Nadie se anima a arriesgar si Queen Elizabeth (93) volverá a usar la Corona Imperial del Estado alguna vez. Debería utilizarla, según marca la tradición, en las coronaciones y en cada ceremonia de apertura del Parlamento. Pero ya no la soporta sobre su cabeza, la considera "muy pesada" e "incómoda".
Si bien en la coronación propiamente dicha se utiliza la corona de San Eduardo, mucho más pesada aún, desde 1838 los monarcas se retiran de la abadía con la "Imperial State Crown". Esta fue modificada en dos ocasiones, la primera por la reina Victoria, que se quejaba de su peso, y la segunda en 1937, en la que fue prácticamente rehecha por la joyería Garrard & Co con motivo de la coronación de Jorge VI. "Afortunadamente, mi padre y yo tenemos una forma de cabeza parecida, y una vez te la pones se ajusta", comentó Isabel en una entrevista con la BBC.
La Corona Imperial del Estado se guarda en la Torre de Londres, aunque durante la Segunda Guerra Mundial, fue trasladada (junto al resto de las alhajas de la Casa Real) al castillo de Windsor y se guardó en una caja de galletitas de la marca Fortt’s Original Bath Oliver Biscuits que fue enterrada en una cámara bajo tierra.