Juan Hernández Daels: “Hay marcas que copian sin diseñar”
El diseñador de trayectoria internacional cumplió un año desde el lanzamiento de su firma; asegura que si vienen marcas de afuera en la moda local regirá un darwinismo puro
Nadie lo conocía. Hoy se habla de él. Juan Hernández Daels regresó a la Argentina hace poco más de dos años, tras haber estudiado diseño con los mejores; primero en la Academia Real de Bellas Artes de Amberes, luego un posgrado en Central Saint Martins, y para coronar su formación realizó prácticas con los diseñadores Dries Van Noten y Raf Simons. Acaba de hacer una colección cápsula en tándem con Martín Churba y surge de boca en boca de las celebrities locales que empiezan a mirarlo para la alfombra roja. Sus oficinas están en Buenos Aires y también en Bélgica y París.
–¿Cómo fue el regreso a la Argentina? ¿Estuvo a la altura de tus expectativas?
–Siempre venís con una idea y proyecciones... Después te encontrás con otra realidad y tomás otros caminos. Todo fue para bien. Cuando llegué estaba mirando muy para afuera. Armé proyectos agrupándome con otros diseñadores; ese fue el comienzo de tienda Panorama, y surgió de la necesidad de generar ventas. Pero la consignación no le sirve a un diseñador para su crecimiento. Necesita estar al día porque tiene poco capital de inversión y le sirven las ventas. Y también me di cuenta de la necesidad por la falta de producto que hay en la Argentina.
–¿Qué es lo que falta?
–Productos de alta gama, bien construidos. En los años que muchas marcas internacionales se fueron del país quedó libre todo un segmento, y yo estaba focalizado en vender afuera y nada más que afuera, no quería saber nada con el mercado local.
–¿Por qué no acá?
–No tenía la forma de construir. Los talleres eran imposibles y de hecho siguen siéndolo. Fabricaba en Bélgica y no iba a importar a la Argentina.
–¿No daban los costos?
–No se podía importar. Al darme cuenta de que este producto no estaba decidí lanzar mi marca acá, con mi socia Patricia Domínguez y mi tercer socio, Carlos Méndez, hace un año. La idea fue tomar las raíces de mi proyecto que tenía sembradas afuera, hacer base en Buenos Aires y fabricar producto acá para acá, y afuera para afuera. Fue un año de cambios. Al principio delegamos en talleres, pero nos encontramos con una pared. Eran medio desastrosos. Hacían volúmenes, pero no prestaban atención a la calidad, y si quería pagar más por un producto mejor terminado no querían saber nada. Decidimos formar nuestro taller acá, en el edificio, con gente nuestra, con algunos que sabían trabajar y otros que querían aprender.
–¿En qué radica esta falencia de los talleres?
–Hay todo un problema en el mercado. El cliente no nota la diferencia entre un producto bien terminado y otro que no. El cliente masivo argentino es muy marquero. Quiere la etiqueta de lo que sea y no le presta atención al producto terminado. Si el cliente no está entrenado, y no existe la necesidad, los talleres no hacen el esfuerzo. Y después está todo el tema del plagio. Hay muchas marcas que están inyectando el mercado con copias sin desarrollar diseño alguno.
–¿Por qué creés que las marcas repiten y no arriesgan?
–Están más en los números que en pensar una marca a largo plazo. Si copiás un producto que ya funciona no hay riesgo.
–¿Qué valoran tus clientas?
–La originalidad, la calidad de los géneros, materiales nobles como sedas o cashmeres, y también la exclusividad. Es una clienta que tiene entre 34 y 60 años. Es sofisticada, con ciertas inquietudes, y se anima a más.
–¿Proyectos?
–Tenemos ganas de abrir otro local, pero no sé cuándo ni cómo. Nunca iría a Palermo, que llegó a su pico y está en decadencia. Está sobresaturado, es caro, ruidoso, no es sofisticado. Voy a seguir con esto acá y afuera. Segmentar un poco la marca y tener cosas más accesibles, sin caer en lo masivo. También tengo un proyecto de línea de hombre, Wear. Quiero hacer ropa fácil de usar y cómoda. Hay poca oferta de ropa para hombres. Faltan desde básicos hasta cosas sofisticadas. Lo mejor que hay es sastrería china de marcas que no te voy a decir quiénes son, que es un desastre, con materiales sintéticos, muy pocas telas italianas. En cuanto a modernidad hay muy poco también.
–¿Pero no creés que es por la falta de variedad en la oferta?
–Puede ser. Pero ahora estamos en un momento de quiebre. Van a aparecer muchas marcas internacionales –Forever 21, por ahí H&M– que van a arrasar con todo este mercado nacional de copias, lo van a aniquilar en cuestión de cinco meses.
–¿Quiénes van a sobrevivir?
–Los que se puedan adaptar al mercado. Eso va a generar un mercado o más exclusivo o más original. Tiene que ofrecer algo distinto. Si es igual a Forever 21 no van a subsistir nunca, porque Forever 21 es mejor en todo sentido, en precio, calidad y variedad.