
Se encienden los ambientes
Con un haz lumínico se pueden exhibir u ocultar objetos. ¿Una opción para aplicarlo? La iluminación directa
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A lo largo de la historia, el hombre utilizó diferentes artilugios para iluminarse más allá del ocultamiento del sol. En un principio, aprendió a manejar el fuego. Pero en tiempos no tan remotos, hacia 1792, el británico William Murdoch creó la lámpara de gas. Más tarde, a mediados del siglo XIX, se incluyó el uso del petróleo en los avances técnicos. La verdadera revolución llegó a partir de 1870, cuando el inventor Thomas A. Edison brindó a la humanidad la lámpara incandescente. Así logró que la mayoría de los seres humanos dependiera, al menos hasta hoy, de su brillante creación.
El alumbrado de los hogares no sólo constituye un elemento importante dentro de la decoración; también aporta bienestar a sus habitantes.
La iluminación puede ser directa o difusa. Esta nota se concentrará en la primera, cuya característica principal es que los rayos alcanzan el objeto iluminado directamente desde la fuente, sin que ninguna superficie se interponga entre el haz de luz y el elemento por iluminar. Su efecto es el opuesto del de la difusa, que se logra por el rebote de la luz sobre una superficie.
Si se parte de un ambiente que cuenta con una iluminación difusa como base, la direccional se encargará de puntualizar , es decir, de aumentar el nivel lumínico en una zona determinada. Se utiliza para destacar objetos (jarrones, ramos de flores, esculturas) o elementos propios de la arquitectura (columnas y techos). También es posible resaltar algún mueble: tomemos el caso de una mesa baja. Para iluminarla hacen falta dos luces: una que cuente con un ángulo de apertura mayor y la suficiente potencia como para abarcar todo el mueble; la otra tendrá un ángulo menor y una potencia más baja, que afecte solamente un objeto de la mesa. Entonces, en el momento de servir un café, se ilumina la mesa en su totalidad. Cuando ésta no se utiliza, la fuente lumínica se concentra simplemente en, por ejemplo, un florero que contenga una flor.
Cómo se obtiene
Pueden emplearse dos tipos de luces: incandescentes y halógenas.
Las primeras son las tradicionales, generalmente usadas en artefactos clásicos. Se encienden cuando los filamentos metálicos que las componen elevan mucho su temperatura. Proporcionan una luz general y de tono amarillento.
Las halógenas reflectoras tienen ángulos de apertura variados y es posible dirigirlas. Se obtienen con bipines, dicroicas, spots y reflectoras.
A partir de esos elementos básicos, existe una gran cantidad de alternativas. Se puede instalar una línea de spots que cuente con un control óptico: la luz pasa a través de una lente y ésta le da un ángulo definido. Antes de realizar cualquier compra, consulte con un especialista.
Distribución perfecta
Lo ideal es lograr un equilibrio entre difusa y directa. El efecto base o ambiental lo brinda la indirecta y la luz dirigida actúa sobre techos, pisos, esculturas o cuadros. Cuando se usa la direccional, siempre se ilumina en forma indirecta otro sector. Por ejemplo, se destaca una columna clara con directa, pero, al rebotar la luz sobre esa superficie, vuelve al ambiente como difusa.
Como se trata de haces lumínicos de alto grado de concentración, pueden encandilar. Ese efecto hace que los colores se quemen (es decir, se alteren). Si una escultura blanca cuenta con un gran nivel de iluminación, va a resultar incómodo mirarla. Pero si es de color, esa misma cantidad de luz puede resultar óptima.
En cuanto a la ubicación, existe un principio básico: dirigir el haz de luz únicamente hacia el objeto, sin que interfiera con el ojo humano. Para lograrlo, ilumine desde arriba, en forma perpendicular. Aunque no es recomendable hacerlo cuando se trata de elementos más anchos en la parte superior, porque se proyecta una sombra por debajo. A esos objetos, entonces, se los debe iluminar desde abajo. Tal es el caso de una columna que tiene un importante capitel por destacar.
Un cuadro puede iluminarse desde sus laterales. Para hacerlo, se necesita una luz directa de haz amplio: así, resultará beneficiado todo el objeto y no sólo un pequeño ángulo del mismo.
Otro detalle importante es determinar hasta dónde se desea que llegue la luz y en qué punto comenzará la sombra. Eso se puede lograr con lámparas reflectoras, que únicamente afectan a un ángulo determinado. Este tipo de iluminación produce sombras muy definidas. Pero en ocasiones contamina la visión, ya que pueden confundirse la forma y el fondo. Por ejemplo, iluminamos en manera directa una máscara negra. Si el contorno de la máscara y su sombra no están perfectamente alineados, se producirá a un costado de la figura un sector de oscuridad que no permitirá distinguirla nítidamente.
