Cómo le digo que se equivocó
Cuando se le marca un error a alguien, o alguien nos marca un error a nosotros, debería ser siempre para corregirlo, dado que solo somos capaces de crecer corrigiendo nuestras equivocaciones. Las equivocaciones tan temidas, que todos cometimos alguna vez, son una parte fundamental de nuestro proceso de aprendizaje en el camino de la vida.
En cualquier competencia deportiva se aprende mucho más de un juego perdido que de cien ganados. Y los errores que nos atrevemos a corregir pavimentan nuestro camino hacia el éxito. Es por ello que un líder tiene que corregir sus propios errores, pues no admitirlos podría causarle muchos problemas. Cuando hacemos algo mal y le echamos la culpa a algo o a alguien más, sin darnos cuenta, estamos convirtiendo un error que podría ser corregido fácilmente en un problema.
¿Por qué alguien comete un error?
Estas son las cuatro razones más comunes:
- 1.Por ignorar lo que se espera de él o ella. Quien lidera un grupo de trabajo tiene la tarea ineludible de delimitar con claridad las tareas que le corresponden a cada uno.
- 2.Por haber recibido una explicación deficiente de la tarea a realizar.
- 3.Por no prestar atención al realizar la tarea que le fue encomendada porque, muy probablemente, no le agrade su trabajo.
- 4.Por carecer de interés o no estar motivado en la tarea a realizar.
Las siguientes son las reacciones que una persona puede tener cuando le marcan un error:
a. Reacciones negativas
-Lo niega, lo cual es una actitud típica de un niño.
-Se siente vulnerable porque, en el fondo, no tolera equivocarse. Esto puede llevarlo a mentir.
-Se enoja, como suele hacer una criatura, actitud que encierra cierto nivel de frustración.
-Lo acepta pero no lo corrige, una actitud también propia de un niño.
-No reconoce a la persona que le marca el error y la desafía usando frases tales como: "¡Yo tengo derecho a equivocarme!". En el fondo, se equivoca intencionalmente.
b. Reacciones positivas
-Lo reconoce y lo acepta porque siente que viene de su mamá o su papá. Esta persona, en el fondo, está buscando el cariño que dio pero no fue correspondido.
-Lo reconoce y está dispuesto a aprender y crecer. Esta es la actitud más sana que nos permite expresar: "Me equivoqué, te pido disculpas", sin explicaciones ni justificaciones ni responsabilidad de terceros.
¿Qué actitud debería asumir aquel que marca el error?
Fundamentalmente ser consciente de que el objetivo, al marcar un error, siempre es la mejora y el crecimiento de la persona o del equipo de trabajo. En este último caso, la forma en que lo haga determinará la motivación del grupo. Jamás se debe señalar una equivocación sancionatoriamente, es decir, amenazando o reprimiendo.
Tampoco se deben marcar errores a la distancia, ya sea vía mail, mensaje de texto o WhatsApp. Siempre tiene que hacerse "cara a cara" porque, de lo contrario, se puede generar una herida narcisista e inhibición en la persona que es corregida. Una regla de oro es: "No conversar los conflictos en las redes sociales". Así se evitan las interpretaciones erróneas y las discusiones innecesarias. Cuando un error se marca mal, el rendimiento de quien lo cometió puede verse afectado de manera negativa (empeorar); en cambio, cuando se marca bien, el rendimiento suele presentar una mejora significativa.
Como ya hemos mencionado en otras oportunidades, las palabras tienen peso y el poder de construir o destruir. Por eso, es importante cuidar la forma de expresar que alguien ha cometido un error, sobre todo en boca del líder. En este sentido, hay que marcarlo con la intención de motivar y nunca de amenazar con un castigo. También se debe poner el foco primero en algún rasgo positivo, para luego poder mencionar el aspecto negativo, lo cual hará que la persona se sienta cuidada y valorada. Podemos decir, por ejemplo: "Lo hiciste bien pero sos capaz de hacerlo mucho mejor. De ahora en más, te pido por favor que...".
Un elemento fundamental de una autoestima sana es la autocrítica. Un líder deber desarrollar la capacidad de "evaluar y criticar su conducta", cuando sea necesario. De ese modo, logrará aprender y corregir luego a otros. Pero si no ve su error, no podrá corregirse a sí mismo ni a los demás. No se trata de castigarnos ni condenarnos, sino más bien de corregir lo que está mal y ayudar a otros a hacer lo mismo.
Muchos tienen temor de equivocarse porque en su interior sienten miedo de ser condenados, rechazados y no amados. Si una criatura hace algo mal y su mamá o su papá le gritan, le están transmitiendo el mensaje de que no hay que aceptar los propios errores. Lo ideal en estos casos es mostrarle lo que está mal y, sobre todo, marcarle el hecho de que es capaz de mejorar porque así se lo está estimulando y se le está asegurando que es amado, aun cuando se equivoque.
No temamos equivocarnos porque, como bien dijo Cicerón: "Todos los hombres pueden caer en un error, pero solo los necios perseveran en él". Si nos duele, cuando alguien nos corrige, transformemos ese error en experiencia. Es decir, en un dato útil. Pero no lo consideremos algo personal. Cuando estamos dispuestos a aprender del pasado, logramos construir un puente con el presente y convertir lo que ayer hicimos mal en material para crecer y avanzar en la vida. Desechemos todo sentimiento de culpa por habernos equivocado y brindémonos, como hacemos con los demás, cada día una nueva oportunidad para triunfar y ser felices.
Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a Bernardoresponde@gmail.com