Modelos argentinas. Las que desfilaron en London Fashion Week
La semana de la moda de Londres comenzó con una sociedad. La empresa electrónica china Jingdong y London Fashion Week firmaron una acuerdo donde son socios por los próximos 3 años en el desarrollo de las semanas de la moda masculina y femenina del Reino Unido. Con esta unión se abre un nuevo capítulo en la industria de la moda británica.
Entre las actividades que todavía conviven con la semana de la moda, está la exposición de Dior en el Victoria & Albert Museum, una recopilación donde conviven los diseños originales de Christian Dior, los vestidos de Yves Saint Laurent, los que representan a Marc Bohan, los de Gianfranco Ferré, los excéntricos modelos de John Galliano, la era Raf Simons y su corto paso por la firma y los Maria Grazia Chiuri, de la actual diseñadora.
Londres renueva talentos permanentemente y está siempre mirando el semillero esperando los nuevos brotes. Este año la universidad de Westmister organizó un desfile que recogió una nueva generación de talentos con 15 aspirantes que demostraron su capacidad y audacia. El periodista especializado Godfrey Deeny destacó la colorida colección de Georgia Fallon con un line up de catsuits de colores que serían la envidia de Gianni Versace. En Central Saint Martins los premios a los ganadores se otorgan en conjunto con L´Oréal y esta vez cayó en Sheryn Akiki.
La nueva y ambiciosa egresada, nacida en Beirut, se cuestiona como es la elegancia en tiempos de crisis y apunta a una silueta imperfecta, casi a punto de romperse, donde no faltan las faldas tubo fruncidas y las chaquetas al cuerpo con aberturas con sabor a una elegancia que parece haber sobrevivido a un bombardeo. Otro momento de reconocimientos fue la entrega de los premios Woolmark.
Este año el concurso tuvo como jurados a los periodistas Laura Brown (editora de la revista In Style), Marc Goehring (director de moda del sitio 032c), Tim Blanks (Business of Fashion), el diseñador Alber Elbaz (ex Lanvin) y la actriz Gwendoline Christie (Games of Thrones) entre otros. Los premios fueron nombrados por el actor británico Colin Firth: la colección masculina fue para el diseñador ingles Edward Crutchley y la femenina para la firma norteamericana Colovos formada por el matrimonio Nicole y Michael Colovos.
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La semana se caracteriza por tener espectáculos de moda que recorren la ciudad. Esta temporada las marcas merodearon por diferentes espacios culturales que se prepararon para recibir colecciones de lo mas variadas. La recorrida de un desfile a otro fue un verdadero paseo cultural.
Los aspectos más extremos de moda dieron lugar a colecciones comerciales sin descuidar ese toque ingles que los hace únicos. El balance entre la moda con estilismos rebuscados que invitan a la fantasía y la ropa lista para usar fueron parejos. Para el invierno 2019 del hemisferio Norte el mood es muy claro: lady pero no ladylike, moderna pero no imposible, inglesa pero no exclusiva.
Lady pero no ladylike, moderna pero no imposible, inglesa pero no exclusiva
Cada temporada las modelos argentinas emigran a las diferentes capitales de la moda. Esta vez las menciones son para Connie Vallese quien abrió el desfile de Simone Rocha. Otra cara argentina en el mismo desfile fue la directora de cine Clara Cullen que desfiló con un dramático vestido de organza y cintas de seda negra.
Manuela Miloqui y Rocío Marques caminaron varias pasarelas: Alexa Chung, Roksanda, Rejina Pyo, Peter Piloto, David Koma.
Agostina Martínez estuvo en Halpern, Martine Dirkzwager en Emilia Wickstead, e Ima Kaumann en Christopher Kane y Richard Quinn.
Además, Denise Ascuet en JW Anderson y Christopher Kane y Pilar Boeris también en Christopher Kane.
