Alta costura
Piezas bordadas, faldas cortas con cola y vuelo en puestas espectaculares, para mostrar el diseño más exquisito de la primavera-verano 2017, en una ciudad que se precia de tener nombre propio en la moda internacional
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Desde Buenos Aires seguimos al instante los desfiles de la principal pasarela de la moda: París, que tiene nombre propio para el diseño más extravagante y sofisticado, la haute couture, y te contamos nuestra impresión de la propuesta de los modistos más exclusivos.
Chanel

Espejos en las paredes y los pisos del Grand Palais para reflejar de manera brillante un clásico que siempre se reinventa, los elegantes trajes de Coco, todos con algún toque brillante, sus singulares sombreros y hasta las famosas perlas. Karl Lagerfeld desplegó un desfile metálico, en tonos plateados y toques de brillo que, cual faro de la moda, reveló una nueva silueta. El icónico tailleur de tweed transformado con línea distinta y hasta hecho vestido, con la cintura más alta y la cadera algo abullonada. Su clásico de tweed, también se presentó en una pieza tejida a mano y con pliegues artesanales. Sumó vestidos de noche en tejidos etéreos, con volados de tul o ingrávidas plumas. De más está escribirlo, impecable.




Dior

Un bosque de hadas con vestidos de princesa cargados de bordados y las flores que tanto le gustaban a Christian Dior. La propuesta de María Grazia Chiuri resultó teatral –aunque no tanto como la de los tiempos de John Galliano– con mucho verde, árboles incluidos, y guirnaldas de colores que caían del techo. Como las costureras de la maison arrancaban la jornada leyendo el horóscopo, Chiuri decidió adornar los vestidos con los signos del zodíaco. Laboriosos bordados y brillo sobre tul en vestidos que marcaron la cintura, fiel al new look creado por el gran modisto a fines de los años 40. Acompañó con tocados y máscaras, obra del sombrerero Stephen Jones.














Ralph & Russo

Para la firma Tamara Ralph y Michael Russo –la primera británica que logró mostrar lo suyo en la semana de París– hay una nueva feminidad y la mostraron en una colección que fusiona lo geométrico con lo orgánico, en piezas urbanas más contemporáneas que en otras temporadas. Sus vestidos acompañan la silueta femenina, no en vano son los elegidos de Angelina Jolie y Beyoncé, y la marcan un poco más o un poco menos, con escotes pronunciados, en V, corazón, un sólo hombro o strapless, llevados con faldas de línea A abiertas con tajos importantes, más cortas con cola o más lánguidas y vaporosas en organza de seda y tul, sobre todo. No faltó la megafalda repollo, muy vista en la alta costura parisiense. Esa amalgama, además de líneas geométricas, la mostraron en metalizados y muchos apliques florales. Todo en una paleta que varía entre el off white, cemento, nude, lila, celeste y rosa pálidos, el infaltable negro y un fuerte colorado.

Schiaparelli

El desfile se hizo en su casa, frente a la histórica Place Vendôme, donde Elsa Schiaparelli impactó en 1938 con el surrealismo de Dalí en Circus. Más despojada, sin tanto adorno, en manos de Bertrand Guyon “la colección es sencilla, para todo tipo de mujer. Un juego entre gráficos y brillo”, definió el diseñador. Sin embargo hubo referencias a aquella osada puesta, como la estampa de langosta en la falda simulando trepar por la pierna de la modelo. Mostró chaquetas elegantes en contraste con vestidos ligeros, delicados stilettos o bucaneras de color. Los tonos encendidos, como el fucsia y colorado, se sumaron al off white sobre el que se destacaron las mencionadas estampas. Para la noche, brillos y metalizados.


Giambattista Valli

Con estampados de flores mogul y las esponjosas colas de chifón, el diseñador romano trazó una ruta de costura hacia la India. Etérea, profusa, mostró una colección dominada por apliques y bordados inspirados en ese imperio hindú, como ramas floreadas sobre satén blanco; siempre en faldas largas de línea A con repollo en tul muy María Antonieta, otras largas lánguidas con cierto vuelo y cortas con cola de princesa.Para el día, sus favoritas túnicas con estampados de flores exóticas de la India. Y Valli las presentó para llevar solas o bien con vestidos cortos o pantalones de seda; todo con dobleces a la vista, como recién sacado de una valija, y una alusión o recuerdo a Franca Sozzani, la reciente fallecida editora de Vogue Italia. “En poder de su propia feminidad”, definió el creativo.


