Carla Cando: “Acá no hacemos prêt-à-porter”
Su sastrería resignificada, con un touch punk, es la clave que define a Dandelion & Burdock, la marca que concibió esta diseñadora formada en Londres
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Es una creativa que parte de lo tradicional, eso que se espera que haga, pero que al hacerlo de manera no convencional sorprende con un couture diferente, personal, que incluye un touch punk londinense para una sastrería resignificada. Así es la propuesta de Dandelion & Burdock, la marca de la diseñadora Carla Cando, una argentina formada en Londres que, de regreso a Buenos Aires, llama la atención con su diseño. En materiales nobles y con detalles y recursos cuidados, lo suyo es llevar la sastrería masculina al universo femenino. Sutil, clásica y a la vez transgresora: “Un look que cada mujer puede armar según cómo se sienta”. En abril y a punto de cumplir un año estrenará local en Palermo, un espacio de encuentro interdisciplinario, que asegura “no será un lugar sólo de percheros con ropa colgada”.
–¿Cómo empezaste?
–Estudié Diseño de indumentaria en la UBA y mi tesis de grado se transformó en una marca de sastrería para hombres llamada Spina, que logré subir a pasarela en 2003, tanto en Buenos Aires como en Santiago de Chile.
–¿Influyó tu abuelo sastre?
–Elegí la sastrería porque siempre me interesó la construcción de prendas. Un día abrí una pieza artesanal y me di cuenta de que tenía un universo de posibilidades ocultas por desarrollar, cambiar, intervenir de manera personal, crear. Siempre tuve el impulso de desarmar las cosas, ropa incluida, ver qué tienen adentro y reconstituirlas, rehacerlas. La sastrería te ofrece esa diversidad de elementos para combinar y rearmar. Hubo algo instintivo, que creo que no se dio por ver a mi abuelo, aunque quizás sí.
–¿Cómo es Dandelion & Burdock?
–En 2008, me fui a vivir a México y después estuve un año y medio en Londres estudiando fotografía en el Central Saint Martins. Había dejado mi marca Spina y en 2013 volví a la Argentina. Empecé a trabajar en fotografía, a asistir a fotógrafos, hacer editoriales, mientras tanto una amiga, Elizabeth Yoon, quien ahora es mi socia, me insistía para que hiciéramos una marca de ropa juntas. Finalmente, sentí que en esta marca podía conjugar todas mis inquietudes desde la música, el diseño hasta la fotografía.
–¿Qué significa el nombre?
–Es una frase de una canción de Arctic Monkeys y viene de una bebida originaria de Londres que está hecha con una flor llamada diente de león, etérea, frágil, que se expande y crece y con burdock, una raíz que tiene unas flores que parecen púas. Y básicamente se trata de una metáfora de estos dos elementos que juntos hacen equilibrio, cómo lo romántico y lo aguerrido conviven en los seres humanos. La prenda que uno elige define cuánto de dandelion o de burdock va a tener su look.
–¿Cuán suaves o ásperas podemos ser?
–Creo que las mujeres llevamos esos dos aspectos siempre, puede ser que un día nos sintamos más románticas y otro seamos más de armas tomar.
–¿Londres es tu musa?
–Sí. En esa ciudad viví desde los 16 años, cuando hice un semestre del secundario. Yo era una especie de outsider en mi grupo y recuerdo que un día me subí al subte y vi a un pibe rapado con una cresta y descubrí el punk. Fue el primer momento en que sentí que había algo con lo que me identificaba. Descubrí música que me movilizaba y que además tenía una ideología y una representación estética que compartía.
–Todo cerraba…
–Me metí en ese universo, recuerdo que me fui a Londres con el pelo superlargo, era una porteña más y volví con la cabeza afeitada, aros, los Dr. Martens y los chupines. Al mismo tiempo, descubrí a Vivienne Westwood y me enamoré de su diseño, pero más que nada de su cabeza. Ese mundo me llevó directo a la sastrería. El punk tiene mucho de trabajar con elementos tradicionales como los que usa la sastrería, pero a la vez busca darles una vuelta, una salida. Uno de los ejes de la marca es la sastrería pero trabajada de manera no tradicional.