Si bien los castings de los desfiles de LFW siempre fueron heterogéneos, esta temporada se afianza y despliega caras, razas, cuerpos y edades de lo más variadas. ¿A qué se debe esta tendencia que descarta los estereotipos tradicionales que supimos conocer? La respuesta puede ser sencilla: el mercado creció, las opciones y oportunidades de ventas son globales y la representación con el otro es más personal y necesita el reflejo lo más exacto posible. Una señora mayor quiere verse en otra señora mayor.
Quizás el desfile de Simone Rocha es donde mejor se notó la transversalidad en el grupo de modelos: casi adolescentes, otras más rellenitas, morenas y rubias de palidez enfermiza, la actríz Chloé Sevigny, la modelo sexagenaria Jeny Howorth quien supo marcar una época en los años 80´y otras armaron una convivencia con los vestidos de tul y gasa de colores intensos con otros de seda estampada con el denominador común de los volúmenes que recuerdan a los vestidos victorianos. Romántica y femenina por momentos la pasarela se vuelve inocente e infantil como una historia de cuento de hadas. Mención para los accesorios que no le temen al protagonismo en una competencia leal de hebillas, vinchas y aros extra large de cristales. El combo es mágico.
La diseñadora griega Mary Katrantzou se inspiró en los elementos de la naturaleza según la Grecia antigua. El talento de esta creadora y su equipo trasladaron esos elementos a una colección que no escatimó detalles ni materiales para lograr las texturas necesarias. La tierra, el viento, el fuego y el agua cobraron vida en una orgía de volados de organza, plumas y las estampas que la caracterizan.
Uno de los puntos más álgidos de la semana ocurrió el domingo en el desfile de Vivienne Westwood. Se trató de una proclama desde la moda respecto de los cambios climáticos. "Necesitamos salvar el mundo", escribió la diseñadora quien cerró el desfile cantando en la pasarela, micrófono en mano, una canción de protesta al final del show. Lo curioso fue que una de sus proclamas era comprar menos ropa. En Molly Goddard los vestidos repiten la tendencia de los volúmenes. Varias capas de tul de colores dan vida a vestidos que parecen globos de azúcar y que algunos llevan más de 100 metros de tul de ilusión. Un detalle fueron los pantalones debajo de los vestidos, una tendencia que asomó tímidamente en Nueva York una semana antes.
Victoria Beckham repitió Londres, su ciudad natal, por segunda vez. El encuentro matutino fue en el Tate Britain y nuevamente convocó a su familia que compartió asiento con Anna Wintour. Un detalle fuera de la pasarela fueron los cortes de pelo que comparten Wintour con Harper, la menor del clan Beckham. La colección es elegante y llena de prendas listas para usar con una sastrería perfecta, sencillez en las líneas, piezas simples como suéteres y polleras a media pantorrilla y tapados al mejor estilo ingles. La otra pata le corresponde a la paleta que no descarta rojo, tostados, celeste y lila. A la noche hubo una fiesta, Google reunió a un grupo de destacados de la escena del fashion en su honor y algunas cámaras pudieron registrar a la diseñadora cantando junto a drag queens los temas de las Spice Girls.
Otro evento esperado ocurrió el domingo a la tarde con dos mundos opuestos y muy generosos que conviven en Burberry. Tempest se llama la colección presentada en The Tanksen el museo Tate Modern, y marca el segundo round de Riccardo Tisci al frente de la centenaria firma. El diseñador italiano reafirma el nuevo rumbo: prendas tradicionales para un público adulto y otras más de vanguardia en una grieta de diseño que las separa. El desfile vuelve a tener dos partes, por un lado la más tradicional donde se desarrollan las estampas que nacen del nuevo logo, allí se repite, a veces hasta el cansancio, la paleta beige del impermeable, se exhibe un exceso de tailleurs con sacos estrictos, trenchs reversionados decorados con arandelas, detalles de cuero pesado o ruedo de pañuelos, polleras a la rodilla, algunas plisadas y otras rectas, camisas cerradas hasta el cuello con o sin lazo, corbatas, etc. Una imaginería que recuerda a Margaret Thatcher y que poco tiene que ver con Theresa May.
