El día en que la bandera nacional fue ley
Aunque todos los argentinos celebramos el 20 de junio como el Día de la Bandera, en homenaje a su creador, el general Manuel Belgrano, hay otras fechas fundacionales referidas a la enseña patria que merecen ser recordadas. No podría silenciarse, por ejemplo, el 27 de febrero de 1812, la primera vez que fue enarbolada, en Rosario (por Belgrano, naturalmente) ni tampoco la otra fecha clave, de la que hoy, precisamente, se cumplen dos siglos: el 20 de julio de 1816, día en que el Congreso de Tucumán formalizó su legalización, es decir, la convirtió en la bandera nacional "oficial".
Cuando Belgrano enarboló la bandera en 1812, las autoridades de Buenos Aires desautorizaron su empleo. En esos momentos, como se sabe, el gobierno aplicaba la política denominada de "la máscara de Fernando VII", que permitía ciertos movimientos autonómicos de España, pero sin terminar de romper, formalmente, los lazos y actuando, al menos nominalmente, en nombre del rey español. Así el uso de una bandera nacional resultaba demasiado rupturista para el gobierno de Buenos Aires, por lo que las banderas celestes y blancas coexistieron en forma ambigua hasta 1815 con pabellones españoles.
Las banderas que empleó Belgrano en 1812 en Rosario y Jujuy no se conservaron, y los documentos de la época no las describen con exactitud, salvo sus colores "blanco y celeste". Existen varias conjeturas sobre cómo pudieron haber sido. Una de las más difundidas supone que la primera pudo haber estado constituida por dos franjas horizontales, blanca arriba y celeste abajo, tesis iniciada por el historiador Mario Belgrano Vega, descendiente del prócer, a principios de la década de 1940.
Sin embargo, hay pruebas del empleo de banderas de tres franjas horizontales, celeste, blanca y celeste, similares a la actual, poco tiempo después. Una se conserva, con tres franjas, en la iglesia de San Francisco de San Miguel de Tucumán. Según lo que se sabe, fue confeccionada entre 1812 y 1814, lo que la convierte en la más antigua conservada que tiene un diseño similar al actual. Además, sabemos que, en octubre de 1813, ese modelo de bandera ya estaba difundido, como lo confirma la nota del entonces gobernante realista de Montevideo, Gaspar de Vigodet, al decir que "los rebeldes de Buenos Aires han enarbolado un pabellón con dos listas azules celeste a las orillas y una blanca en medio".
Si bien, en 1815, el uso de la bandera se extendió, su sanción legal solo se lograría cuando la nueva nación fue independiente. Unos días después de la Declaración de la Independencia del 9 de julio de 1816, Juan José Paso, representante por Buenos Aires al Congreso de Tucumán, pidió que se la definiese legalmente. La iniciativa fue completada por el también diputado Esteban Agustín Gascón.
El 20 de julio de 1816, el Congreso decretó "Elevadas las Provincias Unidas en Sud América al rango de una Nación, después de la declaración solemne de su independencia, será su peculiar distintivo la bandera celeste y blanca de que se ha usado hasta el presente, y se usará en lo sucesivo exclusivamente en los ejércitos, buques y fortalezas en clase de bandera menor". De esta manera, la bandera de tres franjas celeste, blanca y celeste logró la sanción legal definitiva como símbolo patrio.
Existe una controversia acerca de la fecha de este decreto pues el periódico El Redactor del Congreso Nacional, donde se volcaban las sesiones, afirmó el 3 de octubre de 1816, que el decreto en cuestión tenía fecha del 25 de julio. Este dato no es correcto, ya que se conserva una nota del presidente del Congreso, Francisco Narciso Laprida, fechada el 24 de julio, comunicándole al director supremo acerca del decreto del día 20.
El primer acto de importancia en el que estuvo presente la bandera adoptada fue la jura de la independencia, que se realizó en distintas ciudades. En Tucumán, los congresales lo harían el 21 de julio, mientras que el 25 se haría un acto de jura, en el "Campo de las Carreras", el mismo lugar donde, en 1812, los patriotas habían triunfado en la batalla de Tucumán.
En Buenos Aires se juró el 13 de septiembre en la Plaza de la Victoria (la mitad de la actual Plaza de Mayo entre el Cabildo y la Recova, hoy demolida) y en la Plaza de la Residencia (actual plaza Dorrego, en San Telmo). Al día siguiente se juró en la Plaza de Monserrat (cerca del actual Edificio de Obras Públicas en la Av. 9 de Julio), y en la antigua Plaza de San Nicolás, junto a la iglesia homónima (hoy está allí el Obelisco porteño).
En estas ceremonias el Alcalde de Primer Voto del Cabildo de Buenos Aires, Francisco Antonio de Escalada (hermano de Antonio José, suegro de José de San Martín), llevó una bandera nacional mientras tomaba el juramento a los presentes. Al terminar las juras, se arrojaron a los asistentes monedas patrias acuñadas en Potosí en 1813 y 1815.
En febrero de 1818 nacería en Buenos Aires la "bandera de guerra" con un sol al centro; su objetivo era diferenciar las enseñas de barcos de guerra y mercantes. El empleo de la enseña con sol, inicialmente militar, se haría extensivo a todas las dependencias del Estado nacional. Y sólo en 1985 su uso se ampliaría a todos los ciudadanos.
Queremos tributar un homenaje hoy, tanto a Manuel Belgrano, uno de nuestros próceres indiscutidos, como a Juan José Paso y Esteban Agustín Gascón, gracias a quienes nuestra bandera nacional fue legalmente adoptada hace hoy exactamente doscientos años.
Investigador y vexilólogo; coautor junto con Adolfo Mario Golman del libro La Bandera del Ejército de los Andes