La increíble vida de Catherine, musa inspiradora del perfume Miss Dior
La hermana de Christian Dior, además de eternizarse en el nombre de la célebre fragancia, tuvo una existencia digna de Hollywood
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A su hermana pequeña, Catherine, Christian Dior le regaló la perpetuidad. En 1947 bautizó con su nombre a la que sería una de las fragancias más célebres de todos los tiempos, su primera creación para la casa, Miss Dior. La anécdota es popular en los mentideros de la moda y cuenta que cuando el couturier y su musa, Mitzah Bricard, elegían título para el jugo, apareció Catherine. “¡Oh, aquí está Miss Dior (la señorita Dior)”, dijo Bricard; a lo que el creador replicó: «Miss Dior, aquí tenemos el nombre para mi perfume». Una anécdota tierna y sugerente que alimenta la leyenda de este chipre floral, pero que hace de Catherine un personaje secundario que pasaba por allí. En realidad, la historia de la pequeña de los Dior daría para una buena película porque tiene todos los elementos favoritos de Hollywood: una familia que se arruina, espías, nazis, torturas, mucho amor y un inesperado renacer. Ahora, por primera vez, es protagonista de un libro, Miss Dior: A Story of Courage and Couture [a la venta en España], escrito por la periodista británica Justine Picardie.
Christian y Catherine se llevaban 12 años, pero esa diferencia no impidió una relación estrecha. “Catherine aún era muy pequeña cuando su padre se arruinó en la crisis de los años treinta y la familia se vio obligada a mudarse a Callian», explica Frédéric Bourdelier, director de cultura y patrimonio de la marca. «La muerte de su madre, cuatro años antes, la sume en una infancia triste y la priva de la educación que habría recibido en el círculo en el que había crecido”. Por aquella época, el que luego se convertiría en diseñador regentaba una galería de arte en París y en cuanto pudo se llevó a la capital a su hermana, con la que compartiría piso hasta 1939. Es imposible saber si efectivamente Catherine fue su favorita, aunque sí es la única de sus cuatro hermanos que aparece en las páginas de su autobiografía, Christian Dior y yo, recordando los primeros años de la II Guerra Mundial: “En junio de 1940, el desastre me lanzó (¡a Dios gracias!) a la zona sur, me fue fácil reunirme con mi padre y mi hermana en su refugio de Callian, donde nos encontramos en una extrema necesidad. Habiendo descubierto que podía ser un campesino, decidí con mi hermana cultivar el escaso terreno que rodeaba a la finca”.
El punto de inflexión en la vida de esta heroína fue un encargo trivial: bajó a Cannes a comprar una radio y conoció al que se convertiría en su gran amor, Hervé des Charbonneries, por entonces un hombre casado. “Él, al igual que Christian Dior, era un hijo de la belle époque, nacido también en 1905», apunta Bourdelier. Miembro de la resistencia franco-polaca F2, la introdujo en la organización, «antes de enamorarse de ella, lo que cambiaría el destino de sus vidas”. Era una veinteañera poco sospechosa y se encargó de pasar mensajes mientras montaba en bicicleta. “Ante la amenaza de la red por los nazis, Catherine volvió a París para esconderse en un lugar más seguro, en casa de su hermano, y poder desde allí proseguir con sus actividades de resistencia”.
Pero poco antes de la liberación de la ciudad, fue detenida y enviada al campo de concentración de Ravensbrück en el que sobrevivió un año. Eso sí, sin haber soltado antes ni un nombre y salvando así la vida de su amante: «Gracias a la valentía de Catherine, arrestada y torturada por la Gestapo, no se desveló nada sobre la localización de su compañero», dice el experto en patrimonio.
Catherine estuvo presente en la carrera de su hermano desde la fría mañana de febrero en la que este descubrió su New Look al mundo. “Cuando Christian Dior lanzó su primera colección, que sería aclamada en todas partes, su hermana pequeña era una figura silenciosa entre la audiencia de moda”, escribía Picardie en un primer reportaje
Catherine estuvo presente en la carrera de su hermano desde la fría mañana de febrero en la que este descubrió su New Look al mundo. “Cuando Christian Dior lanzó su primera colección, que sería aclamada en todas partes, su hermana pequeña era una figura silenciosa entre la audiencia de moda”, escribía Picardie en un primer reportaje, “desconocida excepto para su círculo más íntimo. La verdad es que aquel tímido ser de 29 años aún se estaba recuperando del trauma de guerra”. Después fue clave en la conservación del legado del creativo tras su muerte en 1957: “Veló toda su vida por su memoria”, añade Bourdelier.
Ella falleció siendo una anciana de 90 años, rodeada de las flores que convirtió en pasión y negocio. Tras la guerra consiguió un trabajo de mayorista en el mercado de Les Halles y Des Charbonneries, viudo tras la contienda, se convirtió en su colega en esta empresa (además de compañero de por vida). Convertida en empresaria, se trasladó al sur del país para dedicarse completamente al cultivo del jazmín y la rosa. Sus clientes eran los perfumistas de Grasse, precisamente esos que se habían rendido a la fragancia que llevaba su nombre.
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