Del otro lado está la colección experimental, la más rica, la vanguardista, la más joven, la que vale la pena, la que según el diseñador responde a las necesidades de la nueva generación de clientes Burberry. Moda más de laboratorio inspirada en las pandillas, peronas más marginales a quienes ama vestir Tisci. Atrás quedaron los jóvenes modernos y cool de Christopher Bayley, el anterior director creativo.
Otro de los golden boy de LFW es JW Anderson, cuya colección está sobredimensionada. Hay un gran número de prendas con volumen, una de las tendencias fuertes de la semana, con proporciones que exageran sus formas habituales en vestidos que crecen y aumentan al caminar. No existen los términos medios y las chaquetas y los pantalones están leudados por medio de grandes pinzas, y los sacos con escotes arquitectónicos que requieren un nuevo trabajo de moldería. El impermeable es esa prenda fetiche que el diseñador siempre recrea, esta temporada reaparece con mangas abullonadas y solapas y puños a cuadros.
Las cadenas oversize de los collares se repiten en las correas de las carteras. Un detalle de estilismo son los facinators como gorros de baseball que se repiten en la forma de algunas carteras.
En el último día se presentó la nueva colección de Richard Quinn, el nuevo niño mimado, el diseñador que 6 meses antes recibió, de manos de la reina de Inglaterra, el primer galardón que otorga la corona británica. No decepcionó, fue por más y enamoró. La colección, construida sobre catsuits de vinilo negro, sirvió para compensar la elegancia de las prendas diseñadas cuya factura es casi couture y recuerda lo mejor de los años 40, 50 y 80. Brocato y seda son el lienzo donde se plasman las tradicionales flores y los búlgaros estampados y bordados. El desfile fue un verdadero show con la Freya Ridibgs cantando y tocando el piano en vivo.
Luego que se hiciera un minuto de silencio por la muerte de Karl Lagerfeld, comenzó el final de la semana de la moda británica. Entonces Camilla, la segunda esposa del príncipe Carlos de Inglaterra y Duquesa de Cornwall entregó el segundo premio Queen Elizabeth II Award for Design a la diseñadora Bethany Williams. Una vez más vez su majestad la reina reconoce el talento británico y el premio real fue para la joven diseñadora especialista en diseño sostenible y moda ética.
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Las tendencias que marcan el terreno
- Desde el desfile de Marc Jacobs del año pasado en New York no se veían tantos volúmenes.
- Londres repite la fórmula y la adopta en todo tipo de prendas, sobre todo en aireados vestidos evasée (Erdem) que recorren todos los largos.
- Si se mira con detenimiento hay tapados que, en una nueva vuelta de tuerca, tienen su origen en los abrigos que recuerdan a los impermeables de Scotlan Yard, con capas desmontables o irregulares.
- La paleta es rica y extensa, sobre todo en colores fuertes como naranja, amarillo, verde, violeta y azul, rojo que se repartieron en todas las marcas.
- Continúan las plumas de todo tipo, color y formas en firmas como Toga, Mary Kratantzou, Burberry, Peter Piloto, Erdem y el vestido de novia en Richard Quinn.
- Desde los tiempos de Christian Lacroix no se veían tantas prendas balloon: JW Anderson propone vestidos y blusas y Richard Quinn ofrece mangas en vestidos de seda y enormes faldas.
- Hay una facinación por el tul los volúmenes que generan los volados en Simone Rocha y especialmente en Molly Goddard.
- El escocés es un print que tiene sus raíces en esas tierras y se repitió de manera constante. La silueta de Diana Spencer revivió en los suéteres de rombos que se vieron en Molly Goddard y Victoria Beckham.
- Como si se tratara de un campo lleno de flores de todo tipo las más interesantes se vieron en Preen, Erdem y Richard Quinn.
- Uno de los abrigos que hace su rentrée son las capas: Pringle of Scotland, JW Anderson, Victoria Beckham, Erdem y Richard Quinn.