La realizó un equipo de expertos de Brasil a partir de fragmentos de huesos craneales; además se pudieron obtener conclusiones como la edad, la altura y la descendencia
Con tan solo unos fragmentos de huesos craneales, un equipo de expertos de Brasil logró hacer una reconstrucción digital de la apariencia de un minero que vivió en el norte de África hace unos 35.000 años.
Los restos óseos del hombre, identificado como Nazlet Khater 2 (o NK2, por ser el segundo cuerpo humano encontrado en el yacimiento de Nazlet Khater), fueron descubiertos en 1980 en el Valle del Nilo.
Los análisis antropológicos del cuerpo llevaron a los expertos a concluir que se trataba de un hombre de entre 17 y 20 años, que medía poco menos de 165 cm y de ascendencia africana. Algunos rasgos y deformaciones de sus huesos dieron muestra de que fue un obrero, probablemente de la minería, que tuvo un “trabajo pesado en vida”.
Según el estudio, liderado por el diseñador forense Císero Moraes en colaboración con el antropólogo Moacir Elias Santos, los restos de NK2 dan indicios de que realizó “esfuerzos físicos como la carga de peso constante desde la infancia”.
Eso concuerda con el hecho de que Nazlet Khater fue un sitio de extracción de roca pedernal. Y cerca del cuerpo de NK2 fue encontrada un hacha bifacial que probablemente fue utilizada para este tipo de trabajos.
La reconstrucción del rostro
Aunque el esqueleto estaba casi completo, el trabajo de Moraes y Santos se enfrentó al hecho de que había partes faltantes del cráneo, algunas en el área del rostro. Ya que la parte izquierda de la cara estaba completa, hicieron un “espejo” de ella para completar la parte faltante del lado derecho, explican en su estudio.
Al aplicar esa y otras técnicas de reconstrucción craneal, lograron tener un modelo sobre el cual trabajar a través de software que usualmente se emplea en este tipo de recreaciones forenses, “generando datos más robustos sobre el tamaño de los labios y la nariz”, explican.
Ya que no es posible conocer qué tono de piel tenía, cómo eran los ojos y qué tipo de cabello tenía, pues no hay muestras de ADN en este tipo de casos, Moraes y Santos realizaron un modelo “más objetivo y científico” que consistió en un busto en escala de grises.
A través de él, se puede conseguir una aproximación a cómo era la fisionomía facial del joven minero NK2, cuyos restos se preservaron en el Valle del Nilo por miles de años.
Pero con fines de divulgación, los expertos también ofrecieron una aproximación más artística que correspondiera con las características de los pobladores de aquella región egipcia. En ella si presentan cómo se vería con los ojos abiertos, con vello facial y cabello, pero Moraes y Santos advierten que tiene elementos “especulativos”.
“Al tratarse de una obra que será presentada al gran público, brinda los elementos necesarios para una completa humanización”, exponen.
En el pasado, otros expertos en reconstrucción ofrecieron imágenes de cómo se verían los humanos encontrados en Nazlet Khater. Pero en todos los casos se advierte que son solo aproximaciones, pues no es posible recrear con 100% de certeza cómo era una persona solo con la información de su apariencia ósea.
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