El doctor (II)
Esta historia fue contada en esta columna, pero incompleta. Porque no había terminado. El doctor Ralph Pikielny es uno de los grandes médicos de la Argentina. Lleva décadas curando e investigando, investigando y curando. Neurólogo especialista en movimientos anormales, se graduó en la UBA y completó su formación en el Johns Hopkins University Hospital, en Baltimore, al lado de grandes maestros. Al volver al país desarrolló una carrera extraordinaria, también en la docencia, que le ha merecido premios y honores. Hacia fines del año pasado volvió a dar que hablar porque, con 80 años, entregó su tesis doctoral sobre la enfermedad de Friedreich (ataxia recesiva) y dosaje del gen anormal llamado frataxina. La había hecho sin dejar nunca de atender sus dos consultorios, uno privado y otro en el Fleni. Un incansable, una vida entregada a la salud, un maestro, también un estudioso. La semana pasada defendió esa tesis en el aula magna del Cemic, en Saavedra. Después de un extenso discurso académico, el tribunal que examinó el trabajo lo distinguió con un "sobresaliente por unanimidad". El salón estalló en aplausos y cayeron lágrimas. Estaban allí su familia, alumnos, colegas, discípulos, pacientes. Todos, inclinados ante el doctor.