La importancia de la clase media
La clase media priorizó los valores en la vida pública, con el radicalismo de fines del siglo XIX como reacción a la corrupción dominante, con Frondizi e Illia en la lucha entre peronismo y clases altas, con Alfonsín luego del enfrentamiento entre militares y guerrilla y con la Alianza y Cambiemos ante el vaciamiento de valores de Menem y los Kirchner.
A diferencia de las clases bajas y altas, cuyas prioridades son la necesidad económica y la del funcionamiento social, respectivamente, las clases medias no han sido combativas. Siendo combativo se puede ganar y gobernar a la fuerza, pero no se puede construir a largo plazo al no generarse la confianza social que requiere el desarrollo inclusivo sustentable.
Este desarrollo es el que se da en la mente a través del deseo y el esfuerzo autónomo, independizándolo de líderes carismáticos y recursos naturales, ya que es un desarrollo no solo económico, sino también político, cultural y psicológico. Populismo y elitismo pueden apalancarlo en cierta medida, pero no lo hacen sostenible ni inclusivo. Solo la democracia liberal lo permite, ya que esta construye lenta y sólidamente.
Al provenir las clases altas y bajas de tradiciones autoritarias, no lograron abrazar la democracia liberal. La primera se identificó con la economía, pero no con la cultura liberal, y la segunda solo tomó de ella el conteo de votos. Al ser combativas, han cooptado el Estado a través de sus corporaciones. La existencia de la clase media disminuye esa lucha reduciendo la posibilidad de que la clase alta explote a la baja y de que esta cree gobiernos autocráticos.
Según Aristóteles: "... las clases bajas y altas constituyen una ciudad de esclavos y señores, pero no de hombres libres, de envidiosos y despreciadores, lo cual es lo más distante de la amistad de la comunidad política. La clase media tiene esta característica, por lo cual la ciudad fundada en dicha clase será la mejor".
Los valores centrales de la clase media son aquellos relacionados con el progreso a través del trabajo y el conocimiento libres, para lo cual es necesaria una democracia liberal. En su aspecto dialoguista requiere ante todo entender al otro, aludiendo de esta manera a la regla de oro monoteísta ("tratar al prójimo como a uno mismo") y la de la ética kantiana ("no tratar a nadie como un medio, sino como un fin") en la tradición occidental. A la clase media se la calificó de mediocre, materialista y charlatana. Sin embargo, sus valores son la base sólida desde donde se desarrollan las naciones, y cuando empiezan a faltar, flaquea toda su estructura.
El radicalismo como representante de la clase media solo aportó cuando se necesitaba su impronta ética, pero no pudo resolver los aspectos pragmáticos de la política. La clase media entonces se alió con el peronismo cuando la clase alta se excedía en el liberalismo económico y con la clase alta cuando el peronismo se excedía en el control económico. Pero no encajó con la cultura autoritaria de ninguna de las dos.
El hecho de que los países con desarrollo inclusivo y sustentable sean los únicos donde los valores de la clase media son muy fuertes confirma que solo ella los hace posibles. Solo sus valores hacen que los más pobres se desarrollen en forma inclusiva y que los más ricos sean sus posibilitadores.
La clase media debe luchar para que prevalezcan sus valores, ya que estos permiten realizar acuerdos políticos de largo plazo, los que a su vez pueden darle dirección y sentido al país, alineando a su población, reduciendo sus crisis, atrayendo inversiones, educando con un norte y reduciendo su corrupción.
La clase media debe superar su incapacidad política. No puede mirar al futuro con la referencia de su pasado dorado ni con el de la restauración democrática de Alfonsín. El radicalismo con su ética rígida no le sirve. Debe ser representada por una fuerza política responsable que maneje con realismo las complejidades del mundo, con visión y capacidad estratégica y con valores claros que inspiren a sus seguidores.
Hoy la clase media está paralizada en una mezcla de ideologías. Parte se identifica con la clase baja vía la pena y parte con la clase alta vía la ambición. Debe asumirse como lo que es, solo así será reconocida, evitando la neurosis de sentir que no existe y la impotencia que esto trae. No puede seguir votando lo que le parezca el mal menor.
Si la Argentina no se desarrolla será responsabilidad de la clase media, que no hizo lo suficiente para imponer sus valores.
Ingeniero agrónomo