Cien HISTORIAS que definen la esencia de un clásico argentino, Rossi & Caruso
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Por más de cien años, Rossi & Caruso -tradicional casa de marroquinería, indumentaria y talabartería- ha mantenido su vigencia. "¿Si hay un secreto? Creo que siempre hemos respondido a las exigencias de una clientela muy selecta, con calidad y excelente realización. Nuestro desafío es renovarnos", resume María Inés Caruso, al frente de la empresa familiar que fundó su padre. Pero su origen se remonta a una fábrica de 1868, que en 1941 cambió de nombre. Todo comenzó como una talabartería. "Se hacían monturas, botas y accesorios para carruajes, tanto para el trabajo en el campo como para el paseo en la ciudad, de charol y bronce", explica Caruso. Con el tiempo, las monturas pasaron a ser de uso deportivo y el principal artículo de exportación. Proveyeron a ejércitos de México, Chile, Venezuela y Uruguay, y durante la Segunda Guerra Mundial llegaron a instalar un taller anexo para equipar al ejército aliado.
Pero si hay una clientela que ha sido fiel a la casa desde el principio es la realeza. No hay muchas firmas en Buenos Aires que decoren sus locales con fotos de los emperadores de Japón, Akihito y Michiko; de Farah Diba, la mujer del sha de Persia; jefes de estado y divas de todas las épocas, como Marlene Dietrich o Bo Derek.
Cada vez que los reyes de España visitan la Argentina pasan por alguna de sus sucursales; Máxima de Holanda tiene fotos con sus productos. Y en uno de los locales hay una foto de la boda del príncipe Felipe y Letizia Ortiz, en la que agradecen el juego de bolsos y mandan afectuosos saludos.
El arte de viajar
Lo que sí perdura en la casa desde sus orígenes, además de la clientela, es la afinidad de la marca con los viajes. "Baúles y sombrereras de antaño devinieron equipos livianos, con ruedas y cuero, que encargan desde todo el mundo", agrega Caruso.
Pero actualmente, la ropa de cuero y gamuza, carteras y pequeña marroquinería es lo que ocupa más espacio en los locales. Y Kenya, Japón, Hawai, Sudáfrica e Italia se agregaron en los últimos meses a la larga lista de importadores de productos criollos.
"Nos damos cuenta de que tener años de experiencia es importante, pero puede jugar en contra. Por eso nos actualizamos constantemente con nuevos diseño y productos."
Por eso convocaron a un estudio especializado en armado de colecciones para incorporar nuevas tendencias, sin descuidar su personalidad. "El objetivo es sumar un rasgo joven y renovado a su imagen de tradición, calidad, distinción, prestigio y solidez", indican Víctor Salman y Alicia Posadas, de Usual-trend + color.
La propuesta de indumentaria incluirá, por primera vez, tejidos y combinaciones de paño y cuero. "Esto se verá en la próxima colección de invierno que anticiparán a fin de año. La línea tradicional de carteras ya comparte el estante con una de diseños más modernos, como la baguette y la shopping bag ", explican. Además, se multiplican los colores.
En Rossi & Caruso las anécdotas sobran. Por ejemplo, en la primera visita de los reyes de España, en 1978, fue tanta la gente que se agolpó en la puerta que los guardaespaldas reales no dejaban entrar al dueño de casa. "Tuve que salir a confirmar que era mi padre", recuerda Caruso. En otra visita posterior, la reina Sofía no se vio bien en la foto que había en una vitrina, y mandó otra para que la actualizaran.
"Mantenemos la calidad, que junto con la atención al cliente es nuestra columna vertebral", comenta Caruso. Por eso, la confección se realiza en talleres propios y en forma artesanal, aunque también trabajan con algunos talleres especializados como en el caso de la platería.
"Realizamos controles exhaustivos en cada proceso. Es lo que nos permite estar vigentes siempre y mantener un nombre en el tiempo."
La ropa se hace a medida y antojo, de personas y también... ¡de animales! Una extranjera llevó hace unas semanas un pantalón de Dolce y Gabbana para que lo reprodujeran tal cual en cuero, con sus 38 botones laterales. También hacen monturas que responden a un dibujo del contorno del caballo, para su perfecto calce.
Y para ciertas clientas porteñas muy selectas suelen instrumentar una especie de delivery: sus secretarias retiran del local un surtido de productos que ellas se prueban y eligen en sus casas. También respetan la tradición de otra compradora que, con cada nacimiento de un nieto, encarga el equipo más pequeño que han realizado: campera, botas y cinturón con minijunta, en tamaño de recién nacido.
Bobby Fisher, el campeón de ajedrez americano, fue quizás el más riguroso. Les encargó estuches para los relojes que utiliza durante el juego, y quiso ir a conocer el taller y presenciar su factura. "Se pasó la tarde charlando con los artesanos y probó el mate. Se quedó tan conforme que nos sigue encargando estuches", recuerda Caruso.
"Es muy difícil que digamos a algo que no. Y por eso nos quieren los clientes, mandan e-mails, fotos y siempre vuelven", concluye Caruso.

