Empresaria
Karina Rabolini, Acaba de lanzar un perfume y va por más
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Las cuatro de la tarde en el Abasto. Evita y Gardel bailan un tango en un rincón. Recibe Karina Rabolini, en su casa, para hablar de sus cremas y perfumes. En el living, sillones modernos y cómodos y, en el comedor, esa escultura tanguera y argentina, "regalo de Gutiérrez Zaldívar", que rompe el minimalismo de la mesa tipo reunión del directorio.
Hay testigos: Fidel Castro, Eduardo Duhalde, Tabaré Vázquez, Bill Clinton y el Papa, que asoman desde portarretratos, naturalmente, como cualquier pariente. Rabolini, sin protocolos, se sienta lo más pancha, se saca la foto rápido ("no es lo que más me gusta") y empieza la entrevista...
-Acabás de lanzar un perfume de varón...
-Sí, nos fue muy bien. Acompañamos una tendencia en el nivel internacional y lanzamos una línea de cuidados básicos, que acompaña la fragancias Press. Hay una realidad: no es que el hombre ahora use cremas... antes se las robaba a la mujer, y ahora tiene líneas pensadas para él.
-¿Qué incluye la línea?
-Arrancamos con tres cremas: una es desestresante de ojos (para arrugas, bolsas y ojeras), un bálsamo after shave y un gel hidratante facial.
-¿Es fácil venderle cremas a un hombre?
-Es un mercado que está creciendo. Pasó lo mismo con las fragancias: antes era raro que usase un perfume y hoy es lo más normal que salga a comprarlo. Lo mismo va a pasar con las cremas... Hay una eterna discusión, ¿quiénes compran una crema masculina: el hombre o la mujer? Está repartido, pero están saliendo a comprar sus productos. Press for men acompaña una tendencia, la vuelta a los clásicos: es amaderada, especiada, con vetiver, sándado, frutas...
-¿Vos la elegiste?
-Fui dando pautas, pero me apoyé mucho en el perfumista Thierry Besart. Está desarrollada en Francia y sólo se embotella en la Argentina.
-¿Daniel Scioli lo aprobó?
-Es muy raro que cambie. Para mí era un desafío enorme, porque si no le gusta algo no lo usa. ¡Y le gustó! El otro día me pidió otro frasco para llevarse a la oficina. Lo he logrado.
-Y, además, lo pasea por los pasillos políticos...
-Es verdad, es verdad. Me ha dado muchas satisfacciones. El otro día fui a una fiesta y venían los hombres a mostrarme que tenían mi perfume.
-¿Se lo regalaste al presidente Kirchner?
-No, la verdad es que no se lo he regalado todavía. Me da vergüenza. Pero, por supuesto, en cuanto junte coraje se lo voy a mandar.
-¿No te tienta otro rubro más allá de la cosmética?
-Sí. Pero no te puedo adelantar demasiado, porque lo más probable es que se dé el año que viene. No tiene que ver con ropa... Anteojos, ¿cómo lo ves? Estamos evaluando.
-¿Ser la mujer del vicepresidente sirve como marketing?
-No lo sé... He hecho muchos esfuerzos por dividir las cosas. No sé cuál es la percepción de la gente. Si lo evaluamos, yo empecé en la cosmética mucho antes de que Daniel asumiese como vicepresidente. Es probable que la gente no lo recuerde amén de los esfuerzos que hago por dividir entre mi trabajo y cuando estoy acompañándolo.
-Es un trabajo doble...
-Obviamente que mi agenda se ha complicado más. Viajo sólo lo necesario, cuando no puedo no ir.
-¿Opina de tu empresa?
-No, en casa se habla más de política que de lo mío. Yo estoy más al tanto de sus cosas que él de las mías.
-¿De qué partido sos?
-¡Estoy afiliada al justicialismo!
-¿Y sos kirchnerista, duhaldista...?
-No hablo de política públicamente (risas). Me encanta discutir de política, me encanta escuchar hablar de política, pero lo hago en forma privada por prudencia. Además, en algunas cosas puedo coincidir con Daniel y en otras no.
-Es un terreno complicado...
-Yo estoy bastante más lejos de la política de lo que se cree. Opino como cualquier ciudadana que le interesa el tema, no más que eso. No me meto en las divisiones. No tengo voz ni voto.
-¿Nunca le llevaste tus cremas a Cristina de Kirchner?
-Estoy haciendo memoria... Sí, le he mandado los perfumes. ¿Cremas? No me acuerdo si se las mandé...
-¿Y qué personajes conociste en tus viajes?
-Me encantó desde conocer a Fidel Castro y los reyes de España hasta a Clinton. Son parte de la historia, han tomado decisiones que definen la vida de muchas personas.
-¿Cómo es tu vida diaria?
-Desayunamos juntos. En casa es como la comida más importante. Y cada uno se va a trabajar...
-Y tenés la suerte de tener las oficinas acá, en tu casa...
-Con mis socios le alquilamos a Daniel una parte de la casa.
-¿Te cobra un alquiler?
-Obviamente. No me veas a mí como su mujer. Es una sociedad.
-¿Te vestís con Evangelina Bomparola?
-Sí, a veces con ella. Otras, con Graciela Zito. Recurro mucho a mi placard y reformo mucho.
-Hacés un papel muy digno...
-Cuando voy afuera soy más consciente del lugar que ocupa Daniel...
-Hay que estar a la altura de las circunstancias...
-Ser respestuosa de la situación, del protocolo y vestirse de acuerdo con la ocasión. Ahí te das cuenta que hay que vestirse de la mejor manera posible. Encontré un estilo con el que me siento cómoda. A mucha gente puede no gustarle.
-¿Y el famoso estilo K, saco abierto y los mocasines todo terreno?
-Jamás me animaría a juzgar a alguien por cómo se viste o se deja de vestir. Te repito: hay mucha gente a la que no le gusta como me visto.
-¿Te gustaría un cargo político?
-No. Pretendo seguir trabajando en esto, con un grupo de profesionales excelentes.
La marca
Virgin SA es la empresa que lleva adelante la producción y comercialización (trabajan cerca de 45 personas) de productos Karina Rabolini, que comenzó a funcionar en abril de 2002. Arrancó con cremas y ya suma varias líneas: Care skin (tratamiento), Stop the clock (antiedad) y perfumería (masculina y femenina). Además, comercializa la línea Infanzia. Los productos Karina Rabolini se venden en alrededor de 2000 puntos de venta (perfumerías, farmacias y el duty free shop). Durante 2004 la empresa facturó 6 millones de pesos. "Estamos contentos. Los productos tienen una estética americana-europea y un precio acorde con el mercado. El más económico cuesta 10,50 pesos y el más caro 57 pesos", afirma Ramiro San Pedro, director comercial, que acaba iniciar contactos con China con vistas "a seguir creciendo".

