
¡Chiqui, ojo con Milei y con los arrepentidos!
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Irremediablemente, las fiestas de fin de año me ponen sensible; ante el más mínimo estímulo afloran emociones que no consigo administrar. Me pasó anteayer al leer las declaraciones del financista Ariel Vallejo sobre Claudio Tapia: “El Chiqui nunca me pidió nada”. Rompí en llanto. Además de gratitud, hay mucha humanidad en esas palabras. Estos dos muchachos saben lo que es pelearla desde abajo: si llegaron adonde han llegado fue por su tesón, compromiso, y también gracias a su amistad, forjada en lealtades. El Chiqui le ha hecho ganar fortunas, lo proyectó al mundo del fútbol y después al mundo, convirtió a la AFA y a los clubes de fútbol en clientes cautivos del emprendimiento de Vallejo, Sur Finanzas, ayer cueva, hoy imperio, y, todavía no me lo creo, ¡nunca jamás le pidió algo! Podría haberle reclamado el sol y la luna, y el firmamento entero; podría haberle exigido que le abanicara la nuca, que fueran 50 y 50, ¿y qué hizo? De su boca no salió una sola palabra que Ariel pudiera interpretar como mangazo. Si de esa madera está hecho, tampoco se pondrá pedigüeño con Toviggino, su mano derecha, tesorero de la AFA, compañero de andanzas. Filosofía de vida: no molestar a nadie. Toda mi admiración al zar del fútbol; al dueño de la AFA, de la pelota y del silbato; al campeón del mundo en Qatar. Al gran Chiqui argentino, salud.
“Salud y pesetas” era el deseo para estas fechas en la vieja España. Salud y suerte, Chiqui; digo, dado el contexto. Estar colmado de poder, gloria y pesetas apenas esconde una vida que transita bajo el signo de la contradicción. Se casa con Paola Moyano, hija de Hugo; Hugo lo catapulta a la AFA; se separa de Paola y se pelea con los Moyano: tristeza não tem fim. Vuelve de Qatar con la copa, y la rebelión de Messi y el resto del equipo contra Alberto y Cristina lo priva de saludar al pueblo desde el balcón, movida pensada como nacimiento de una estrella política; peronista, faltaba más. Kichi lo hace presidente de la Ceamse, pero venía de que los Macri lo echaran del organismo, manchón indeleble en un CV inmaculado. Junta peso sobre peso, dólar sobre dólar, euro sobre euro, yuan sobre yuan, y de pronto la Justicia le cae encima con el VAR para chequear un fuera de juego. A Vallejo es cierto que no le pidió nada, pero sí le sugirió que fuera cuidadoso; ¡para qué! Anteayer estaban allanando un galpón de Sur Finanzas en Lomas de Zamora y pescaron a su tesorera, Micaela Sánchez, intentando escapar en una camioneta llena de cajas y celulares; dignidad, Micaela, dignidad: hay que salir del galpón caminando, con lo puesto, la frente alta y sin volver la vista atrás. En Villa Rosa, el Chiqui tiene una de las mejores quintas del país, la más custodiada, y no puede disfrutarla porque la policía está apostada ahí para que él no entre a llevarse cosas; tampoco Micaela. Su sueldo en la Conmebol es de 43.000 dólares por mes, pero en la AFA no cobra un mango. También gana bien en la Ceamse, pero trabaja entre basura. Macri lo detesta… y Cristina lo odia. Qué duro es el día a día de los profesionales del fútbol.
Al querido Jorge Lanata se le ocurrió en 2019 investigar a Tapia. El resultado: minucias. Ese año había hecho 23 vuelos al exterior en aviones privados, a un costo de un millón de dólares. No parecían viajes de laburo: iba con toda su familia, con amigos, otras veces con señoritas. Tremendos partidos se jugaba el Chiqui. Del jovencito forjado en el gremio de recolectores de residuos solo queda, cuentan en la AFA, un olfato a prueba de olores pestilentes. No es que huele a podrido y sale corriendo.
Yo le admiro la transparencia: permite que dos estadios lleven su nombre, que los referís se confabulen para ayudar descaradamente a su club, Barracas Central; que una empresa organice los amistosos de la selección con un extraño reparto: 70% a la empresa, 30% a la AFA. A un tal Carlos Varela lo puso de presidente de Barracas y después lo hizo agente digital exclusivo de la AFA; para aceptar el contrato, una firma de Varela viró de “Metro Musical” a “Metro Digital”; qué jugador. ¡Chiqui, vos no pedís, vos solo das! De tan generoso, con Toviggino pega un salto y le dispensa el trato reservado no a un directivo, sino a un socio o a un testa. Yo que Tapia andaría con cuidado. Estamos asistiendo a la declaración de los arrepentidos en la causa Cuadernos, la mejor serie desde que se inventó el streaming. En el último episodio, Josecito López contó que De Vido le pedía que dejara la plata “en el lavatorio del baño o en el bidé”. Finalmente, se supo que el mecanismo de los K para lavar dinero no era tan sofisticado. ¿Y si un día aparecen los arrepentidos de la AFA? Si confesaran Vallejo, Toviggino, Varela, los referís… Chiqui, no juegues con fuego; del otro lado tenés a Javi, que te anda buscando y puede ser mesías, pero también un demonio.
El Pelu llegó el martes a Oslo, para la entrega del Nobel de la Paz a María Corina Machado, vestido con el mameluco de YPF. Nadie entendía el porqué de ese disfraz. Solo lo entendió el Chiqui. “Enterate, Tapia, quién es el dueño de la manguera”.




