Abrazo
San Pedro tapanatepec, MÉXICO.- Se ha hecho costumbre ver las largas columnas de caminantes extenuados, las espaldas fatigadas por los bultos o los niños que cargan durante horas sobre los hombros, el dolor en los ojos tras haberlo dejado todo atrás. Se ha hecho hábito verlos en las portadas de los diarios y en las pantallas, el espectáculo de la errancia y del exilio, huyendo de las guerras y otras míseras violencias. Vemos, con perplejidad o rabia, el modo en que, con indiferencia o desprecio, les es vedado el paso con muros y ejércitos de guardias. Pero de tanto mirarlos, acaso se nos ha escapado algo: en medio del desamparo que trae el destierro, el amor también se apodera de esas almas. Ellos se llaman Estelle e Israel, y vienen peregrinando desde Honduras. En un remanso de esa huida, en la frescura reparadora del río, se abrazan. Tan solo eso: contra la incertidumbre, el miedo y las injusticias de este mundo, se abrazan.
Edición fotográfica Dante Cosenza