Joyas personalizadas, una emoción a medida
Cada vez más firmas de joyería ofrecen piezas a pedido con frases, nombres y recuerdos muy personales en anillos, dijes y pulseras. De cómo materializar un sentimiento para toda la vida
Llevar pulseras con frases especiales, colgantes con los nombres de los hijos y medallas o llaveros con dibujos reales tallados es tendencia. Una expresión más del individualismo de la época, en el que consumo apunta a ser único y especial, hasta el último detalle de estilo busca responder a la propia identidad. Comprar metal tatuado puede ser una manera de aferrarse a algo que no cambie y que quede como legado, o bien el gusto por llevar algo que represente a los seres queridos o sus mensajes en el cuerpo, sin llegar al extremo del tatuaje en la piel. Cada vez hay más oferta de accesorios personalizados. Cómo es la moda de diseñar la propia joya.
“Hay tantos diseños de joyas como ideas, sueños y expresiones de amor, nuestro objetivo es darles voz a los deseos de nuestras clientas”, dicen Carolina Singerman y Viviana Zamajovsky, dueñas de Repertorio de joyas, una firma que comercializa accesorios personalizados, desde hace un año. Se inspiraron en Carrie Bradshaw, el mítico personaje fashionista de Sarah Jessica Parker en Sex and the City. Ella solía acompañar sus looks soñados con un collar de oro con su nombre, el mismo que hoy inspiró el modelo Nameplate, que es tendencia en todo el mundo. Lo suyo, un acierto porque su collar Carrie Bradshaw tiene nada menos que 572.000 búsquedas en Google.
Como un amuleto o talismán de protección, hay consumidoras que eligen llevar una frase para que las acompañe a todos lados: “Varias clientas eligen tatuarse en plata, contenidos para la conciencia como La vida es ahora, cuentan Carolina y Viviana. Son mantras perpetuados en un accesorio, que al verlos se incorporan aún más a la rutina.
Marina Wain, de la firma que lleva su nombre, se declara fan de las historias detrás de los pedidos de sus clientas: “Una maravillosa es la de una chica que estaba haciendo tratamientos para quedar embarazada desde hacía muchos años, y me pidió que le grabara una pulsera con la frase No dejes de soñar. Cada vez que miraba su joya, le recordaba el valor del esfuerzo que estaba haciendo para ser mamá”. Una frase que piden mucho ahora es Vivir, reír y amar, también Todo pasa y la palabra Soltar.
Son furor las esclavas o los dijes de corazones o de argollas entrelazadas tallados con los nombres de los hijos, como una reedición de las clásicas cadenas de oro con nenes de los 90. “Si bien ninguna mamá necesita que un accesorio le recuerde que tiene hijos, a veces una está manejando o estresada, y de golpe mira la pulsera, piensa en ellos, y es como un pequeño momento lindo del día”, dice Wain.
“En un contexto donde casi todo es efímero, las personas buscan aferrarse a algo que resulte definitivo”, explica Susana Saulquin, directora del posgrado en Sociología del Diseño de la UBA. Los bienes materiales duran menos, la ropa se usa durante una temporada y las modas pasan veloces, todo transmitido en vivo, las 24 horas, por las redes sociales, y la única emperadora es la imagen. “Esto hace que las personas busquen individualizarse en respuesta a su miedo a desaparecer en la maraña social”, indica la investigadora. Una revaloración de lo artesanal, en rechazo a los productos seriados, que homogenizan a los consumidores, que tiene antecedentes “en los años 70, cuando la gente empezó a ponerse las iniciales en la ropa; en los 80, con los anillos de oro con las iniciales, y con los tatuajes en los 90”, dice Saulquin.
Las emociones en exhibición
Las joyas también funcionan como legado y si son personalizadas puede que la magia del recuerdo se multiplique. La primera colección de Marina Wain se llamó El legado nos inspira, y fue al tiempo de recibir un pequeño cofre con joyas heredadas de su mamá, y descubrir que cada una encerraba una historia, “como un escarabajo que usaba cuando yo era chiquita y que lo tiene en varias fotos, y ahora está guardado en mi propio alhajero”, cuenta.
Que una pieza de joyería dure para toda la vida, le aporta un valor emotivo especial y, según Saulquin, los sentimientos son el nuevo signo de poder de la época. “Mientras que en el siglo XIX y buena parte del XX, el poder radicaba en poseer cosas, y a partir de los años 70 además había que parecer, en los últimos tiempos se pone el acento en el ser, con las emociones y sentimientos involucrados”. Lo importante ahora, explica, es destacar la dimensión emocional; los sentimientos ocupan un lugar fundamental en el nuevo esquema social, y todo aquello en que estén involucrados importa mucho más que el tener y el parecer.
En este abandono de la cultura de masas por la búsqueda de distinción, está la opción de perpetuar los dibujos de los hijos en un llavero o medalla. “Contamos con el aporte de pequeños artistas que, con sus dibujos, son los que mejor logran representar el amor por su papá o su mamá, o aquello que más les gusta”, cuentan las dueñas de Repertorio de Joyas sobre su modelo Mini Picasso, que transforma obras de papel en llaveros de plata.
“Me muero de amor cuando me piden que grabe el nombre de una abuela en la pulsera, será que mi marca se llama así por mi abuela que tanto me inspiró y sigue haciéndolo”, comparte la dueña de la firma de Joyas personalizadas, Josefa Ares, y opina que “las joyas personalizadas son recuerdos que no pasan de moda, regalos que nos identifican”. En igual medida, las compras de este tipo joyas son realizadas en forma personal y, en general, son un regalo por nacimiento, Día de la Madre, cumpleaños, aunque también resultan una buena opción para los culposos: “Más de una vez vinieron hombres a pedirme pulseras o medallas con frases como Lo lamento, te amo”, cuenta Marina Wain.
Biojewelry
A tal punto importa lo emocional que la ciencia lo está llevando al extremo. En Londres, investigadores asociados del Royal College of Art en colaboración con los científicos Hench y Thompson, que se dedican a la medicina regenerativa para crear biojewelry con diseño, están desarrollando biomateriales a partir de células de los huesos de parejas, que quieren que sus anillos de compromiso las contengan. Son anillos manufacturados con parte de los huesos que se ponen en una solución y luego se unen a otro material como plata u oro, y logran tener un valor emocional muy alto.