Winco, el osado sueño que nació en un país endeble y atravesó generaciones
6 minutos de lectura'
PARA LA NACIONCarina Durn
“Al ver mi Wincofon me invaden hermosos recuerdos de la infancia. Gracias de todo corazón”.
Mensajes similares llegan cada día a las oficinas Winco y el equipo no puede evitar emocionarse en extremo. Con cada muestra de afecto, sienten que el esfuerzo y la dedicación apasionada valen la pena; a ellos, como a tantos otros trabajadores, las crisis económicas argentinas no solo los rozan; a veces, el clima inestable se transforma en tormenta y para avanzar deben recurrir a una fuerza titánica. Pero entonces, el cariño de la gente les recuerda sus motivaciones firmes. En un lazo invisible e indestructible, ellos están unidos a una enorme cantidad de argentinos, que les alivianan el camino y los alientan a seguir.
“Wincofon impactó en el corazón de nuestro país y queremos honrar ese sentimiento”, dicen Leila Goldcher y Hernán Zaleski, quienes hoy llevan adelante la marca de la empresa. “Fue uno de los primeros objetos que todos los argentinos soñaban con tener, pero no solo era un sueño, sino que fue un producto realmente accesible para todos, eso lo popularizó muchísimo. Por otro lado, cualquiera que haya tenido en sus manos un tocadiscos Winco, sabe que no solo era un artefacto, era la representación de momentos compartidos con familia y amigos. La simple palabra Winco trae memorias inolvidables y saca una sonrisa”.
Wincofon: ¿Un sueño demasiado grande para una Argentina inestable?
Allá a lo lejos, por el año 1954, Raúl Antonio Vega comenzó a fabricar tocadiscos en Ramos Mejía, junto a su socio, Dante Poleno. Un emprendimiento osado y arriesgado para un país endeble. Pero, caracterizados por un espíritu guerrero, dejaron crecer su proyecto a tal punto, que aquel espacio fue insuficiente. Fue entonces que, con un crédito hipotecario, erigieron una planta en Ciudadela para darle comienzo al apogeo de su magnífico sueño.
Para 1960, ampliaron su línea con la fabricación de grupos electrógenos y motores chicos en la antigua planta original de Ramos Mejía, renombrada “Winco nº 2”. En 1964 lanzaron a la venta su primer grabador en cinta y se gestionó la licencia de radios para automóviles. Luego inauguraron Norwinco en Tucumán y la planta “Nº 3” en 1970, donde se expandió la línea a motores a explosión y grupos electrógenos a gas oil, en conjunto con la firma Siam.
El crecimiento fue tal, que llegaron a fabricar 27.000 tocadiscos mensuales y, de pronto, de cada hogar parecía salir alguna melodía proveniente de un Wincofon, con su aura encantadora y su diseño atractivo. Había nacido un mito.
Hasta entonces, diversas crisis habían azotado, pero lograban sortear los huracanes. Sin embargo, una nueva inestabilidad argentina castigó con una fuerza arrolladora y, a partir de 1973, comenzó la caída. Para enero de 1978 la producción se paralizó y el directorio completo renunció. La política económica impulsada por la dictadura favorecía la importación de productos, haciendo inviable la continuidad de compañías como Winco.
En enero de 1980 se decretó el cese de las actividades.
Morir y renacer: traer el pasado al presente
La marca parecía haber muerto, pero en los corazones de los argentinos seguía latiendo. Coleccionistas, grupos de fanáticos y arraigados, comenzaron a atesorar sus Wincofon, reconociendo en aquel objeto el espíritu luchador argentino y el vínculo con tan añorados recuerdos.
Los años transcurrieron, al igual que los vaivenes de una nación impredecible, hasta que las casualidades del destino condujeron a nuevos emprendedores a traer el pasado al presente.
Todo sucedió en 2003, justo cuando Miguel Goldcher y Fabian Zaleski empezaban a planificar el desarrollo de una línea de electrodomésticos para vender en la Argentina. Un agente de patentes les ofreció la marca Winco y no lo dudaron.
“A pesar de haber estado desaparecida del mercado por más de veinte años, la marca Winco representa algo muy fuerte para toda una generación”, aseguran. “Desde ese entonces hasta hoy, la línea fue sumando nuevos productos y creciendo a pesar de los problemas económicos, siempre basados en cuatro pilares: innovación, calidad, servicio postventa y buen precio. Si bien la idea inicial apuntaba solamente a una línea de audio, hoy la empresa ofrece más de 150 productos de cuidado personal, pequeños electrodomésticos de cocina, productos para el hogar y artículos de audio, incluyendo al mítico Wincofon”.
“Para este 2021 planificamos lanzar al mercado más de veinte artículos de última tecnología. La idea, siempre, es mantener un camino de innovación”, continúan. “El motor son los mensajes por mail o por redes sociales con muestras de afecto. Es algo que nos llena muchísimo”.
Winco: un fiel reflejo del espíritu argentino
Emprender, producir, fabricar, desarrollar en Argentina para muchos es sinónimo de embarcarse en una travesía quijotesca. Miles de argentinos y argentinas se preguntan si tiene sentido. Los cambios políticos con planes que caducan con cada mandato, superficiales, cargados de obligaciones fiscales asfixiantes, y sin contemplar la imperiosa necesidad de proyectar a largo plazo a fin de generar estabilidad financiera y confianza, derivan en el cese de la generación de empresas que requieran procesos complejos y grandes capitales, para evitar la vulnerabilidad y el riego a quebrarse con el primer mal viento. Entonces, la industria nacional pierde.
Desde Winco, sin embargo, deciden creer. Al igual que sus ideadores originales, hoy apuestan a no dejarse vencer por la desconfianza al país y a no mirar al pasado, sino al presente y al futuro.
“Winco es una empresa familiar que compite con las marcas más importantes de igual a igual. Un fiel reflejo del espíritu argentino; el recurso humano es el mayor de sus valores”, aseguran con orgullo. “Más de 200 familias dependen directa e indirectamente de la empresa y todos ellos tienen muy puesta la camiseta. Día a día hacemos mucho esfuerzo para seguir creciendo y darles a los argentinos un producto que realmente puedan disfrutar. Todo esto es valorado por los clientes y por eso nos apoyan tanto en este camino. Algunos nos cuentan historias de cuando eran chicos, otros nos transmiten lo felices que están con sus nuevos productos, que los asocian con familia, amigos y míticos recuerdos. Es algo muy lindo y que nos da muchas fuerzas para seguir haciendo nuestro trabajo”.
Más leídas de Lifestyle
1El viaje continúa. Bodega El Esteco abre un nuevo capítulo con la presentación de su enólogo: Claudio Maza
2El paraíso favorito de las cucarachas: este es el aparato que se usa todos los días y que más atrae a estos insectos
3¿Es pinsa o pizza?: un grupo de amigos descubrió esta variedad romana y la de mortadella y pistachos es famosa en el barrio
4Navegó a la Antártida, descubrió el poder del silencio y detalló cómo fue vivir con nueve amigos en un velero
