El culebrón de los líderes de la OTAN
La política internacional es a la vez un juego y un drama, pero a veces adopta el formato de una estudiantina de Cris Morena. En la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que se celebró esta semana en Londres hubo cuatro jefes de Estado -Emmanuel Macron (Francia), Justin Trudeau (Canadá), Boris Johnson (Reino Unido) y Mark Rutte (Holanda)- conversando divertidamente.
Trudeau comentó con sorna que Macron había llegado tarde porque la conferencia de Trump se había extendido por 40 minutos. Y todo fue risas, hasta que Trump vio el video en las redes sociales y se sintió ofendido. "Cuando terminen las reuniones de hoy, regresaré a Washington. No vamos a dar una rueda de prensa al final de la OTAN porque hemos hecho muchas", tuiteó el presidente de los Estados Unidos al otro día, después de llamar "falso" al primer ministro canadiense. ¿Habrá venganza por un "yo dije/él dijo/yo le digo"? Solemos creer que las relaciones entre los países se rigen por la racionalidad. La historia del mundo, muchas veces, nos muestra lo contrario.