Coronavirus: valores para enfrentar la pandemia
Han pasado 70 años desde que el entonces ministro de Asuntos Exteriores francés, Robert Schuman, hizo su declaración del 9 de mayo 1950, que lanzó la idea de unir a los países europeos de una manera tan estrecha que la guerra entre ellos ya no fuese posible. Es por ello que cada 9 de mayo celebramos el Día de Europa. La Unión Europea (UE) comenzó como una unión económica y ha evolucionado hasta convertirse en la organización de integración regional más ambiciosa que el mundo haya conocido. Hoy más que nunca, en el contexto de la pandemia del Covid-19, la UE está activa dentro y fuera de sus fronteras.
El avance fulgurante de la pandemia del Covid-19 sorprendió a todos en la Unión Europea y, tras superar el primer momento de desconcierto, los europeos nos hemos juntado para desarrollar una respuesta a la crisis del Covid-19 apoyándonos en un tríptico de nuestros valores fundacionales: democracia, solidaridad y multilateralismo.
Democracia. Decidir en democracia toma tiempo, porque en democracia la información es transparente, libre, se consulta y se dan debates, y el proceso de decisión necesariamente se alarga. En tiempos de crisis y angustia, las soluciones simplificadoras y autoritarias ganan terreno. También se multiplican las informaciones falsas, un verdadero flagelo cuando se trata de salud pública. La UE y sus Estados miembros son víctimas de ataques que tienen como objetivo desacreditar sus sistemas de gobernanza o menospreciar sus valores. Pero no cederemos. La Unión Europea se esfuerza en detectar la desinformación y luchar contra ella, organizándose para proporcionar un caudal ininterrumpido de información veraz y fiable a sus ciudadanos sobre la pandemia, sin ocultar las incertidumbres que esta crisis conlleva.
Solidaridad. Es el engranaje central alrededor del cual se articula la respuesta a las distintas facetas de la crisis del Covid-19: sanitaria, social y económica. Son los propios ciudadanos quienes mostraron el camino, empezando por el personal de salud y los vecinos entre sí. Poco después del estallido del contagio en Europa, Alemania recibía a pacientes franceses e italianos en sus hospitales, a Italia le llegó material de protección sanitario de Austria y Francia, así como apoyo de médicos y enfermeras rumanos. Son solo algunos ejemplos. Los Estados miembros trabajaron juntos para repatriar a unos 500.000 europeos varados lejos de la UE. A la respuesta sanitaria, sigue una respuesta económica solidaria: se flexibilizaron las reglas estrictas de la Unión Europea en materia de endeudamiento público y de ayudas estatales a las empresas, e incluso se han creado fondos comunes de apoyo que los países pueden usar para financiar sus medidas para sostener al empleo y las empresas.
La solidaridad europea no podía limitarse sin embargo a la acción dentro de sus fronteras, porque a una crisis global se tiene que dar una respuesta global. Es por ello que la UE ha reorientado 15.000 millones de euros del presupuesto para adaptar sus proyectos de cooperación internacional a las nuevas exigencias de la crisis. En esa misma línea de esfuerzo solidario, el 8 de abril llegó a Salta un cargamento de la Unión Europea a través de la Cruz Roja, con filtros para la potabilización de agua destinados a mejorar la seguridad y calidad de vida de comunidades del norte de la provincia de Salta, que se veían aún más amenazadas por el Covid-19.
Multilateralismo. Es, más que nunca, la única forma de trabajo eficaz para erradicar la pandemia, que se contrapone a las tentaciones autodestructivas del aislacionismo y del hegemonismo. En este sentido, la UE y sus socios del G-20 respondieron al llamado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de hacer llegar a todos, a precios accesibles, los materiales para los diagnósticos, así como los futuros tratamientos y vacunas contra el Covid-19. El 4 de mayo, la Unión Europea coordinó una operación de recaudación de fondos que logró compromisos por 7400 millones de euros. Mientras el verdadero éxito será el de lograr la erradicación de la pandemia, el solo hecho de que tantas entidades públicas y de la sociedad civil de todo el mundo respondieran a este llamado evidencia la demanda que existe de participar en un mundo más colaborativo y solidario. Es una muestra del mundo pos-Covid-19 con el cual soñamos.