Aparente placidez
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Cerca del puerto del mar Báltico en la región de Kaliningrado, Rusia, las aves marinas se dejan mecer por la calma profunda del agua. Detrás de ellas, el buque de colocación de tuberías se levanta imponente, arrogante promesa de futuro. Las aves siguen en lo suyo. Ignoran lo que sucede, abstraídas en el paisaje del que son parte. Aunque tal vez sepan perfectamente que la mole industrial que las escolta será utilizada para construir un gasoducto submarino. Y muchas cosas más. Parafraseando a Cynan Jones cuando asegura en su novela Tiempo sin lluvia que la aparente placidez de los patos es engañosa, uno podría pensar que estas aves poseen información que desconocemos. Que en sus graznidos habitan secretos que el ser humano no escucha, corriendo detrás del poder de las máquinas mientras la naturaleza, el mundo y nosotros mismos nos caemos a pedazos.