Armani Privé

“Una colección afrutada”, en palabras de Giorgio Armani. Los tonos naranja y miel, con algo de rojizo y rosado de su etiqueta Privé “le sientan bien a rubias y morenas; son frescos y nuevos para mí, especial para la actual generación Armani”. Y no hay duda, el naranja es el nuevo negro de Armani para su primavera verano 17, que lo combina con el clásico nero. No es la primera vez que el gran modisto italiano domina con un solo color, ya lo usó por ejemplo en aquella colección que iba del lila al malva más oscuro; ojo de artista que logra estas variaciones sutiles y degradés. Una silueta al cuerpo, con hombros que siempre destaca de manera elegante, faldas estilizadas o pantalones de excelente caída, todo con un equilibrado brillo, el de cristales y del lúrex.



Elie Saab

La novelada Sherezade de las Mil y una noches volvió a escena en la pasarela del libanés que sabe muy bien cómo convertir en princesa a una mujer. Una oda a la seducción árabe egipcia a través de delicados bordados de flores, arabescos, mandalas y ramas; todo muy sutil, en dorado, azul intenso, celeste pálido y nude sobre transparencias que dejan ver la figura, con la cintura marcada con cintos elegantes. Faldas largas con vuelo y más cortas cruzadas y abiertas, con escote bote en elegante cruz, además de otros en pronunciada U, halter y más cerrados pero transparentes.Mostró algunos looks con tiaras y también con lazos-vinchas anchas y urbanizados con anteojos redondos. Siempre de ensueño, para levantar vuelo en mucho más que una alfombra roja.



Maison Margiela

John Galliano cada vez pisa más fuerte en Maison Margiela y le da identidad a esta nueva etapa de la firma del belga Martin Margiela, con una deconstrucción extravagante que lo define. “Esta colección trata sobre la adición de filtros, tanto sobre eliminarlos como de compartirlos y estar conectados; todo para relacionarse a través de emociones mutuas que tienen su origen en los recuerdos”, dijo Galliano, en una escueta explicación, ya que cuanto más se expresa en pasarela menos quiere hablar de su trabajo.Vestidos perfectamente cortados y terminados, recortes, superposiciones, sedas que se filtran, imágenes bien definidas sobre tules y sombreros importantes. El avance de Galliano, en buen equilibrio.



Jean Paul Gaultier

Sombreros y pañuelos en la cabeza estilo español, pantalones de cintura alta, faldas flamenco, otras mega de línea A con estampas de girasol o a rayas y algunas lápiz acompañadas de blusas con encaje y off shoulders, además de algún bolero y chaquetas con hombros en punta y otros desplegados cual megaabanicos. Todo para la escapada campestre del terrible enfant, guitarras en vivo incluidas. No faltó su característico corsé superpuesto. Mucho print, lazos, transparencias y más pantalones que otra prenda, al tobillo, cigarettes y más amplios. Varió con tonos encendidos, como verde esmeralda, azul Klein, colorado, negro y blanco. Final con novia descalza, que agitaba el vestido con mangas de encaje que se abrían simulando alas, llevada en carretilla por un modelo con el torso desnudo, muy Gaultier.





Viktor & Rolf

Alta costura, alto reciclaje. El de la pareja de diseñadores holandeses, Viktor Horsting y Rolf Snoeren, que presentaron El bulevar de los sueños rotos, una colección de "diseño hecho con conciencia", basada en el kintsugi una técnica de cerámica japonesa conocida como el arte de reparar un corazón, que sigue el concepto de la belleza de la imperfección, acentúa el desgaste añadiendo dorado a las grietas que se forman. Una idea difícil de lograr en tela, pero que V&R resolvió de manera impecable, con detalles como un corpiño con áreas rasgadas con trazos en hilos de oro y una falda en tul rosa con el color difuminado en pastel sobre sus volados. El tul, el leitmotiv de muchas de las faldas, la prenda it de esta pasarela, en un modelo que ganó: línea A, bien de princesa, laboriosamente trabajada, en forma artesanal. Sumó otros vestidos, con más al cuerpo y en cascada, y trajes de chaqueta y cigarette.



Valentino

"A través de las pasiones es como los sueños se tornan realidad", tuiteó la firma Valentino minutos antes de entrar en escena y resultó el manifiesto emocional de Pierpaolo Piccioli, el diseñador que se presentó sólo –antes en pareja creativa con María Grazia Chiuri. Lejos de mostrase como el romántico empedernido que se le conocía, hizo un muy buen ejercicio de purismo, en piezas monocolor, a tono con los bocetos que el artista Tiroche DeLeon que decoraron la Place Vendôme. En blanco, crema, verde seco, plateado, rosa viejo, rojo, lila, lavanda, fucsia y amarillo pastel. Un expresionismo abstracto impecable. Todos vestidos largos con faldas lánguidas con juego, plisados, algo de transparencias y apliques bordados con brillo.