–Resignificada.
–Sí. Por empezar acá no hacemos prêt-à-porter, que es la respuesta del mercado a la vestimenta femenina. La base de Dandelion & Burdock es la sastrería tradicional, con detalles como los ojales que se abren y hechos a mano, tiene la misma nobleza que la sastrería tradicional masculina. Siempre tuve esa inquietud porque creo que las mujeres no ponemos la misma atención en la vestimenta, ese cuidado que se ve en la sastrería masculina. Y es porque la sastrería surge como respuesta a las necesidades de vestimenta del hombre burgués, que es el que genera, el que hace, pero nosotras también hacemos; las mujeres necesitamos vestirnos bien.
–¿Cómo definís tu diseño?
–Las primeras colecciones tienen eso de hermano mayor, de cumplir, reflejar la identidad de marca, fue muy sastrera, por supuesto. Tenemos dos líneas, la sastrería y la sartorial, con básicos que llevan nombres de reinas de Inglaterra; por ejemplo, una remera de escote redondo se llama Mary y un chupín de jean, Elizabeth. La idea es poder combinar ambas.
–¿Cuáles son las tipologías más fuertes?
–Los pantalones, los sacos y las camisas. Usamos una paleta neutra, sólo hay algunos acentos de color; no van a encontrar flores, ni estampados tropicales. Es que por más que cambie la estación todos seguimos escuchando la misma música, viendo a las mismas personas, no tenemos por qué llenarnos de flores, podemos seguir con el mismo estilo. Queremos dar una opción parecida al placard de invierno pero en telas frescas.
–¿Para qué mujer diseñás?
–Para Debbie Harry y Patti Smith... es mi fantasía; en realidad, para mis amigas, mi mamá... Es una propuesta que incluye a distintos tipos de mujeres, sin uniformarlas. Cada una puede llevar lo que proponemos para donde más le interese.
–¿Qué te inspira?
–Viajar, porque buscamos el espíritu de lo no acabado, eso es lo que nos atrae; por eso me enamoré de México, porque es una fuente de color y expresión, de cambio constante, y también Berlín, una ciudad tirada abajo y vuelta a hacer.
–¿Recursos?
–A partir de lo que inspira buscamos elementos que lo representen. Por ejemplo, este verano tuvo que ver con Berlín en invierno. Caminé mucho la calle, me llamó la atención cómo el clima interviene de manera natural en las cosas; por ejemplo, una pared de piedra que daba mucho frío nunca terminaba de secarse, y esa incidencia de la naturaleza se ve en las prendas. A su vez, en Berlín existe esa cosa de ser diplomáticamente correctos y me gustó reflejar esa dicotomía entre el afuera y el adentro.
–Los contrastes...
–Sí, afuera es todo blanco, negro, gris y entras a un bar y es todo color. Entonces, hay un vestido negro que adentro el forro es rojo. El brillo y lo lúdico tienen que ver con sus habitantes en el adentro y, en contraste, lo formal que son hacia afuera; reflejar esto, lo conseguí, por ejemplo, con paillettes en prendas que se peinan para un lado, que son negras de ese lado y blancas para el otro. A su vez, usé el plisado que genera esa sensación de grieta, de una historia que no está terminada. También, por eso, hay muchas terminaciones al corte, porque dan la sensación de algo que puede seguir.
–¿Diseñadores que te gustan?
–Nadine Zlotogora y Ceci Gadea, son estilos diferentes pero me gustan sus maneras de abordar el diseño, la seriedad con que lo hacen; tienen la ética del oficio, al igual que los Kostüme.
–¿Qué se viene?
–En abril próximo, abrimos nuestro primer local en Malabia, entre Gorriti y Honduras. Queremos que sea un espacio en el que se puedan hacer cruces interdisciplinarios: de proyectar una película en la terraza, acciones con una galería de arte a propuestas de música: Pretendemos que no sea sólo un perchero con ropa colgada.
Prenda que la define
“Es un saco intervenido con alfileres de gancho que tiene todo el espíritu de Dandelion & Burdock, con detalles: estampa en el interior de la espalda y parches. Muestra cómo la sastrería clásica está resignificada”.

