El cine que nunca cerró
Es la sala a la que en plena era kirchnerista Víctor Hugo Morales invitaba a los habitantes de la villa de Retiro a concurrir a ver cine. La misma en la que los más veteranos, de chicos, nos extasiábamos con Cinerama. Idéntico espacio elegido por los sucesores del gran Salvador Sammaritano para sus funciones del Cine Club Núcleo.
Precisamente, unos cien socios de esa entidad se arremolinaban anteayer en la puerta. Una cuadrilla había cortado la energía aun cuando horas antes se había pagado la factura correspondiente. A partir de ese incidente menor, las redes sociales ardieron con relatos paranoicos de un supuesto cierre definitivo de la sala.
Crónica envió un móvil y hasta se hizo presente la procesada extitular del Incaa Liliana Mazure. ATE, grupos de izquierda, el diputado Daniel Filmus y varios más comenzaron a llorar estentóreamente la muerte del Gaumont. "Necesitan que seamos algo que definitivamente no somos: ese monstruo que cierra salas y sueña con reprimir para que ellos puedan seguir durmiendo tranquilos con su discurso cínico de justicia y redención de los humildes", opina el ministro de Cultura, Pablo Avelluto.
Cuando la luz volvió y las funciones se restablecieron, ya no había móviles ni proclamas. Que el Gaumont siguiera vivo ya no le interesaba a nadie.