Amarillos
FRÁNCFORT, ALEMANIA.- "¡Hay paisajes tan vastos en el seno de la distancia, en esos fondos azules!", exclama el poeta argentino Hugo Padeletti en uno de sus poemas más sencillos y más hermosos, entre tantos de su abundante obra. ¿Y por qué viene a cuento? No solo por el azul diáfano del día otoñal que vemos en la foto, sino por el resplandeciente amarillo de los árboles y arbustos. En el poema, titulado "Poema IX", la palabra amarillo inaugura la epifanía, la chispa de sabiduría zen que logra tejer con apenas tres estrofas: es el color que revela la eternidad del instante, que confirma el milagro -estar viendo-, pero apenas un poco de un infinito incalculable. Lo pequeño y lo inmenso, esos opuestos que en convivencia brindan serenidad. Así estos árboles que parecen incontables y así la pequeña figura humana, celular en mano, tratando de captar esa maravilla pasajera resumida en la explosión de color.