El maestro que viajó en el tiempo
Había sido un comentario casual. Pura rutina. Fernando Diego García estaba en la oficina de Libros del Zorro Rojo, enfrascado en el trabajo de todos los días. Como parte de esa tarea, escuchó el comentario del encargado de las redes sociales: "Voy a subir esto que compartió Open Culture". Rutina. Desde 2004, el año en que Fernando y su socio Sebastián Schnetzer lo crearon, el territorio de Libros del Zorro Rojo es el libro álbum, la conjunción entre delicia visual y placer letrado, libros ilustrados para niños, libros ilustrados para adultos. Papel, tinta, papel. Pero ellos saben en qué siglo viven; por eso el Zorro Rojo participa en la conversación en internet. Y en eso estaba aquel día, a punto de revisar distraídamente esa información que pronto subirían a su sitio web. Pero algo le llamó la atención. Se acercó. Miró bien.
La nota de Open Culture decía que se había digitalizado el Orbis sensualium pictus, texto escrito por Iohannes Amos Comenius, pedagogo checo del siglo XVII. El primer libro ilustrado para niños de Occidente. "Esperá", le dijo Fernando a su colaborador. El cerebro le funcionaba a toda máquina. Había oído hablar de Comenius; sabía del humanismo, el amor a la enseñanza, la inspiración de adelantado de ese hombre nacido hace cuatro siglos en un mundo tanto o más terrible que el nuestro: Comenius vio a los suyos caer bajo los estragos de la peste, padeció la ferocidad de las persecuciones religiosas, supo del hambre y el exilio, asistió a la devastación de la Guerra de los Treinta Años. Pese a todo, creía en el poder de la palabra, en la intensidad de su legado. Creía en los niños y, a contramano de su época y muchas de las que siguieron, defendía una escuela práctica, sin maltratos, de puertas abiertas a todos y cada uno de los integrantes de la sociedad. Escribió textos pedagógicos y, para facilitar el trabajo en clase, concibió un libro en que los chicos pudieran encontrar la explicación de los fenómenos que los rodeaban y cotejarla con dibujos. Una enciclopedia ilustrada; la primera pensada en función de pequeños alumnos. Orbis sensualium pictus, "El mundo en imágenes": publicado en 1658, digitalizado al promediar el siglo XXI.
Todo esto vio Fernando en el segundo en que decidió que no: Libros del Zorro Rojo no iba a subir a sus redes la noticia publicada por Open Culture porque se iba a tomar el tiempo de difundir una noticia aún mejor. Ellos se ocuparían de volver a convertir en una realidad de papel, tinta y tapa dura esa joya escrita tanto tiempo antes.
Estoy en Barcelona, disfrutando de los privilegios que a veces nos concede el oficio; por obra y gracia del trabajo, cumplo el sueño de muchos: conocer in situ la cocina de Libros del Zorro rojo, esa fábrica de maravillas de la que vengo disfrutando desde hace años. Allí, entre los anaqueles donde asoman Caza de conejos, de Mario Levrero, Crímenes ejemplares, de Max Aub, o Criaturas fantásticas, de Floortie Zwigtman -o tantos otros, ilustrados por Liniers, Sonia Pulido, Ludwig Volbeda, Scafatti-; entre esos anaqueles y junto a las computadoras donde nace tanto prodigio, Fernando me habla de las expectativas frente a la próxima Feria del Libro en Buenos Aires, de los últimos lanzamientos de la editorial -la delicadeza encantada de En el bosque, de Ana María Matute, convertido en miriorama por Elena Odriozola-; y me habla del gran logro, "nuestro mayor orgullo", el Orbis pictus. Lo tomo en mis manos. Lo estrictamente material de ciertos milagros; paso las hojas, y la voz, la pluma y el deseo de un hombre como de otro universo están ahí, hablándole al nuestro. Palabras en latín junto a su cuidadosa traducción a un castellano de hoy. Comenius, su esfuerzo por nombrar el mundo, nos hablan. Y se los escucha: el Orbis, que lleva agotadas dos ediciones, ya va por la tercera. Porque los siglos pasan, pero algunas cosas siempre quedan.