Modelos que hacen... modelos
Como algo natural bajaron de la pasarela para dedicarse al diseño. Analía Maiorana, Adriana Costantini, Ethel Brero, Sol Acuña y Lorena Ceriscioli hablan de su especialidad: la ropa
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En algún momento de sus carreras se enfrentaron a un nuevo desafío: continuar ligadas a la moda, pero debajo de las pasarelas. Algunas por vocación, otras inducidas o en busca de una nueva actividad rentable, comenzaron a diseñar ropa decididas a convertir sus nombres en una marca registrada. Modelos devenidas diseñadoras que llevan adelante negocios redondos. "Cuando tenía 7 años soñaba con tener una boutique, pero cuando comencé a desfilar la idea quedó en segundo plano", cuenta Ginette Reynal. Después de varios años en el modelaje, en la televisión y de vivir los altibajos del medio, decidió reflotar esa fantasía. "Invertí 200 pesos y me puse a hacer blusas hippies", recuerda. Así, jugando y con la premisa de diseñar ropa que refleje su gusto personal creó la marca Ginette Reynal. "Apunto a una mujer como yo, que salgo de la media porque soy muy alta y con más formas, o a la mujer más rellena. A las que no encuentran nada que les quede bien. Mi ropa hace que las mujeres grandes se puedan vestir sexy, cancheras, sin parecerse a su hija de 15 años", enfatiza. Ofrece diseños urbano y ponibles en algodón, seda, modal y jersey de seda. Una colección en la que no están ausentes ni los colores fuertes (verde, colorado, naranja) ni los talles hasta el XXL.
Esa inclinación natural por la ropa también hizo que Ethel Brero cambiara de rumbo: "Siempre fui pilchera, sabía que en algún momento me iba a dedicar a eso", sostiene. En 1997 hizo sus primeras creaciones con Mónica Gonzaga y, en 1999, se lanzó sola, pero la falta de tiempo conspiró contra el proyecto y lo abandonó. "Pero buscaba algo más que el trabajo de modelo. Quería hacer algo creativo", asegura. En los percheros de su casa le habían quedado algunos de sus anteriores diseños y fue su ex novio quien la estimuló para que retomara esa actividad. Siguió su consejo y en 2001 abrió su propio local. "Mi ropa es para una mujer sexy, que busca un estilo propio, que juega combinando estilos y colores." Vestidos Jackie en lanilla italiana con spandex, con detalles en lúrex o con malla metálica, minis con plumas o lentejuelas, pantalones superajustados y tapados de piel ecológica son algunas de sus propuestas.
Como algo natural
Otra modelo que aprovechó su background en la moda fue Lorena Ceriscioli. Desde chica me encantaba el tejido. Todos mis suéteres me los hacían mi mamá o mi abuela; me pasaba horas al lado de ellas viendo cada punto. Por eso y porque era un mercado muy poco explotado me dediqué a hacer ropa tejida. Así surgió Nolita, en 2002", relata Ceriscioli. Sacos cortos, medianos y largos, polerones, suéteres, vestidos cortos, para noche en hilos de seda, minis y faldas largas con remeras haciendo juego y trajes de baño tejidos al crochet son algunas de sus creaciones. "Nolita es para una chica muy femenina, supermoderna y sexy", subraya. Sus diseños están llenos de detalles, con mucho color: "Y para la temporada primavera-verano voy a incorporar diseños en algodón", adelanta.
También en la búsqueda de hacer algo que la identificara, Sol Acuña decidió tener su marca de ropa. Después de varios años de desfiles, de probar suerte en la televisión y en la radio, sintió que esa actividad "no le daba satisfacciones". Por esos días, Josefina Helguera, amiga personal, la convocó para la gráfica de Via-Vai. "Ella tampoco estaba contenta con su trabajo. Entonces empezamos a soñar con hacer algo juntas. Era la época del auge del shopping y la tendencia era la ropa gris", comenta Acuña. Como contrapartida crearon una línea con mucho color, muy hippie, influida por la estética del rock and roll de fines de los años 70, bohemia y oriental. "Abarca desde una chica de 15 hasta mi mamá. Una mujer cosmopolita a quien le gusta el color y la música, lo que nos gusta y nos identifica." Luego de cinco años de preparación y después de asociarse con el empresario Francisco de Narváez, nació, en agosto de 1999, Rapsodia, un éxito.
El nacimiento de Lola, su hija, marcó un cambio en la vida de Analía Maiorana. "Quería darle otra orientación a mi carrera, abrir horizontes", comenta. Como a lo largo de su carrera trabajó principalmente para marcas de ropa interior y trajes de baño, alguna vez imaginó tener su propia línea. "En 2000 empecé a hacer y a vender trajes de baño en Buenos Aires, al poco tiempo seguí en el interior. Y, en 2003, llegué a Miami", explica. Las líneas clásicas, pero con un toque moderno y sexy, en la cual los bikinis en todas sus variantes: con corpiño armado, triángulo, deportivo, colaless o culotte, lisos, con bordados o con aplicaciones, son la vedette. "Aspiro a que la mujer se sienta cómoda sin pasar inadvertido." Pero hay más. Este año se animó y lanzó una línea de tejidos en telar: mantas para decoración o como abrigo, carteras de cuero y piel, bolsitos, bandoleras, tapados y camperas cortas de cuero.
Para Adriana Costantini, su incursión en el diseño fue una mezcla de factores. Ya había cumplido una etapa como modelo, tenía hijos y ya no estaba tan entusiasmada como antes. Con su socia Isabel comenzaron a hacer ropa y alquilaron una oficina en un hotel de Buenos Aires para mostrarla. Al poco tiempo tenían varias clientas y pudieron abrir su boutique. Y, aunque hubieron altibajos, no paró de trabajar. Adriana Costantini es una marca completa (va desde los trajes clásicos, hasta los jeans y ropa casual), que tiene toques de moda. "No es ropa de vanguardia ni de elite. Me gusta vestir a una mujer para todos los días", aclara.
Todas estas modelos-diseñadoras reconocen que su paso por la pasarela las ayudó mucho. El estar rodeadas de diseñadores y participar en producciones durante tanto tiempo las fue formando casi sin que se dieran cuenta. "Conozco términos que tienen que ver con la costura, sé que efectos hacen determinadas pinzas, sé de costuras, de dobladillos, corrijo moldes...; lo aprendí cuando diseñadores como Gino Bogani y Elsa Serrano me probaban y hacían los arreglos de la ropa sobre mi cuerpo", subraya Reynal.
Y cuando llega el momento de organizar desfiles, ponen en práctica todo lo aprendido: conocen a la modelo, lo que necesita, saben qué ropa se animan ponerse y qué no. "Sé a qué hora citar a la modelo, darle indicaciones, sé como tratarla en el backstage", ilustra Brero.
Todas ellas reconocen que la gente del medio las estimuló. Reynal recuerda el apoyo de Laurencio Adot, Allo Martínez, María Juliana de Awada; Brero no deja de agradecerles la ayuda a Fabián Kronenberg y Marcelo Senra, y Maiorana a Benito Fenández. Todas trasladaron el amor por el modelaje al amor por sus propios diseños.
Direcciones: Adriana Costantini: Echeverría 2984; Ethel Brero, Costa Rica 5832; Nolita, en Red Club, Gurruchaga 1543; Ginette Reynal, Gorritti 5417; Analía Maiorana, Scalabrini Ortiz 3560, 1 B.

