Dice que 2018 no fue un año fácil para ella. Luego de siete años de matrimonio, se separó de Claudio Contardi (51, empresario gastronómico, dueño de Tuny & Pepy) con quien tuvo a Mateo (8) y Rocco (3). Sin embargo, recién hace un mes hizo pública la noticia. "Estábamos separados desde marzo de 2018, pero seguíamos viviendo bajo el mismo techo. Hasta que en diciembre pasado yo dije basta y presenté la demanda de divorcio". Pero como el trámite aún está en proceso, no quiere ahondar en los motivos que los llevaron a la ruptura.
–¿Cómo estás viviendo esta nueva etapa en tu vida?
–A veces dejamos de escucharnos y tenemos que atravesar alguna situación límite para aprender. Estoy en el proceso de escucharme y volver a elegir con el alma. Soy una mujer amable, transparente, honesta, fiel a mis amigos y a mi pareja, y por eso exijo lo mismo del otro. Me hace llorar la mentira, el engaño, la traición y la injusticia. Tengo mis límites y mis códigos, y me considero una buena persona. No le hago mal a nadie y duermo tranquila.
–¿Cómo les contaron a sus hijos de la separación?
–Buscamos el momento indicado para no hacerlos sufrir. Con Claudio fuimos a una psicopedagoga infantil que nos orientó para saber cómo hablar con ellos. Actualmente, Mateo está yendo a una profesional que lo acompaña y le hace un seguimiento en el colegio. Lo hicimos sin rótulos, de manera natural. Es una situación dolorosa; tratamos de atravesarlo de la mejor manera posible y tratando de que los chicos no sufran.
–¿Cómo reaccionaron ellos con la noticia?
–Mateo nos preguntó adónde iba a vivir y le dijimos que iba a tener dos casas, una de mamá y otra de papá, pero que siempre íbamos a seguir siendo una familia y que nuestro amor hacia ellos no iba a cambiar. A pesar de nuestras diferencias, vamos a seguir siendo los mismos padres presentes de siempre.
–¿Se lo tomaron bien?
–Seguramente tendrán sus momentos, es un cambio y los cambios nos cuestan a todos hasta que nos acomodamos. Ellos están muy bien, creciendo… Mateo es muy divertido porque es muy enamoradizo, hace poco me contó que tenía novia y me pidió consejos para escribirle una carta. Lo único que le dije es que no le diga "te amo más que a mi vida" porque para mí es un concepto que no está bueno. No por celosa, sino lo que eso significa. Y obviamente sólo para llevarme la contra como todo preadolescente, le puso eso. [Se ríe]. Es muy gracioso y dulce. Rocco es más chico, empezó el jardín y se adaptó bien. Al segundo día de clases se quedó feliz la jornada entera. Soy una madre a la que le gusta acompañar, pero a la vez los dejo crecer libres.
A veces me arrepiento de no haber dicho algo a tiempo, pero hay que saber entenderse, aprender y perdonarse. En eso estoy
Candidatos siempre hay y veo que me miran más en las redes sociales. Hay mucha gente observando, pero yo estoy tranquila
–¿Cómo estás vos?
–Tranquila, pero estoy viviendo un cambio enorme en mi vida. Fue difícil como toda separación, fueron muchos años, pero considero que era lo que había que hacer. Soy muy introspectiva, no lo hablé prácticamente con nadie, recién ahora estoy empezando a exteriorizar mis sentimientos y a hablar con mis amigas. Siempre fui muy reservada.
–No es la primera vez que atraviesan una ruptura: en 2004 se separaron cuatro años y volvieron con todo: casamiento, hijos. Entonces, ¿sentiste que iba a ser para toda la vida?
–En algún momento sí, y por eso tuve hijos y armé una familia. Ahora cuando los chicos están con su papá, tengo la posibilidad de volver a escucharme y no ser sólo esposa y madre. Me redescubro como una mujer que tiene sueños propios, metas, hobbies. Me perdono, me escucho, me aliento y felicito. Lloro y me río. Todo eso lo paso a diario, tengo momentos increíbles y otros que no tanto. Así es la vida. Más allá de mis hijos, que son la luz de mi vida, la razón de mi existencia y lo mejor que hice, estoy volviendo a descubrir que, con mis errores y virtudes, la mejor compañía que puedo tener soy yo.
–¿Sentís que te descuidaste en algún momento?
