El colapso del sistema previsional argentino

El sistema previsional argentino está colapsado desde hace muchos años producto de varias circunstancias, dejando al jubilado en total inferioridad de condiciones económicas para enfrentar dignamente la última etapa de su vida.

En primer lugar, se puede apreciar que cada vez son menos personas las que aportan al sistema. Ello se debe a que las fuentes laborales que realizan los aportes de ley se van cerrando por graves problemas económicos o de otra índole, provocando el derrumbe del sistema y a su vez creando otro problema que es el trabajo en negro.

En segundo lugar, han ingresado al sistema por distintos motivos muchas personas que nunca hicieron aportes y por ende se multiplicaron los inconvenientes.

A su vez, se verifican haberes jubilatorios mínimos extremadamente bajos, conviviendo con un proceso inflacionario crónico desde hace muchos años.

Los paliativos transitorios que se brindan para ayudar a esos jubilados son bonos de dinero, pero ello no es la forma de superar o solucionar el problema.

Las personas de la tercera edad son merecedoras de tener una vejez digna, con asistencia de alimentos y medicamentos, y en lo posible de no depender de otros para solventarse económicamente porque han trabajado durante muchos años y aportado al sistema en el cual confiaron.

El Estado debe velar para que ello mejore, y que el sistema previsional sea más justo. Es necesario sincerar este tema para dar una solución eficiente y eficaz.

También y por distintos motivos, como por ejemplo la desactualización de los montos de sus haberes, muchas veces los jubilados tienen que hacer reclamos de ajustes y la solución se extiende en el tiempo. Es imprescindible que los mismos se resuelvan rápidamente para que esta acción pueda llegar en vida del peticionante. Con ese objetivo, el servicio público pertinente, el Anses y la justicia del fuero de seguridad social en la Capital Federal y las provincias deben extremar sus esfuerzos.