Celebración
De Miss Siete Días a la tevé. Luego, 25 años dedicados a la moda, Adriana Costantini
1 minuto de lectura'
Adriana Costantini está de fiesta: celebra sus 25 años en la moda con mucha emoción. Compartió su alegría con sus clientas desde la pasarela de BAAM, con su colección Aniversario, que tuvo show en vivo. Y también confiesa que festeja en la intimidad por seguir haciendo lo que le gusta, por haber sorteado muchos obstáculos, y por no haber discontinuado su colección ni una temporada.
En su maison de Belgrano, sobre la calle Echeverría, recibe vestida de saco negro y camisa blanca con jabot y una gran sonrisa, que alguna vez brilló para un aviso de Kolynos. Es que los inicios de Costantini en la moda fueron marcados por el modelaje, desde el día en que fue elegida Miss Siete Días.
-¿Cómo empezaste tu carrera de modelo?
-Desde el momento en que Antonio Carrizo anunció que la elegida era la número 3. En cuestión de días estuve en el programa de Mirtha. Fue un sueño. Fui tapa de Siete Días , y después me llamó Gente . Hice mucha publicidad.Y después, sin pensarlo, llegó la tele.
-¿Dabas el pronóstico del tiempo?
-¡Sí! En el noticiero 60 minutos . Tuve que hacer un curso de tres meses de asistente de meteorólogo. Tenía que estudiar eso o locución. Y tenía un dibujito que me acompañaba, Don Perrito, que si se anunciaba lluvia salía con paraguas y si salía el sol usaba anteojos ahumados. Lo hice durante dos años.
-¿Allí ganaste popularidad?
-No. Mucho antes, pensá que antes las modelos éramos pocas. Unas 20 nada más.
-¿Cómo se despertó tu vocación para dedicarte a la moda?
- Empecé sin darme cuenta asesorando en el vestuario a Canela, que me había convocado para un micro de moda en su programa. No me preguntes por qué la asesoré. No lo sé. Antes las cosas se hacían así, sin tanta etiqueta. Por otra parte, con mi marido, que había trabajado para varias marcas importantes, había aprendido a tener ojo para las vidrieras, seleccionar prendas. Y, además, yo estaba buscando mi independencia.
-¿Cómo fue el puntapié inicial ?
-Mi marido, que me incentivaba, estaba dejando una oficina en el hotel Alvear y me dijo: ¿Por qué no la ocupas vos? Y ahí me largué. Me saqué una foto y les mandé un mensaje a todos con los que había desfilado: Estoy haciendo ropa . Tenía sólo cuatro trapos colgando.. . (se ríe). Sin embargo, muy pronto la marca nació como mayorista, inclinada hacia el interior, que era a lo que estaba acostumbrada por mi trabajo. Y después miré hacia la Capital y puse locales exclusivos.
-¿Qué te propusiste al inaugurar la firma?
- Quise hacer una etiqueta para mujeres de todas las edades y cuerpos.
- ¿Qué prendas se convirtieron en tu caballito de batalla?
- Las camisas. Siempre fui fanática. Y el espaldarazo fue cuando empecé a bordarlas. También me dediqué a los jeans con calce de mujer. Femeninos, pero a la vez bien jeans, no estilo boutiqueros . Y los adapté a todos los cuerpos, con seis calces diferentes, como cinturas chicas, caderas anchas, por ejemplo. También aposté al sportwear cuando era poco lo que había en el mercado. Y a los trajes de baño elegantes, que hacían falta y no había producción nacional.
-Sos una investigadora de mercado...
-Soy muy observadora. Es que al interior llevaba la ropa, desfilaba y sabía quién era mi clienta y qué necesitaba. Con el correr del tiempo, llegó la hora de dar una coherencia a las colecciones y decidí tomar un diseñador, de los primeros que dio la carrera de Diseño de la UBA.
-¿Llegó Pablo Ramírez?
-No, Carolina Aubele. Otro nombre... Hicimos una línea de trajes básicos. Ella ya tenía su escuela. La cuestión es que la contraté y al día siguiente nos fuimos a Europa. Después tuve otra diseñadora que contrataron de otra marca... Ahí sí llegó Pablo, un tiempo antes de su gran despegue.
-¿Qué referencias tenías?
-Me dijeron que venía de Gloria Vanderbilt y que era muy bueno. Lo primero que me deslumbró fue cómo dibujaba. Siempre valoro el respeto y profesionalismo que tuvo para interpretar mi marca. Porque yo bajo mucho línea. Sí me gusta que un diseñador me aggiorne, y eso fue lo que hizo Pablo conmigo. Colaboró en poner pinzas donde no era lo convencional, recortes; ceñía más las prendas, las mangas. Y yo le decía: ¿Te parece? Y después llegó Elio, con quien trabajo desde hace 10 años.
-¿Fue difícil atravesar 2001?
-Sí. Pablo tomó su camino. Y reformulé la empresa. Me tuve que achicar. Quedó un resumen de lo que era, ya que teníamos 14 locales exclusivos. En este país tenés que tener una cintura y una capacidad de cambiar de un plumazo tantas cosas. Lástima que no se pueda tener una planificación a largo plazo, que es tan necesaria. Entonces abrí franquicias, obtuve la colaboración de la gente que confiaba. Me quedé sin capital, pero ni una temporada sin fabricar.
-¿Qué opinas del gusto de la argentina?
-La mujer se aprieta mucho. Nos gusta demasiado eso... Pero ahora estamos aprendiendo a apretarnos por partes. Está bueno. También la mujer está más decidida, lanzada, más segura en lograr su propio estilo. Y cada vez más compra con inteligencia, calidad y que no pase de moda. O tendencia, a conciencia.
-¿A qué diseñadores admirás?
-Admiro a Pablo, me gusta mucho. A Martín Churba, porque es innovador; me gusta su estética y cómo experimenta. Y como marca, el desarrollo de Jazmín Chebar. Del exterior, Gianfranco Ferré, y Karl Lagerfeld cuenta con mi más profunda admiración. Lo que hace para Chanel me mata, y toda su reinvención.
-¿La mujer de mejor gusto?
-Carolina de Mónaco, que ya no es una chiquilina. Está siempre elegante y a la moda, sin disfrazarse.
-Un buen consejo para vestirse...
-Que la ropa te pertenezca, más allá de la tendencia. Que cada mujer la sienta propia, que la identifique. Yo, por ejemplo, siempre me visto igual y no me molesta. Siempre de camisa blanca, saco, chaleco. Cuando algo te gusta es como el amor a primera vista.