–No me descuidé, pero sí me postergué. En el embarazo te dedicás a la panza, el primer año de vida sos su alimento, recién cuando tienen 3 o 4 años volvés a tener un poco de aire para hacer tu vida. Encima yo nunca dejé de trabajar, siempre hice cosas.
–Cuando los chicos están con su papá, te debe resultar raro tanto silencio en tu casa.
–Sí, estoy viviendo en un departamento provisorio, pero mientras esté ahí es mi fortaleza. Cuando estoy con los chicos, soy la misma mamá de siempre, al ciento por ciento. Pero necesito sanar.
–¿Qué cosas nuevas estás haciendo?
–Encontré nuevas formas para canalizar los sentimientos: hago cerámica y escribo cuentos y poesías. El momento de hacer los ejercicios de escritura suele ser catártico, sale todo, las páginas de la mañana se llenan más rápido, sirve como limpieza del interior. Hay que dejar que salga todo y, seguramente después, sólo una parte de eso sirva. Volví a disfrutar de las pequeñas cosas.
–Me imagino que tu teléfono debe explotar de propuestas y pretendientes…
–Candidatos siempre hay. No me escribió nadie que me haya sorprendido, pero veo que me miran más en las redes sociales. Hay mucha gente observando, pero yo estoy tranquila.
–¿Tenés ganás de volver a enamorarte pronto?
–Creo que es algo que pasa cuando menos te lo esperás y es probable que así sea para mí.
–¿Sos enamoradiza?
–Toda la vida te hubiese respondido que sí, pero ahora no sé. Creo en el amor a primera vista, pero con el tiempo una se vuelve más selectiva y exigente. Antes creía que con todos mis novios había estado enamorada y ahora sé claramente que no. Siempre tuve un compañero, pero por ahora quiero estar sola.
–Hace poco cumpliste años, ¿pediste tres deseos?
–Sigo pidiendo lo mismo de siempre: un deseo para mis hijos, que son lo más importante, y después pido cosas básicas que sin eso no se puede vivir. Esta vez fue un cumpleaños íntimo, invité pocos amigos y familiares a un restaurante, a los que verdaderamente sé que brindan y me desean lo mejor. No quería tumulto, necesitaba algo más cálido. Los únicos que hicieron ruido fueron mis hijos, que dieron vuelta el lugar. [Se ríe].
Cuando los chicos están con su papá, tengo la posibilidad de volver a escucharme y no ser sólo mamá y esposa, sino también una mujer que tiene sueños propios
LA CHICA DE LA TELE
En 2001, empezó en Poné a Francella y luego se destapó como conductora en Zapping, junto a Guillermo López, y en Gracias por venir, gracias por estar, con Gerardo Rozín. El año pasado pasó por el panel de Incorrectas y está a la espera de un nuevo contrato. "Me encanta la televisión, es algo que me motiva. Es como mi segundo hogar", cuenta.
–¿Te arrepentís de haber hecho el personaje de la Nena en el programa de Francella?
–Para nada, era un tipo de humor… Es como pensar en censurar el humor de Olmedo. Seguramente, hoy no se escribirían los mismos libretos, pero no considero que haya sido machista ni pedófilo. El sketch estaba inspirado en la película Belleza americana, nunca los personajes tuvieron algo más que un amor platónico, un juego satirizado al humor. No creo que haya tenido maldad, ni agravio, lo sigo encontrando maravilloso y me sigue dando gratificaciones. Me dio mi primera nominación al Martin Fierro como Revelación, se replicó en un montón de países.
–¿Cómo te llevás con las críticas?
–Siempre hay gente que opina de todo. Igual, debo reconocer que nunca fui castigada... Siempre fui muy reservada y eso me resguardó un montón. En las redes sociales tampoco tengo muchos comentarios agresivos. En las estadísticas de mi Instagram el 75 por ciento son mujeres y que elijan seguirme es un halago porque me ven como alguien cercano. No le debo nada a nadie.
–A nivel personal, ¿te sentís a gusto con vos misma?
–A veces me arrepiento de no haber dicho algo a tiempo, pero hay que saber entenderse, aprender, corregir y perdonarse. Y en eso estoy.
Producción: Consuelo Sánchez. Maquillaje: Coni Cuneo, para Vero Momenti. Peinado: Eddie Rodríguez, para Cerini con productos L´Oréal Professionel. Agradecimientos: Compañía Nativa, Bio Viveros, Puerto de frutos de Tigre, Publi Hunt, Vitamina, Uma, Estancias, Wanama, India Style, Blaquè y Fazan.