A la espera de las tablas de la Ley
Sorpresas te da la vida. Y al final el plan V era el plan Vice. Dos semanas después de haber mandado a Kicillof a México a reunirse con funcionarios de López Obrador para explorar cuánto del sueño de una izquierda latinoamericana puede recuperarse, y luego de la conferencia de Axel en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), titulada "Cómo confrontar al neoliberalismo y no morir en el intento: Argentina, México y la nueva ola conservadora en América Latina", Cristina Kirchner presentó en sociedad a Alberto Fernández en su nuevo rol: vendedor de seguros anti Venezuela. Dicho de otro modo: Cristina habría tenido un repentino pero lúcido insight y comprendió que no es de izquierda y distributivo el que quiere, sino el que puede. Y que ahora no se puede. Los ciclos político-económicos son como obras de teatro. Ella entendió que, para la que se viene, no da el papel. Pero, ¿es creíble que alguien que no gusta de entregar bastones se lo entregue realmente a Alberto?
"¿Qué pasaría si usted fuera el ministro de economía y propone una medida que a Kicillof no le gusta?", se le preguntó hace unos días a un economista muy cercano a Alberto. "Me va a importar un pito la opinión de Axel", respondió.
Pero el manual de historia kirchnerista no registra antecedentes de estas características: puesta a elegir entre dos opciones, la izquierda o el centro, la ex presidenta siempre eligió la primera. Hasta ahora. Por supuesto que la pregunta sobre la moderación es por la economía. La agenda de la Justicia no disimula nada. Alberto reveló más rápido la lista de los jueces a pasar por las armas que la lista de medidas económicas para gobernar en este ciclo de contracción. Gran momento para ampliar habilidades: el kirchnerismo es mejor apretando jueces que presupuestos.
Mientras tanto, Alternativa Federal es tan federal que no tiene centro. Al momento de escribir esta columna, Lavagna no había roto pero tampoco había pegado. ¿Qué van a hacer con Scioli? El Pichichi pasó de tener La Ñata en 2015 como centro de reuniones de la alta política nacional, a la ñata contra el vidrio. Si lo dejan entrar es porque el local tiene poca gente. Scioli y Massa eran, hasta el cierre de este artículo, pasajeros en tránsito. ¿Por qué no despega el tercer espacio si, supuestamente, hay tanta demanda? Ensayo de respuesta: frente a la demanda no hay oferta creíble. El tercer espacio, que busca ser más racional que emocional, no logra formular un plan consistente y queda atrapado en la misma lógica de definirse por oposición: Cambiemos dice que "el kirchnerismo es lo peor". El kirchnerismo dice que "el macrismo es lo peor". Y Alternativa Federal y Lavagna dicen que "quedar atrapados entre macrismo y kirchnerismo es lo peor". Para fotocopia, mejor los originales, que además vienen con odio y rechazo, colores irresistibles en la paleta emocional.
Finalmente, hablemos de la banca. Los oficialismos son, por más recesión o crisis que atraviesen, la banca. ¿Cómo jugará el Gobierno? ¿Considera el Ejecutivo que tienen que mejorar su oferta electoral cambiando la fórmula? Nadie que ajusta la macro no sufre desgaste. Y menos si la economía no despega.
El gobierno transitó, después del anuncio de Cristina, su clásica fase 1: negación. "Nada cambia para nosotros", decía una cadena de WhatsApp enviada desde lo más alto. A su modo, Cristina cambió. También los federales y Lavagna, intentando articularse. Al único que le falta aceptar su debilidad es al Gobierno. El ego es de cáscara dura. "Fuimos nuestro Remes. Queremos ser nuestro Lavagna". Un muy alto funcionario del gobierno nacional sueña con pasar de fase, del ajuste al crecimiento. Pero el puente es largo y la paciencia social, corta. ¿Le dará tiempo la recesión a la oruga para que se transforme en mariposa? Parece difícil. Nadie entre los importantes del gobierno consideraba aún la idea de correrse. ¿Qué sería capaz de hacerles cambiar de opinión? Las Tablas de la Ley: las encuestas de Durán Barba. Se espera que Jaime baje de la montaña.