Claudio Cerini: “En la pelu no vendo fantasías”
Respetado, trabajador, peluquero con todas las letras. Un precursor de los cortes con estilo, que está a punto de cumplir 30 años con su navaja, la que mejor lo identifica
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Descontracturó el look de las argentinas con nuevos cortos, mechas, peinados jugados y cortes con navaja. Su comienzos, sus cortes ícono, su historia de marcar tendencia. En los 90 le cortó el pelo a Deborah del Corral cortito y con navaja y fue un exitazo. Todas querían el corte de la conductora del momento (El Rayo). Su primer amor fue la arquitectura, una carrera muy costosa que no siguió, pero su gusto por la estética lo llevó a interesarse por lo que pasaba en los salones de peluquería del segundo marido de su madre. Se subió a un avión y se fue a aprender sobre pelo a Londres, a la escuela de Vidal Sassoon. Volvió con ideas y no tardó mucho en imponer un estilo. "La tijera te abre puertas que no te abre una llave", dice. Hoy tiene 6 locales, emplea a 700 personas y sigue a la vanguardia. En 2010 creó Cerini Lab, una escuela de ideas, investigación y desarrollo de productos. El 20 agosto se cumple 30 años de la apertura de su primer salón y del comienzo del estilo Cerini.
–¿Sos de familia de peluqueros?
–Sí, pero de manera indirecta. El segundo marido de mi madre tenía una cadena de peluquerías. Empezó por ahí, medio de invitado...
–¿Cómo empezaste?
–Nunca trabajé en una peluquería en Buenos Aires, me fui a Londres a estudiar con Vidal Sassoon, el padre de la peluquería moderna. Después de un mes salí con una beca de trabajo, pero yo vivía acá con mi abuela y no quise quedarme; volví y abrí Marcelo T. de Alvear 1471.
–¿Cómo se dio el boom?
–Me jugué. Le corté a Deborah del Corral, que venía con el pelo larguísimo; le corté corto, con navaja, que nadie cortaba así acá; le hice unas mechas grandes y tuve la suerte de que ella en vez de irse a la casa condujera El Rayo. Y claro, tenía de clientas potenciales a todas las adolescentes que la veían. Se armó una revolución.
–El boom Cerini…
–Sí, pero no fue casualidad. Yo la pegué un día con un corte de pelo, pero detrás había mucho trabajo, búsqueda. Tuve la suerte de que mi corte terminó en la cabeza de alguien que lo multiplicó por mil. No es que no tenía nada que hacer y saqué un hit. En ese tiempo había una escuela de la sobreexposición, las modelos, los desfiles en Punta del Este, y yo venía de otro lado, de formarme con Vidal Sassoon.
–¿Qué aprendiste?
–Lo más importante no es el trazo que hacés con la tijera, metódico; dividís, separás, son reglas de arquitectura aplicadas al corte de pelo. La forma en que lo hacés es lo que te define. También a quién se lo hacés, porque el mismo corte en una mujer que trabaja en una agencia de publicidad o en un banco es distinto; en la agencia te dicen qué lindo lo que te hiciste, y en el banco qué te hiciste. Otro punto es el ánimo de la persona, si es por un impulso de querer cambiar va a tener un 50% de riesgo de fracaso, o la que quiere ser como Liz Solari y nuestro trabajo es decirle tu versión de Liz Solari es ésta, educadamente.
–¿Las argentinas con el pelo?
–Antes de los 90 eran más clásicas, hubo una apertura. Antes el pelo corto no iba y ahora lo aceptan. Las redes sociales hacen que hasta la que menos viaja conozca las tendencias. En color el rubio sigue siendo el preferido, definitivamente.
–¿Qué es un buen corte?
–Todo. El corte de pelo es el marco de lo mejor que tenés, que es la cara. Por ejemplo, vos tenés el mejor zapato, la mejor cartera o una camisa y tenés mal el pelo y todo baja 5 puntos. Si tenés bien el pelo, todo lo que tenías más o menos lo levantas. –¿Qué se viene?
–Los cortes al hombro, irregulares; los nuevos largos están dos o tres centímetros debajo de los hombros. Los medianos son cancheros, un clásico para todas las edades.
–¿Tus cortes ícono?
–El de Lorena Giaquinto cuando le decoloré el pelo y se fue a trabajar a París; el de Daniela Urzi, bien cortito; una muy chiquita de 15 años Nicole Neumann; en un momento las diez o doce que lideraban la moda pasaban por Cerini. Después me concentré más en el público porque pensé que las modelos me iban a dar una visión equivocada de lo que estaba pasando. Mi visión es naturalmente urbana, no quería vincularme con la irrealidad de un ícono. La pongo a Liz Solari en la campaña, pero como una referencia, nada más. No vendo fantasías. Siempre aprendí de la clienta que viene al salón.
OBJETO PREFERIDO
. "Es mi nuevo amor, primero seduje a la tijera y ahora estoy tratando de seducir a la guitarra. La tengo hace unos meses y es mi escape, me dispersa. Aprendo con una profesora. En mi vida la música es fundamental"

