Para mujeres reales, con curvas, claro está
Cuando las firmas interpretan tendencias y las adaptan a todas las figuras
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"La argentina es la mujer más flaca del mundo", exagera (¿o no?) la diseñadora Mariana Szwarc. Por eso, dice, encontrar ropa que vaya más allá del talle 44 no es tan simple como podría serlo en los Estados Unidos o Europa. Afuera, la cuestión extra large aparentemente es más cotidiana: los guardarropas de las actrices America Ferrera (Las mujeres reales tienen curvas), y Renée Zellweger (que aumentó 25 kilos para reencarnar a Bridget Jones), de las cantantes Pink, Kelly Osbourne y Queen Latifah (la Matron Morton de Chicago) dan cuenta de eso.
"¿Por qué en la Argentina hay pocas propuestas de talles grandes? Nosotros también nos lo preguntamos", dice María Loimil, dueña --junto con Laura y Mercedes Copteleza-- de María Bordes, firma en su primera temporada, con talles mayores al 46. Y ensaya una respuesta: "Primero, requiere más inversión, porque un talle grande lleva más tela. Y también está el desprestigio social de los kilos de más. Pero en este momento hay una aceptación en el nivel mundial de otras contexturas".
Entonces, tal vez ya no se trate de disimular. "Hay que llegar a un equilibrio, encontrar lo que queda lindo y cómodo. Hacerse cargo de la propia figura, y explotarla lo mejor posible", dice Szwarc, un buen ejemplo de chica chic, que --entre otras razones-- abrió su multimarca Salsipuedes para "que haya ropa con onda también en talles más grandes".
De a poco, el diseño local en talles grandes fue tomando riesgos: en una recorrida por el circuito es posible toparse con pantalones cargo de jersey, remeras con hombros al aire, transparencias, capris de gabardina con tachas, suéteres con capucha y hasta alguna campera de charol... Y siempre se puede pasar por una feria vintage y revolver en los percheros de los años 50, cuando las chicas regordetas estaban definitivamente de moda.
"Es más difícil interpretar a la mujer de un talle grande. Necesita ropa con onda, cómoda, ágil. Y la moldería es especial, no se trata de progresiones de talles más chicos, porque es un cuerpo diferente. Por eso hay que adaptar la moda y el diseño", explica Gabriela Roda, del equipo de diseño de Mamy Blue, firma dedicada a talles entre el 42 y el 60.
Recaudos: en pantalones, hay talles bajos, pero no extremos, y las cinturas reforzadas sostienen el abdomen; abundan los géneros con buena caída (lino, gros, taftán, jersey, crêpe, corderoy con spandex, seda), nada adherentes.
Para llevarlo, Loimil confía en la estrategia de "usar detalles que resalten, como para dirigir la mirada de la otra persona". Y Szwarc explica: "Llega una edad en que uno ya conoce su cuerpo, no pierde tiempo y destaca lo mejor. Si no hay mucha cintura, usará remeras más grandes y resaltará lo que se pueda, como las piernas... Y no ensanchar más lo que ya es ancho, como usar una pollera muy amplia para tapar mucha cadera. También se puede achicar visualmente por moldería o por colores".
--¿Se puede tener estilo a pesar de los kilos?
M. S.: --Sí, pero es doble trabajo, porque hay menos posibilidades. Siempre se empieza por encontrar algo que entre, pero el estilo está más definido por los accesorios que por la ropa. Unos buenos zapatos, una buena cartera, un buen collar, no necesitan saber cuántos kilos tiene la usuaria.

