto por celular cuando volvieron a sus hogares, el de ella en Painville y el de él en Manhaven. La relación se desarrolló y volvió más íntima a lo largo de sus intensas conversaciones en las que los adolescentes, incluso, comenzaron a compartir sus sentimientos de infelicidad. Fue en ese intercambio que se declararon su amor y empezaron a llamarse novio y novia.
También descubrieron que a ambos la vida les estaba resultando abrumadora. Michelle se enfrentaba al rechazo constante de sus compañeras del colegio, le respondían sus insistentes mensajes pero ponían excusas cuando ella les proponía juntarse o salir, sentía que no tenía amigas. Roy había intentado 4 veces quitarse la vida, le decía que no sabía quién era ni para qué estaba en este mundo, había días en que no soportaba su depresión. Sus padres se habían divorciado y él buscaba en internet cuáles eran los métodos para suicidarse, dejaba las pantallas a la vista y creía que su madre las veía, por lo que se preocuparía y estaría más atenta a él. Pero eso no ocurriría hasta el día en que se tomó una sobredosis de medicamentos que lo llevaron a una internación. En otra ocasión su padre lo había golpeado fuertemente y la pareja lo había llamado “inservible”. La idea del suicidio empezó a tomar espesor y el apoyo a la distancia pareció un buen plan, en el que ambos estaban de acuerdo. Ella lo iba a ayudar sin siquiera considerar que estaba por cometer un delito.
Una pregunta de difícil respuesta
¿Puede una chica de 17 años, por chat, desde su cuarto de adolescente y desde una ciudad ubicada a 60 kilómetros de distancia, obligar a un joven de 18 años a suicidarse? Todo el juicio a Michelle Carter acusada de instar a Conrad Roy III a inducir su propia muerte se centró en establecer la respuesta a esta pregunta.
“Yo podría haberlo evitado”, texteó tiempo después a una de sus amigas, Michelle. Sin embargo, cuando Roy llevó el auto de su abuelo al estacionamiento de un supermercado Kmart y comenzó a inhalar monóxido de carbono, tuvo miedo, salió de la situación y la llamó por teléfono. Hablaron durante 43 minutos, hasta que el joven volvió a terminar lo que había empezado. Aunque no hay registro de qué fue lo que se dijeron en esa llamada, el juez consideró que los textos que le había mandado a lo largo del día buscaban alentarlo y convencerlo de terminar lo que habían planeado.
Los textos entre Michelle y Conrad
Durante los dos años de relación a distancia Michelle y Roy intercambiaron más de 60 mil mensajes de texto, videos y fotos, que fueron usados en el juicio como prueba para establecer la culpabilidad de la joven. Frases como “Sólo estaciona tu coche, siéntate allí y te tomará 20 minutos”, “Vuelve y hazlo”, “Te amo, bebé”, analizadas en su secuencia cronológica y en el contexto de otros mensajes que Michelle intercambió ese día con otras jóvenes, demostraron su participación activa en la muerte de su novio. Mientras chateaba con él, por otra parte, a sus amigas les expresaba que estaba preocupada porque no se habían comunicado desde hacía un día y temía que hubiera hecho algo malo.
Según Jesse Barron, el periodista de Esquire que cubrió el juicio, la joven tenía una obsesión con la actriz de Glee que recientemente había perdido a su novio por sobredosis de sustancias. Lea Michele era la ídola con la que Carter se identificaba y muchas veces usaba frases textuales tomadas de la serie o de entrevistas de la celebridad en los medios. “Me sentí como la chica más afortunada del mundo”, confesaba Lea Michele en el programa de Ellen DeGeneres, sobre la relación que mantuvo con Cory Monteith, y la misma frase Michelle le texteó a una de sus amigas al hablarle de Roy.
“A menudo cuando escribía a Conrad o escribía sobre él, tomaba prestados algunos diálogos de la serie. Creo que se conectó con Lea Michele a nivel más profundo de lo que lo haría un adolescente normal”, aseguró el reportero.
En enero del 2020, después de cumplir una sentencia de 15 meses en la correccional del condado de Bristol, en Dartmouth, Massachusetts, la joven de 23 años recuperó su libertad antes de tiempo por “buena conducta”. En declaraciones para ABC News, Jonathan Darling, jefe de información pública de la comisaría del condado de Bristol, dijo que Carter supo ser una “reclusa modelo”.
Elle Fanning encarnará a Michelle Carter en la serie que Hulu prepara a partir del caso. Bajo el título The Girl From Plainville, será escrita por Liz Hannah (The Post, Mindhunter) y Patrick Macmanus (Marco Polo).
PARA PEDIR AYUDA Centro de Asistencia al Suicida (CAS): 135 línea gratuita desde Capital y Gran Buenos Aires o (011) 5275-1135 todo el país www.casbuenosaires.com.ar ; SOS Un Amigo Anónimo: (011) 4783-8888, de 9 a 19 www.sosunamigoanonimo.com.ar; Más información: www.suicidioadolescente.com.ar
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