El servicio público en medio de la pandemia
La pandemia sacudió al mundo entero. De un momento a otro nos vimos encerrados en nuestras casas con un virus acechando afuera, del que todos los días se sabe algo nuevo. Ningún gobierno imaginaba encarar un 2020 de este modo. Pero las crisis suceden y las emergencias nunca avisan. El coronavirus está cambiando nuestra forma de relacionarnos, está cambiando hábitos y también poniendo a prueba y en valor a la política, que, cuando se ejerce con responsabilidad, humanismo y eficacia, puede mejorar situaciones adversas y en este caso salvar vidas.
En la ciudad de Buenos Aires, uno de los distritos más afectados por la cantidad de casos diarios positivos, hubo desde el primer día una política de salud instrumentada y de sinergia con los distintos equipos de trabajo, como seguridad, voluntariado y gestión de la ciudad.
Las decisiones que fue tomando el gobierno de la Ciudad hicieron que el aislamiento fuese ordenado y con respeto hacia los derechos individuales de cada ciudadano. Los funcionarios porteños saben que hoy tienen un desafío enorme y que el servicio público de quienes trabajamos en el Estado hoy es la principal bandera. A nivel nacional, sin embargo, como sostuvimos hace unos días desde la CC-ARI, preocupa que -pandemia mediante- se hayan enamorado de la discrecionalidad y del decreto como forma de gobierno. En la provincia de Buenos Aires se entiende la complejidad de un distrito tan grande, pero es evidente que hay más relato que gestión efectiva para combatir el virus. En la ciudad, en cambio, nunca usamos la pandemia para denostar la democracia o acallar las instituciones. En tiempos de pandemia es clave coordinar el área metropolitana de Buenos Aires con distintos distritos y con el Poder Ejecutivo Nacional. No son tiempos para sectarismos partidarios o políticos, sino que son tiempos de hacer y de hacer bien, porque se trata de la salud pública, de la salud de todos los ciudadanos. Y que todos cumplan su parte.
Desde la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y desde distintos lugares del Ejecutivo se asumió ese desafío, por ejemplo, con voluntariados. Los diputados y funcionarios somos servidores públicos y debemos hacernos cargo de políticas públicas efectivas.
En ese sentido, por ejemplo, el trabajo que venimos realizando funcionarios y diputados porteños con los hoteles auxiliares de salud sigue siendo una pieza clave para cumplir con el objetivo de aislar y prevenir en la ciudad de Buenos Aires. Estos 50 hoteles hicieron que no colapse el hospital público, dando atención a unas 20 mil personas en la ciudad. Es más, este modelo sanitario fue tomado también por muchas obras sociales privadas. Y en lo que a la política sanitaria del gobierno de la ciudad compete, estos centros de salud propiciaron y suministran una atención y seguimiento de los pacientes leves que de otra manera, de no ser por el aislamiento propuesto, hubieran propagado la tan temida circulación desmedida del coronavirus y el consecuente contagio generalizado.
Mientras los gobiernos y la sociedad en su conjunto luchan contra esta pandemia, también es momento de pensar en la salida: la pospandemia, que no es otra cosa que reconstruir la economía y el tejido social. He aquí el desafío que tenemos por delante con inminente apuro. Volver a la normalidad, habiendo hecho lo posible por preservar la vida.
Luego que culminen estos días de cuarentena dura de julio, que esperamos sean los últimos con tanta rigidez, debemos incorporar a nuestra cotidianeidad los protocolos necesarios para impedir que el Covid-19 nos domine. Como dijo hace poco Elisa Carrió en un mensaje dirigido a las autoridades nacionales: "No podemos vivir en estado de excepción permanente donde se violen las libertades individuales y los derechos humanos". Por eso, desde la CC-ARI estamos convencidos de que ahora, más que nunca, se trata de trabajar y convivir, restringiendo el contagio, cuidándonos y sin hacernos los distraídos. El virus vino para quedarse y hasta tanto no haya tratamiento y vacuna debemos controlarlo con cuidados personales y protocolos por rubro. Hay que volver paulatinamente, pero sin detenernos, al ritmo virtuoso del trabajo, la producción y la educación, y así finalmente resurgir como sociedad organizada, procurando reinsertarnos nuevamente en el camino de la recuperación y el desarrollo que necesitamos.
Diputado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires - CC-ARI / Vamos Juntos