Alexandre Herchcovitch: "Mis prendas no se ven brasileñas"
Es uno de los creativos brasileños con mayor proyección internacional. Vino a Buenos Aires a desfilar, a pasear y a hablar de lo que más le gusta: la moda, su forma de expresión
Recién llegado a Buenos Aires, el diseñador brasileño Alexandre Herchcovitch hace un alto en los castings para su desfile en CitiWomanSix o Clock Tea, que se realizará hoy en La Rural, para charlar sobre diseño. Entre risas y confesiones en portugués, inglés y algo de español, este referente de la moda paulista consagrado en las principales pasarelas del mundo, resultó ser de lo más relajado, cotidiano y simpático.
–¿Qué te trae por Buenos Aires?
–Me invitaron a presentar mi última colección y siempre me gustó mucho la ciudad. Venía de turismo seguido cuando era chico. ¡Debo haber venido más de diez veces!
–¡Y todavía no hablás portuñol!
–No (risas), pero creo que nos entendemos igual.
–¿En el nivel del diseño también nos entendemos?
–Noto que en Brasil hay más diseñadores que aquí, porque nuestro país es más grande. Hablo de cantidad no cualidad. La moda argentina es más conservadora, y en Brasil al ser un país más caliente se termina mostrando más el cuerpo. Acá es más europea, más tapada.
–El contexto es diferente.
–Sí. Igual las dos modas se completan. Cuando venimos a Buenos Aires –viajó con su equipo– nos quedamos muy impresionados con su arquitectura y cómo la ciudad fue construida, que es muy diferente a San Pablo. Siendo tan próximas las influencias son muy diferentes. Para nosotros caminar por cualquiera de sus calles es un gran paseo. Nos resulta interesante y podemos observar cómo la ciudad se preserva. En cambio allá no se preserva ni un monumento, y pocos edificios cuentan la historia de la ciudad.
–¿Se ve de Brasil en tus diseños?
–Creo que mis creaciones son más universales que locales. Cumplí veinte años de carrera y a decir verdad, en pocos momentos mis prendas se ven como brasileñas. Es que no me gusta mucho el folklore brasileño en la ropa. Es mucho más universal, más cosmopolita, pudiendo ser usada y consumida por el mundo entero. De todos modos nací en Brasil, y si hubiera nacido aquí mis prendas serían diferentes, con certeza. Mi trabajo es la unión de donde nací con la educación que recibí de mi familia, y los valores que considero importante trasladar a mi ropa.
–Si tuvieras que definir la identidad de tu marca…
–Intento vestir a las personas de una manera fuera de lo común con mucha calidad. Conseguí a lo largo del tiempo que mis clientes no sean percibidos, siempre.
–La imagen igual fue cambiando.
–El concepto de la marca es el mismo, y lo que cambian son los temas de cada colección, y los momentos. Nunca uso mi moda para hacer política o hacer algún reclamo. Simplemente hago ropa.
–La pregunta es: ¿por qué hacés ropa?
–Fue la manera que elegí para expresarme. Comencé cuando observaba a mi madre hacer su ropa en casa, a los 10 u 11 años. Le pedí que me enseñe a medir, cortar, hilvanar, coser. Con el tiempo fui haciendo ropa para ella, para mí, para algunos amigos, hasta armar un negocio de eso.
–¿Todavía hacés tu propia ropa?
–No, no tengo más tiempo. Dentro de mi casa tengo un cuarto que es un atelier, y a veces me coso algo para mí, pero es bastante raro. Igual cada vez tengo más ganas de volver a hacer eso que hacía cuando comencé veinte años atrás. Mientras es un hobby, pero ni vendo ni hago una línea de eso.
–¿Cuál es el desafío que enfrentás al comenzar una colección?
–El mayor es mantener la imagen, que ésta continúe y sea entendida tanto por el público que ya consume la marca como por cada vez más personas. Por otro lado esta profesión es muy cruel, porque cada seis meses hay que mostrar una nueva colección, siempre mejor que la anterior.
–Es cruel, pero te mantiene activo.
–Y vivo a tiempo completo. Pensar algo nuevo para cada temporada, hacer que la cabeza funcione, se active, es un gran ejercicio para mi cerebro, una evolución como ser humano.
–Si no fueras diseñador, ¿qué serías?
–Arquitecto, cocinero tal vez…
–Hablemos sobre América latina. ¿Cuál es tu visión de este mercado?
–Está muy difícil. Vendo en muchas partes del mundo, pero nunca vendí en América latina (excepto Brasil). Es gracioso porque tenemos raíces similares, quizás en Brasil hay una mixtura mayor, somos los menos conservadores, más abiertos a las novedades, y el clima ayuda a la informalidad. Creo que los otros países son más cerrados y acaban consumiendo moda local o europea/ norteamericana.
–Pero la moda internacional está con los ojos sobre América latina.
–Si, especialmente sobre Brasil. Todas las grandes marcas desembarcan allí, abren tiendas, captan público y es un problema para los diseñadores locales.
–Es un problema, pero también un desafío.
–Ambos. Vamos a ver porque como es una novedad, un boom, quizás es sólo un comienzo. De a poco se irá normalizando.
–Pueden aprovechar esta explosión igual, ¿no?
-Claro, tenemos que o hacer ropa más económica o más creativa. Va por ahí.
ESCRITO en la mano
- Su objeto es el tatuaje que lleva sobre su mano izquierda. Simula la etiqueta que se pegaba en la tapa del cuaderno escolar: "Siempre me escribí la mano, entonces hice este lugar para anotar ahí. Como ahora guardo todo en el celular no la uso más, pero 15 años atrás era muy útil".