Espacios con alma
La luz directa es discriminatoria, es decir, se ve sólo lo que destaca. Así es posible construir un rincón especial, iluminando los objetos representativos y con sombra en los secundarios.
Por otro lado puede generar efectos de descontención. Al iluminar un sólo punto (por ejemplo, una mesa baja), desaparece el resto del ambiente. Por eso este tipo de iluminación es ideal para espacios pequeños. ¿Por qué? Si se destaca solamente un objeto se vuelve difícil precisar los límites del ambiente. El resultado es que se genera una sensación de mayor amplitud.
Los rincones de lectura se logran con luces específicas para esa actividad. No son recomendables las directas convencionales, ya que rebotan de manera desagradable en el papel.
¿Sabía que...
- ... en algunas escuelas de la Grecia Clásica tenían una teoría compleja y muy particular respecto de la luz? Los habitantes creían que los objetos se iluminaban a través de rayos emitidos por los ojos.
- ... Leonardo da Vinci fabricó una ingeniosa (aunque complicada) lámpara que le permitía trabajar de noche sin deteriorar su vista?
- ... en 1930 se crearon los tubos fluorescentes? Las lamparitas de filamento incandescente eran muy costosas; se utilizaban para iluminar las grandes ciudades donde se necesitaban muchas fuentes de gran intensidad. Con los nuevos tubos se logró proporcionar una luz potente, casi blanca y con un consumo eléctrico inferior.
Modelos y precios
- Spots de dicroica: de 2 luces, con transformador incluido, $ 42 (Electricidad Balado).
- Spots para lámparas reflectoras: desde $ 20 hasta 30 (Electricidad Balado).
- De pie: bipin, de caño de hierro pintado; desde $ 70 (Electricidad Balado).
- Centro de 3 luces halógenas: en color acero, $ 134 (Iluminación Forest).
- Centro de 3 luces alógenas: en mármol travertino, $ 290 (Iluminación Forest).
- Lámpara de pié alógena: $ 110 (Iluminación Forest).
- Centro de 3 luces: a desnivel, para lámparas reflectoras; $ 106 (Iluminación Forest).
- Aplique de 2 luces: con base oval en color blanco.
Incluye lámparas dicroicas y transformador, $ 50 (Mega Luz).
- Aplique de 2 luces: para cuadros, en color acero u oro. Incluye las bipin de 50 watts, $ 95 (Mega Luz).
- Lámpara de escritorio: en color oro. Incluye la bipin de 50 watts, $ 82 (Mega Luz).
- Lámpara de pie: de bronce cepillado. Incluye la bipin de 50 watts, $ 105 (Mega Luz).
Algunas ideas que iluminarán nuestro hogar
En el comedor de una casa es posible hacer una combinación de dicroicas embutidas con alguna lámpara colgante ubicada sobre la mesa.
Coloque varillas de juncos de distintos tonos (amarillos, ocres y verdes) sobre una pared. En la parte superior, instale un spot con una dicroica dirigida directamente hacia allí. Otorgará una calidez especial durante la noche.
Ideal para una biblioteca: instalar un riel con varias luces dirigidas hacia distintos puntos.
En un ambiente en penumbras, cuelgue un móvil del techo. Cerca de allí ubique una dicroica mirando hacia el adorno. Destacará sólo algunos de sus lados y le dará un aire de misterio.
Sobre el centro de una mesa de billar, queda de maravillas un artefacto con doble luz, pendiendo del techo a una altura muy baja.
Toque de color
A partir de luz directa se pueden filtrar y utilizar diferentes tonos para iluminar objetos. Eso se logra por medio de filtros de colores (se los consigue en casi todas las gamas posibles). La inclusión de diferentes tonos dentro de la iluminación de interiores requiere de varias condiciones.
- Una desinhibición estética importante: un elemento iluminado con un tono verde o azul combina con ambientes de estilo romántico. Anímese, es un toque de vitalidad al espacio.
- Equipos adecuados.
- Intervención de un especialista para dosificar el color y el filtro, además de realizar un análisis cromático correcto: si iluminamos un metal con filtro azul, lograremos acrecentar o acentuar el color metálico. Si a una pared color ladrillo se le antepone un filtro de la gama de los salmones, se incrementará ese tono lacre. Pero si se desea un efecto más tenue, es posible amarronarlo dándole un tinte más oscuro.
FUENTES CONSULTADAS: Electricidad Balado: Juncal 1431. Ana León, arquitecta: 4301-1333. Iluminación Forest: Avda. Forest 1194. Onic Iluminación: Avda. Libertador 7720. Mega Luz: Avda. Las Heras 2188. Iluminación Agüero: Bs.As. Design, Pueyrredón 2501. Casa Rago: Juncal 1259. Rubén Amsel, iluminador: (15)4475-8286. Fernando Viceconte, ambientaciones y complementos: 4821-9808. Enciclopedia Hispánica.
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