La Patagonia de Celine
Amante de la naturaleza, se internó en el sur argentino en busca de imágenes para un libro. De su recorrida nada convencional, a pie y a caballo, surgieron estas fotos en las que Celine Frers muestra el lado más salvaje del lugar
lanacionarCeline Frers pensaba que la Patagonia era "un campo a la medida de los gringos". Habrá que contar que Celine pasó parte de su infancia en el litoral correntino. Las vueltas de una vida con varias vueltas llevaron a esta fotógrafa a las entrañas de la Patagonia, a orillas del lago San Martín, al pie del cerro Fitz Roy. A enfrentarse con vientos de 150 kilómetros por hora, a cargar las cámaras en las ancas de un caballo que se enterraba en la nieve y cruzaba con dificultad los ríos correntosos.
Después de pasar dos días de lluvia varada en la estepa cubierta de nieve en un campamento improvisado con sus compañeros de ruta, después de quedarse sin comida, después de días de cabalgatas y caminatas, Celine llegó a una conclusión: "El Sur no es tan distinto del querido Corrientes. La gente y el paisaje son diferentes, pero lo salvaje de la naturaleza, lo solitario de los paisajes, su extensión; el espíritu noble, valiente y rústico de sus pobladores, me recuerdan a Corrientes".
La infancia de Celine fue verde litoraleña. "Mi abuelo vino de Bélgica después de la guerra, compró campos en Corrientes y se quedó a vivir", cuenta Celine. Nació en 1982, hija de Celina Moens de Hase Zorraquín (que administra campos de su familia") y de Ricardo Frers (ingeniero agrónomo), tiene una hermana mayor y otra menor. Vivió en el campo hasta los cuatro años. Cuando su familia se mudó a un departamento en Buenos Aires, Celine se sintió extraña. "Quería ir todo el tiempo a la plaza. «Pero si hoy ya fuiste», decía mamá. La plaza era lo más parecido al campo", recuerda.
"De chica pasaba los veranos en Corrientes, en el campo. Con mi familia nos íbamos a las playas de Uruguay a pasar las fiestas. Lo que yo más quería era volver para salir a las 5 de la mañana con los peones a arrear vacas por arroyos y esteros. Me asignaban tareas que me enorgullecían, los mejores recuerdos de mi infancia y preadolescencia son de Corrientes. Y algo de todo eso reviví en estos viajes por la Patagonia."
Celine cursó sus estudios en el Michael Ham de Vicente López -"donde fueron mi abuela y mi tía"-, y conoció la Patagonia esquiando con su familia. A los 16 años compró, por Internet, una cámara usada. Estudió en la Universidad del Cine, en Buenos Aires. Después, en el New York Institute of Photography. Pasó una temporada en las montañas de Colorado ("trabajando como instructora de esquí") y otra en las playas de Hawaii, donde fue moza en un restaurante. "Mi espíritu es nómada -confiesa-. Compré un pasaje para dar la vuelta al mundo, y anduve por Europa, Australia, Nueva Zelanda..."
De regreso en Buenos Aires retomó un trabajo en publicidad. "La fotografía en ese rubro es algo muy técnico; me divertía mucho, pero los tiempos que se manejan te queman la cabeza", comenta. Celine quería algo más: "Se me ocurrió hacer un libro sobre Corrientes, una visión puertas adentro de esa provincia que pocos ven".
Dedicó buena parte del año pasado a ese proyecto. Sacó fotos del verde caimán, del rojo Gauchito Gil, de la Virgen de Itatí, del té, la yerba, el chamamé. Consiguió el apoyo de Turismo de la provincia. Estaba averiguando algo al respecto en una imprenta cuando se encontró con un amigo que le pasó el contacto de una editorial argentina con nombre inglés: South End Publishing.
El libro sobre Corrientes está en imprenta y Celine, inmersa en su nueva fascinación: La Patagonia en imágenes, un libro de South End Publishing a pedido de la empresa Cielos Patagónicos. Del Sur viene y hacia el Sur va. "Se estima que saldrá el año próximo. Es un trabajo para Cielos Patagónicos, una sociedad argentina de desarrollos inmobiliarios y turísticos en la Patagonia sur que tiene como principio rector la conservación de la naturaleza, la historia y la cultura", explica Celine. Para este trabajo recorrió -y sigue recorriendo- los cerros a lomo de caballo junto con otros socios de la empresa y compañeros de ruta.
"En el primer viaje éramos nueve, en su mayoría personajes muy idealistas. Algunos de ellos, empresarios, dijeron: «Esto no es vida, me voy a vivir al Sur». Cielos Patagónicos es un proyecto en el que creo", asegura.
Verde estepa, azul cumbre, blanco precipicio. La gira de la que salieron estas imágenes incluyó recorridos por la Estancia El Cóndor exultantes de bosque nativo, a orillas del lago San Martín. También, una cabalgata por la Estancia Menelik, con el cerro San Lorenzo de fondo; y la Veranada de Jones, a la que sólo se accede a caballo o a pie. "Son viajes intensos, llenos de anécdotas y desafíos", dice Celine, acostumbrada a quedar última en las expediciones, y a perderse entre bosques de lengas y cipreses para congelar ciertos instantes inexplicables.
Más datos: www.celinefrers.com
www.cielospatagonicos.com/
www.southendpublishing.com/
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