Avances en la lucha contra el racismo
"El racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia persisten en el nuevo siglo, y su persistencia está enraizada en el temor a lo diferente y el temor a la pérdida de la seguridad personal. Reconocemos que el temor humano es en sí mismo imposible de erradicar, pero creemos que sus consecuencias sí pueden ser erradicadas." Estos conceptos, extraídos de la declaración "Tolerancia y diversidad: una visión para el nuevo milenio", promovida por Mary Robinson, Alta Comisionada para los Derechos Humanos (Acnudh), patrocinada por Nelson Mandela y suscripta a la fecha por 90 jefes de Estado y de Gobierno, definen con precisión el motivo central para convocar la "Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia" (CMCR), que se realizará del 31 de agosto al 7 de septiembre en Durban, Sudáfrica.
Esta reunión mundial, la tercera que se celebra en el marco de la ONU (las dos anteriores tuvieron lugar en Ginebra, en 1973 y en 1988), ha sido descripta por Robinson "como una oportunidad única para abordar las manifestaciones actuales del racismo y la xenofobia: graves conflictos étnicos, discriminación contra minorías, poblaciones indígenas y trabajadores migratorios, políticas severas en materia de inmigración y asilo, sitios en Internet donde se manifiesta el odio, grupos de jóvenes que promueven la xenofobia y el apoyo a partidos de extrema derecha".
La no discriminación por motivo de raza es uno de los principios-guía de las Naciones Unidas desde su creación en 1945, establecido en el preámbulo de la Carta fundacional de la Organización, ratificado por la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU de 1948 y consagrado en la Convención Internacional sobre todas las Formas de Discriminación Racial (1965, instrumento jurídico vinculante), que entró en vigor en 1969.
En el plano de la acción, la Asamblea General de la ONU -esto es, los ciento ochenta y nueve Estados miembros de la comunidad internacional- estableció tres decenios (1973-1982; 1983-1992; y 1993-2003) para combatir los prejuicios, las doctrinas y las teorías racistas o que permitían cualquier forma de discriminación racial y, al mismo tiempo, llevar a cabo una acción política global destinada a aislar y restar sustento a los regímenes y las políticas que promovían políticas de discriminación.
Esta acción de la comunidad internacional tuvo éxito. Durante el segundo decenio, se produjo uno de los logros más importantes de las Naciones Unidas: en 1990, el gobierno de Sudáfrica liberó a Nelson Mandela y comenzó a desmantelar el sistema de apartheid.
El fin de la Guerra Fría, que había generado muchas esperanzas para la distensión en el sistema internacional, simultáneamente desató el estallido de numerosas tensiones étnicas latentes que no tardaron en desembocar en conflictos cruentos. Actualmente, más de doce millones de refugiados -definidos en sentido estricto- que debieron abandonar sus países por persecución étnica, racial o religiosa reciben asistencia y protección del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Además, cerca de veinte millones de "desplazados internos", denominados así porque no han cruzado fronteras internacionales, también víctimas de la violencia, la intolerancia y la discriminación, reclaman la protección de la comunidad internacional.
La CMCR posee como objetivos centrales: examinar los medios que mejor garanticen la aplicación de las normas e instrumentos existentes para combatir la discriminación racial; examinar los progresos logrados en la lucha contra este fenómeno; evaluar los obstáculos que impiden seguir avanzando en esa esfera; formular recomendaciones concretas para promover la adopción de medidas prácticas en el plano nacional, regional e internacional, para combatir todas las formas de racismo y discriminación racial.
Como todas las conferencias mundiales de la ONU, estuvo precedida por un amplio proceso preparatorio de consultas y debates. A nivel gubernamental, se celebraron tres períodos de sesiones del Comité Preparatorio entre mayo del 2001 y el 10 de agosto de 2001 y cuatro reuniones regionales (Asia, Africa, Europa y Américas). La reunión regional correspondiente a las Américas (del 4 al 7 de diciembre de 2000 en Santiago, Chile) elaboró un sólido documento de 51 páginas que aborda las manifestaciones actuales del racismo y la discriminación y sugiere medidas de acción concretas a nivel nacional, regional y mundial para combatirlas.
Informe medular
También participaron en el debate previo las organizaciones de la sociedad civil. En la región de las Américas, las ONG realizaron la Conferencia Ciudadana, que elaboró un informe medular sobre las manifestaciones actuales del racismo y la discriminación y las estrategias para hacerles frente. Finalmente, los expertos individuales, también realizaron su aporte: el seminario de expertos para las Américas (del 25 al 27 de octubre de 2000 en Santiago, Chile) elaboró un documento de ochenta y cinco recomendaciones y conclusiones.
Como resultado de este proceso, se estableció un temario de cinco tópicos: 1) orígenes, causas, formas y manifestaciones contemporáneas del racismo y la discriminación racial; 2) víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia; 3) medidas de prevención, educación y protección destinadas a erradicar ambos fenómenos en los ámbitos nacional, regional e internacional; 4) establecimiento de remedios eficaces y medidas de recurso, resarcimiento y de otra índole a nivel nacional, regional e internacional; 5) estrategias para lograr el fortalecimiento de la ONU y otros mecanismos internacionales en la lucha contra el racismo, la discriminación racial y la xenofobia.
La declaración "Tolerancia y diversidad..." señala que "la diversidad de razas y culturas no debe convertirse en un factor limitativo del intercambio y del desarrollo humano [É] aceptemos que es el intercambio entre las grandes tradiciones de la espiritualidad humana el que nos ofrece las mejores perspectivas para la pervivencia de nuestro propio espíritu".
Para avanzar en esa dirección y asegurar el éxito de la CMCR deben tenerse en cuenta tres objetivos: primero, que los Estados miembros de la ONU participantes aprueben una Declaración Final que reconozca de manera solemne los errores del pasado, tome nota de las actuales manifestaciones del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, y comprometa a los Estados y a los pueblos a avanzar juntos en la lucha para frenar el racismo; segundo, que se apruebe un Programa de Acción para el futuro que identifique medidas concretas para cumplir con ese compromiso; y, tercero, forjar una alianza entre los gobiernos y la sociedad civil que permita prolongar la lucha contra el racismo más allá de la Conferencia de Durban. Se trata, como señaló Kofi Annan, secretario general de la ONU, de "una oportunidad única para que los gobiernos y la sociedad civil coloquen las decisiones a la altura de los ideales que requiere el siglo XXI para frenar el racismo y la discriminación".