Joyero
De familia y por vocación. Tres décadas de Zanotti
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En la década del 70, Juan Zanotti revolucionó el mercado descontracturando la joyería clásica e imponiendo su sello característico con piezas vanguardistas que combinan materiales no tradicionales. En su boutique de Alvear al 1800 (en la entrada de la Galería Promenade) sobresalen las piezas puras y sofisticadas con piedras preciosas, y creaciones de prestigiosas marcas internacionales como Rolex, Franck Muller, Tag Heuer, Scatola del Tempo, Eli Blue, entre otras. Feliz de festejar un nuevo aniversario, Zanotti repasa sus 30 años en el mercado y sus inicios en una profesión que -al igual que Adriana, su mujer- heredó por influencias familiares.
-¿Cómo nace la firma Zanotti?
-Me vinculé con la orfebrería trabajando con mis tíos. Después, aprovechando todos esos conocimientos y la movida de lo artesanal que hubo en los años 70, empecé a trabajar con el desarrollo de nuevos modelos en plata, desechando lo clásico.
-¿Abrieron un local?
-No, pusimos un taller de orfebrería en la calle Vicente López, desde donde abastecíamos a las más importantes marcas argentinas del momento. Así comenzamos a crecer, y nos mudamos a Bartolomé Mitre y Libertad, la zona álgida de la joyería. Desde ese lugar fuimos tomando posiciones en el edificio: ocupamos pisos con oficinas de administración y otros dedicados a la fabricación de las joyas. Paralelamente yo incrementaba mis conocimientos en Europa relacionándome con diferentes maestros de la orfebrería de aquel momento, como Romano Passavinti, Flavio Maccini, Pomelato y Tomaso Barbi, representantes de un movimiento de joyería no tradicional.
-¿Qué hacían?
-Mezclaban materiales nobles con otros ferrosos como el acero y el fusil de cañón. Importé maquinarias y ese estilo, y realmente hicimos una revolución en la moda. Rompimos con ese tradicionalismo serio que había en joyería, que sólo empleaba piedras preciosas y metales como platino y oro. Nosotros utilizábamos monedas romanas con oro, con brillantes, sellos grabados en piedra...
-¿Cuál fue la inversión inicial?
-Cero... En ese momento era muy joven, tenía 21 años y nada de capital. Empecé transformando las pulseras de pelo de elefante -que estaban de moda en lo que conocía como Manzana Loca, en la galería Electric- y usando hilos de plata sobre otro metal. Fue realmente un éxito... Así fui creciendo: con esfuerzo y trabajando casi 24 horas porque no quería dejar de lado ningún pedido.
-¿Y cuándo se independizaron?
-En agosto de 1989 abrimos una joyería no tradicional sobre la avenida Alvear, compitiendo con las etiquetas arraigadas en el mercado.
-¿Por qué no tradicional?
-Porque incluimos objetos -por eso nuestro slogan es Joyas y diseños-, reprodujimos objetos reconocidos en el mundo entero como botellas de bebidas, marquillas de cigarrillos, batidores de champagne... Algo diferente que seguía nuestro estilo: una joyería clásica, pero no aburrida; moderna, pero no provocativa. Era sorprendente ver cómo toda esa gente que estaba circulando por la avenida Alvear prestaba atención y entraba a nuestra boutique que estaba en esta misma cuadra, y en la que estuvimos 16 años hasta que, hace dos, vi la oportunidad de este local que está bajo el paraguas del Alvear. Creo que fue un éxito haber cambiado en un momento del país donde parecía que Buenos Aires había perdido el glamour debido a la crisis que atravesaba.
-Durante todos estos años hubo otras crisis, ¿cómo afectaron a la firma y cómo las superaron?
-Evidentemente, tanto las crisis nacionales como las internacionales fueron marcando diferentes modas. Una forma de poder seguir trabajando, y el mercado consumiendo, fue tener la habilidad de reubicar las materias primas, dándole menos importancia a los elementos más caros y combinándolos con otros más económicos. Por ejemplo, en la década del 80, durante la crisis del oro, tuvimos que mezclarlo con diferentes metales, y aparecieron las cadenas de oro combinadas con acero fusil de cañón y con eslabones empavonados... Nos adaptamos a las circunstancias con profesionalismo y sin dejar de crecer en orfebrería.
-¿Cuál fue la época de oro?
-No podría diferenciarla porque cuando tenemos tiempo ocioso en la venta, me dedico a la realización: una forma para que el año pase mucho más rápido... Es mágico poder tener la fabricación en joyería porque te da la posibilidad de crear todo el tiempo, sin depender de un proveedor. La moda la manejamos nosotros...
-¿Exportan?
-No, pero tenemos clientes fijos del exterior, generalmente europeos y americanos que buscan nuestra joyería de calidad, con marcado estilo italiano.
-¿Proyectos a futuro?
-Seguir sosteniendo nuestra profesión como hasta ahora. No queremos tener más sucursales porque tenemos una relación muy directa con el cliente. Seguir aggiornados con la moda e imponer ideas.

