Julia Converti: "Cuando sos joven, te perdonan todo"
Gestora cultural al frente de la Fundación arteBA, asegura que hoy cualquiera puede ser coleccionista
No le gusta pasar inadvertida, y se nota. Difícil no mirar a esta chica de voz ronca, pelo rojo eléctrico y camisa de animal print que pisa fuerte y se muestra segura, con la presencia de quien sabe liderar. Julia Converti (32) es la actual gerenta general de la Fundación arteBA y tiene un equipo a su cargo. Hace sólo dos días presentó la 22a edición de la Feria, que tendrá lugar del 24 al 27 de mayo, y hoy corrió de un lugar a otro antes de llegar al Faena. El ritmo es intenso, pero training no le falta. Aunque su juventud haría pensar lo contrario, su vínculo con este mundo empezó mucho tiempo atrás, cuando tenía 19 años y era apenas una estudiante del IUNA que se ofreció como pasante. Habrá sido su look, su irreverencia teen , incluso los conocimientos que tenía al haber pasado, también, por la Cátedra de Artes Combinadas de la UBA; la cuestión es que casi sin darse cuenta fue rotando de posiciones, se relacionó con artistas locales y extranjeros y rápidamente llegó a vincularse con proyectos concretos que supo vehiculizar. Si alguna vez fantaseó con dedicarse ella misma a producir obra, hoy se define como "el Cupido del arte" y dice que el hecho de estar tras bambalinas no lo cambia por nada.
-¿Por qué te sentís Cupido?
-Es que producir el evento, estar en la gestión, es facilitar las vinculaciones ajenas. Generás un evento para propiciar un encuentro entre otros, me encanta ser el Cupido de otros. Yo hago el link entre coleccionistas y galeristas, entre curadores y artistas, entre público y arte contemporáneo.
-¿Te costó adaptarte, habiendo empezado tan chica?
-Al principio fue raro, pero me sentí cómoda enseguida. Cuando sos joven, te perdonan todo; te dejan ir aprendiendo. Yo me crié en este medio. Entré muy chiquita y ya al poco tiempo me mandaron a una feria en Córdoba, donde participaban galerías emergentes. Y ahí rápidamente empecé a conocer a quienes generaban proyectos nuevos, que además eran mis contemporáneos, me sumaron porque yo me parecía más a ellos que al mundo institucional que representaba, tenía "look de artista" [risas].
-¿Cuándo elegiste el rojo del pelo como marca distintiva?
-Me teñí cuando se casó mi mamá, después de separarse de mi papá. Yo tendría 17 años y quería que el pelo me combinara con un vestido rojo tornasolado, quería estar toda engamada. Y quedó perfecto, encontramos el tono justo. A partir de ahí, no me pude salir. Empezó como un juego y después me encantó, es algo muy identitario: yo soy de este color. Lo mismo me pasa con el animal print y el dorado.
-¿Siempre usás esos ítems?
-Siempre. En la ropa o en accesorios, tengo tantos que ya no me entran en ningún lado. Del animal me encanta lo salvaje, justamente, y del dorado que es un poquito kitsch . Además me gusta la energía del dorado, me gusta el brillo, me hace bien.
-¿ Hay algún contexto en el cual te lookeás diferente?
-No, a estas alturas voy así por la vida, incluso los fines de semana, sigo usando negro, dorado, y un touch de animal.
-¿A qué lugares vas cuando salís los fines de semana?
-Soy muy palermitana, del circuito bares. También voy mucho al teatro y me gusta andar por mi barrio, que es Colegiales, es una belleza, está lleno de lindos rinconcitos escondidos.
-¿La gente te mira mucho?
-Sí [risas]. El mejor elogio fue que en Londres, donde los looks son reexcéntricos pero nadie te mira, me vinieron a decir especialmente que les gustaba mi onda. Si me miran mucho, me río o los saludo. Si me molestara, no me vestiría así, no me cargaría tanto. No me gusta pasar inadvertida.
-¿Hoy cualquiera puede comprar arte contemporáneo?
-Claro. Es un mito que hay que desterrar: no tenés que ser adinerado para adquirir arte. El Barrio Joven de arteBA tiene obras a muy bajo precio, de galerías jóvenes, de artistas emergentes. Cualquiera puede ser coleccionista. La gente tiene que saber que hay arte contemporáneo para el bolsillo de todos.
-Y siendo arteBA una feria comercial, ¿qué opinás de la clásica antinomia arte-mercado?
-Me parece anacrónica. Como en todos los rubros, el arte necesita su mercado para subsistir. Pero no hay que estar tan pendientes del mercado, y hay que poder hablar de nuevo de arte contemporáneo. Pongamos el foco de interés en la producción y dejemos que el mercado sea exitoso para que todos puedan focalizarse en lo suyo.
-¿Te movés fuera del circuito institucional?
-Sí, muchas veces voy a tomar cerveza con artistas a los talleres, me quedo conversando con ellos. Y a la mañana me levanto y tengo que estar en una reunión con empresarios y sponsors. Sé mediar entre mundos muy diversos, me adapto. En ambos lados están las neurosis propias de esta ciudad, pero el arte ayuda a compensarlo.
-¿Y cuál es el punto más fuerte de tu neurosis?
-Soy muy ansiosa y lo transmito. Apenas mando un mail, ya necesito la respuesta. Tarda y no entiendo por qué tarda [risas]. Y soy muy obsesiva, quiero estar pendiente de todo. Soy medio control freak , quiero estar en todos lados a la vez.
-¿Cómo es la decoración de tu casa?
-Estoy en un proceso. Era muy kitsch antes, muy sobrecargada, llena de colecciones de cositas. Ahora estoy tratando de bajar un poco, que sea un lugar más net, más minimal, con algunas obras que tengan carga propia.
-¿Qué cosas de tu vida corren por fuera del arte?
-¡Nada! Mis amistades son artistas, curadores, galeristas, críticos. Cuando salgo, voy con ellos, en los cumpleaños estamos todos nosotros, nuestro trabajo es nuestra manera de vivir.
-¿Cuál fue la última obra que compraste?
-Una de Luciana Rondolini. Es una instalación, la compré en la galería Rubí del Barrio Joven. Es grande como una mesa y está llena de frutas de verdad, recubiertas por diamantes de plástico. La fruta se va descomponiendo y va cambiando la fisonomía de la pieza: es bellísima y está viva. Requiere cuidados, tuve que sacarla para secar las frutas al sol hasta que perdieran el olor de la descomposición que a su vez llama a bichitos... Mucha dedicación.
- Es como una obra-mascota...
-Sí, totalmente. Pero está tan linda ahora, no sabés, le saco fotos todo el tiempo.
Una elección estética
Como no podía ser de otro modo, Julia pidió en la barra del Faena algo muy a tono con su impronta: Bloody Mary. La mezcla de vodka, jugo de tomate, sal y pimienta negra le resulta irresistible. Picante y salado es para ella una combinación ideal. Pero sobre todo, el trago le fascina tanto por su color como por su consistencia. "Y además me gusta mucho que venga con un apio", destaca
Temas
Otras noticias de Mesa para dos
Más leídas de Lifestyle
“Argentina es única”. Llegó al país desde Galicia escapando de la pobreza y fundó un boliche icónico de la noche porteña
Sorprendente. Un experto reveló lo que piensan los gatos sobre sus dueños
A tener en cuenta. Un estudio reveló cómo se puede ejercitar la memoria para recordar más
Insólito. Sobrevivió a la tragedia del Titanic y reveló el error que impidió salvar a más personas