Un lugar que siempre se renueva
Como editor de la guía Wipe, que este año cumple 15 años, me gusta pensar que fuimos la vidriera que reflejó el cambio de Palermo a lo largo de estos últimos años.
El otro día, revisando números viejos, encontré una publicidad de El Dorado, que abajo, en letras muy chiquitas, decía: "DJ Hernán Cattaneo". ¡Y hoy, Hernán es reconocido a nivel internacional! En ese sentido, creo que dimos cuenta de un barrio que cambió mucho y dio sus frutos, pero que todavía hoy cambia todo el tiempo, se renueva.
El ritmo es vertiginoso y está a la vista: lo marca el negocio inmobiliario con el crecimiento importante de viviendas, la llegada de hoteles, los contratos a muy corto plazo para alquilar locales comerciales. También se ve en el universo de la moda, hay marcas locales que han crecido y se han consolidado junto a diseñadores con reconocimiento en otros países. Y ni hablar de las bicisendas, con sus terminaciones y el movimiento que imprimen en las calles, para locales y turistas.
Actualmente, Palermo aglutina diferentes rubros, que van del diseño a la música pasando por la gastronomía, pero sigue siendo el lugar de reuniones que fue siempre. No olvidemos que allá lejos y hace tiempo, algunas zonas pertenecían a un gran parque, unido al concepto de paseo, y otras eran territorio de pulperías que funcionaban como punto de encuentro, algo que se mantiene.
Es que si hasta hace unos años la gente se juntaba en bares como Mundo Bizarro o en restaurantes como Green Bamboo, porque no había otra cosa, hoy el signo se invierte pero potencia esa misma tendencia: la riqueza del barrio es que ofrece la posibilidad de ir de bar en bar, de local en local. Palermo invita a un tránsito constante donde siempre queda algo por descubrir. Yo mismo, sin ir más lejos, que vivo y trabajo ahí (además de editar Wipe soy dueño del bar Río), alterno las calles camino al trabajo, invento recorridos diferentes y siempre me sorprendo.
Por eso, nuestra guía sigue funcionando como reflejo, pero también como GPS. Dicen que los compadritos, antes de abandonar la pulpería, solían pedir "una última ginebra para el estribo". Me gusta pensar en Wipecomo en ese empujón antes de subir al caballo. Esa mano amiga que puede llevar a otros a descubrir lo que está pasando en Palermo.
Alfredo Visciglio
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