“Tomamos la decisión de venirnos porque Talya tenía miedo, sufría de ansiedad y le costaba dormir, no se sentía segura en casa. Estamos viviendo estos días con ansiedad y durmiendo muy mal porque suenan las sirenas durante la madrugada”.
Leonel Wajnbuch (43) es un argentino que desde marzo del 2019 vive en Israel. Y cuando se puso de novio con Talya se fue a vivir a su casa en Petaj Tikva, una de las ciudades del distrito central de Israel más afectadas por los ataques con misiles perpetrados por Hamas.
Durante la madrugada israelí del jueves 13, más específicamente entre la 1 y las 2, sonaron constantemente las sirenas y uno de los misiles impactó a unas pocas cuadras de donde viven. Como el edificio no tiene refugio, Leo y Talya se resguardaron en las escaleras. Sin embargo, Leo tomó la decisión de ir a pasar las noches a lo de sus suegros en cuyo departamento tienen un cuarto especial que utilizan como refugio.
¿Cómo es este cuarto de refugio?
Los suegros viven en el barrio Kfar Ganim, a unas 20 cuadras de su casa, en el quinto piso de un edificio. El cuarto de seguridad, que en hebreo se denomina Mamad, es el lugar de defensa del departamento. Se trata de una habitación más de la casa, pero construida de hormigón donde las paredes son muy anchas. Además, tiene una puerta de acero gruesa, una ventana de hierro y un vidrio ancho que si llegara a romperse evitaría que salten los pedazos por todos lados.
“Las paredes externas de una habitación de seguridad tienen un grosor de 35cm de hormigón armado. Para las paredes interiores los espesores son de 20 o 25 cm del mismo material. Los marcos de las ventanas, puertas y los conductos de ventilación se colocan fundiéndolos al hacer el hormigón para conectarlos bien a la estructura armada”, explica Leo, según le comentó su suegro.
De hecho, existe una ley en Israel que dictamina que cada edificio construido después de la Guerra del Golfo Pérsico (1990-1991) debe tener una habitación de seguridad, un cuarto especial que tiene que tener como mínimo nueve metros cuadrados, para evitar las bombas y los gases tóxicos.
El cuarto en el que van a pasar estas noches Leo y Talya, que durante el día volverán a su departamento, tiene 12 metros cuadrados y una de las ventajas es que se encuentra muy cerca de las otras habitaciones de la casa.
“Tiene una cama, un escritorio, un armario, parece una habitación común de una casa. Lo utilizan como refugio porque fue hecho para estar protegidos en caso de un ataque de misiles, cumple con las medidas de seguridad para eso. Es un cuarto dentro de todo chico, más que nada es para que entren las personas de la familia”, agrega Leo.
“Sentí pasar el misil desde muy cerca”
Esta noche Leo y Talya van a dormir en las dos camas que tiene el cuarto deseando poder pasar una noche mucho más tranquila que la anterior donde las sirenas y las explosiones, obviamente, les generaron miedo, ansiedad e incertidumbre.
“Las explosiones fueron a pocas cuadras de mi casa, se escucharon muy muy fuertes, también sentí pasar el misil desde muy cerca. Durante el día está todo más tranquilo, poca gente en las calles, no hay colegios, pero de madrugada uno se levanta sobresaltado y luego es muy difícil seguir durmiendo. Y hay que tener suerte que los misiles no caigan cerca de uno”, grafica Leo.
El mayor deseo de Leo es que los terroristas de Hamas, en cuyo acta fundacional está explícito el objetivo de la destrucción del estado de Israel, terminen con esta escalada de agresión que tiene en vilo a toda la población israelí. Y afirma que sueña con volver lo antes posible a la “normalidad”.
“En el cuarto vamos a dormir con Joy, nuestra perrita de cuatro años que está muy asustada y sufre mucho las sirenas y los ruidos de impactos de misiles”, termina Leo, minutos antes de irse a dormir.
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